lunes, 30 de mayo de 2011

Madrid, 18ª y 20ª de abono. Días de nada, vísperas de menos...

De la corrida del viernes voy a decir poco. Toros de Las Ramblas feos, zancudos, fuera de tipo, mansos y descastados. Mal rematados y sin ningún juego posible. Si el albaceteño Daniel Martinez sigue así la ganadería se nos va. Se pierde. Sucumbe. Alguien tiene que echarle una mano a Daniel. O eso o reorganiza sus ideas y busca lo que debe de encontrar . Ya es la segunda vez que le pasa esta temporada -la primera fue el día de San José en Valencia- y así esto va a pique. Los sobreros de José Vázquez (1º) y de José Luis Iniesta (4º) fueron nobles pero sin casta. Sosotes. Bien El Cid en su primero hasta que le dejó. Bien Fandi en el quinto -en su estilo-. Valiente y algo atropellado Zaldivar en su primero. No pasó nada más, créanme. Y de ganadería albaceteña a ganadería albaceteña y tiro porque me toca. Ayer domingo se lidió una corrida mansa y descastada a la par que fea de Samuel Flores. Sí, toros muy despampanantes, con mucha cara, sobrados de trapío y pitones pero sin nada dentro. Samuel lleva pegando petardos mucho tiempo. Ya casi no recuerdo cuándo fue la última vez que vi a un toro de esta ganadería embestir bien de verdad. La mansedumbre que últimamente atesora esta ganadería es directamente proporcional a su fama. De momento, para mí, tiene fama de mansa. El tercero fue el único que nos regaló algunas embestidas medio buenas. Y repito; algunas embestidas medio buenas porque lo que se dice buenas ni una. El sobrero de Los Chospes (5º) no tuvo ninguna clase. Ante tan lamentables enemigos, sobresalió las formas y el buen momento que atraviesa César Jimenez. Le veo mejor que nunca. Muy seguro y muy torero. Toreó bien a ese tercero pero mató horrorosamente mal, con un bajonazo imperdonable. Escuchó una merecida ovación a su labor con ese toro. Del resto de la corrida destaco el excelente tercio de banderillas de Ferrera en el quinto, vibrante y emotivo. Con el segundo se zafó en los terrenos del 5 y logró pegar algún muletazo de mérito. También mató muy mal. De Padilla no tengo nada que decir. Bueno sí, que asesinó a sus dos toros con dos bajonazos a traición. Entiendo que sea difícil matar a esos toros con esa anchura de pitones, pero por lo menos hay que disimularlo más y mejor. Y arriesgar algo, aunque sea un poco. Ya no quedan Miguelines ni Galanes que se encunen entre los pitones “a ver qué pasa”. Tampoco hay muchos que maten bien hoy en día. Aunque pensándolo mejor, las dos últimas corridas de a pié no hubieran necesitado de estoques afilados ni de matadores consumados. Con haber ido directamente al matadero habría sido suficiente y de paso nos habríamos ahorrado tiempo y algún que otro disgusto.

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