viernes, 20 de diciembre de 2013

Por mí y por todos mis compañeros...

Antes de comenzar, quiero aclarar una cosa: no soy periodista. Ni pretendo serlo. Respeto como el que más a todos y cada uno de los que dedican su vida al noble arte de informar. Sólo soy un aficionado inconformista y quisquilloso que tiene el honor de escribir en este digno portal taurino porque un día me lo pidió mi buen amigo Leo Cortijo, al cual le estaré eternamente agradecido. Mis opiniones son mías, y no responsabilizo de ellas a nadie. Por tanto, si hay que dar leña, ruego la den a mi persona, no al medio en el que escribo. Dicho esto, vamos a comenzar la faena por el lado izquierdo y en los medios, como los toreros puros y valientes. No me importa el vendaval que sopla esta tarde en la plaza. ¿Acaso lo dudaban? Como todos sabéis, el pasado jueves estallaba una bomba informativa en el ámbito taurino. Cinco de las llamadas “figuras” del toreo, a saber, Morante de la Puebla, El Juli, José Mari Manzanares, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante, publicaban un comunicado en el que decían que no iban a volver a torear en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla mientras que la empresa Pagés estuviera al frente de la plaza. El comunicado iba dirigido a los Maestrantes, dueños y propietarios del coso del Baratillo. Dichos toreros se mostraban molestos con las palabras de Eduardo Canorea unos días antes en el transcurso de una rueda de prensa el pasado 27 de noviembre en Sevilla, en la cual se les atacaba públicamente y se les hacía culpables de casi todos los males que sufre la Fiesta. A su vez, los toreros esgrimían otra causa por la que no estaban dispuestos a torear en Sevilla: quieren que se recupere la identidad de la plaza y que se respete a los toreros y sus representantes. Aunque a muchos les cueste creerlo, he de decir (y siempre lo he dicho), que respeto profundamente a los toreros. Desde el primero del escalafón al último. Todos se juegan la vida y el dinero que ganan por ello bien ganado está. Siempre les he considerado unos héroes. Quizá los héroes más grandes que pueda haber en la sociedad. Partiendo de esa base, esto no es óbice para no criticar ciertas actitudes de algunos toreros y en este caso concreto que me ocupa, algunas contradicciones y falsedades palpables en el comunicado de estos cinco diestros. A ver si me he enterado bien: ¿quieren que se recupere la identidad de la plaza de Sevilla? ¿Pero qué milonga es esa? ¿Precisamente ellos lo piden? ¿Precisamente estos cinco que son los toreros más consentidos por el público sevillano?¿Precisamente estos cinco que han triunfado en Sevilla en repetidas ocasiones y a los cuales se les ha perdonado todo? ¿Precisamente a estos cinco a los cuales se les ha pagado siempre religiosamente lo que han pedido en Sevilla? ¡Por favor! No me hagan reír. Admito que las formas de Canorea en la rueda de prensa no fueron las mejores. Estuvo altivo y un tanto despectivo y chulesco hacia los toreros y sus representantes. Pero por contra, sí estoy totalmente de acuerdo con el fondo de lo que dijo. El empresario sevillano puso al descubierto verdades como templos y no se cortó un pelo al decir que estos cinco toreros no quieren rebajarse ni un céntimo sus honorarios a pesar de la imperante crisis económica y de afición que sufre la Fiesta de los toros en la actualidad. Parece ser que algunos de ellos, en concreto Morante, Juli y Manzanares no se han enterado aún, por ejemplo, de que el domingo de Resurrección de este año en Sevilla y en cuyo cartel figuraban los tres, hubo unas pérdidas de 96.000 euros. Esto como simple detalle. Pero claro, eso a ellos se la suda, con perdón. A ellos la supervivencia de la Fiesta y el aficionado les importa un pepino. Ahora que es el momento en el que, debido al mal momento por el que atraviesa la Fiesta, todo el mundo está luchando por la unificación y la concordia entre todos los estamentos taurinos, van ellos, pegan el puñetazo en la mesa y se desmarcan de todo el mundo creando una guerra tan estúpida como innecesaria. Amigo, lo que realmente les importa a estos es llenarse los bolsillos. Y digo esto para resaltar la falsedad del fondo del comunicado de los toreros. Entiendo que se hayan podido sentir ofendidos con el tono de Canorea en la rueda de prensa -del cual ya ha pedido perdón en un comunicado reciente-, pero eso no es motivo suficiente a mi entender para lanzar el órdago que han lanzado. ¿Pero quiénes se han creído que son, los dueños de la Fiesta? Lo único relevante que están haciendo ustedes es cargarse la autenticidad de la misma, imponiendo ganaderías y rehuyendo plazas importantes y compañeros emergentes, algo que nunca en la historia de la Tauromaquia ha sido tan escandaloso como lo está siendo ahora. A la Fiesta le vendría de perlas que estos estos cinco dejaran de mirarse tanto el ombligo. No lo duden: el meollo de toda la cuestión es un simple y llano tema económico. Por si fuera poco, estos cinco toreros han marginado al resto de compañeros del escalafón, los cuales son tanto o más válidos que ellos. Por si fuera poco, estos cinco toreros no llenan las plazas como se ha demostrado en repetidas ocasiones. Ni siquierea juntos en el mismo cartel. Osea que su tirón no es tan grande como se creen. El único que llena las plazas es José Tomás. Lo sabemos todos. Ellos también lo saben. Como no podría ser de otra forma, en cuanto se produjo el comunicado de los toreros, no tardaron en salir a la palestra los mismos periodistas pelotas de siempre a erigirse en defensores de la causa del desagravio. A esa prensa mamadora del movimiento de las figuras le ha faltado tiempo para poner a parir a Canorea excusándose en su repetida actitud dictatorial y al mismo tiempo culpar de todo este lío a los Maestrantes, auténticos responsables según ellos de que los números de Sevilla no estén saliendo. Para dichos imformadores ese 23% de la recaudación de la plaza que va a parar a las arcas de dichos Maestrantes es el detonante del mal sevillano. Y todo ello porque esos supuestos comunicadores no tienen el valor de desacreditar a sus amigos las "figuras", no sea que se vayan a enfadar con ellos y les quiten algún que otro privilegio. Una muestra más de que gran parte de la prensa taurina "oficial" de este país está atada de pies y manos en favor de unos cuantos toreros. De lo que quizá más de uno no se de cuenta es que a parte de su afinidad por estos toreros, la causa principal de sus desencuentros con el empresario esté basada en unas ideas políticas opuestas. Es más, el conflicto de alguno de estos periodistas con Canorea viene desde muy atrás, lo cual y junto a su amor fraterno por algunas figuras del toreo, le han animado a darle leña al mono de forma inmisericorde. El veto de esas cinco figuras a Sevilla puede que hasta incluso le hagan un bien importante a la Fiesta. Y es que es el momento oportuno para que el resto de empresarios taurinos importantes de este país, junto con los ganaderos, los demás toreros denostados por estos cinco y la afición taurina, nos unamos y le demos la misma medicina que han usado ellos con Sevilla. Ellos han vetado. Ahora, todos juntos deberíamos vetarles a ellos. Sólo así podríamos ver más a menudo en las ferias a toreros y ganaderías con los cuales se niegan a torear por sistema, no sabemos si por miedo o por qué. Créanme. Sería más barato confeccionar ferias y corridas y ello repercutiría inexorablemente en una importante reducción del precio de las entradas. Indudablemente todo sería mejor para todos. Todo es cuestión de unirse y proponérselo. Jamás en la historia de la Tauromaquia ha habido un grupo de figuras tan nefasto y contraproducente para la Fiesta como este. Jamás ha habido un grupo de figuras tan exigente como este. Y jamás ha habido un cabecilla tan manipulador e inconformista como el que tiene ese grupo. Un cabecilla que ha trasladado el rencor del fallido G10 a un G5 que se ha inventado para seguir fastidiando a empresarios, ganaderos, televisión y aficionados. Que si, que lo sé, que os jugais la vida, que aquí se muere de verdad, que no todo el mundo es capaz de ponerse delante de un toro, entre ellos yo. Todo eso lo sé. ¿Pero hasta cuándo habremos de soportar esta situación? Ni siquiera Joselito El Gallo, Juan Belmonte, Manolete, Dominguín u Ordóñez exigieron tanto en sus respectivas épocas, y de sobra es sabido que estos pidieron muchas cosas y cambiaron otras tantas. Este torero se inventó una cruzada contra todo el mundo hace unos años y no cesará hasta lograr lo que se ha propuesto. Y lo peor es que poco a poco lo está consiguiendo. Señor Canorea: le voy a dar un consejo. Puesto que los honorarios de estos cinco toreros en Sevilla podrían ascender a unos 400 millones de las antíguas pesetas, corra y pida de nuevo perdón a José Tomás. Una, dos, tres, cuatro y hasta mil veces si fuera necesario. Contrátele tres tardes al dinero que le pida -que no creo que sea más de 100 millones por tarde-. Págueselos. Haga cuanto él le pida. No contrate a los toreros del G5. Se va a ahorrar 100 millones de pesetas y va a vender todos los abonos habidos y por haber. Abra los carteles en cuanto a ganaderías y toreros. Va a ganar dinero. Hágame caso. Convenza a José Tomás. Por su bien. Aunque tenga que ir a buscarle andando al mismísimo Senegal... .

viernes, 6 de diciembre de 2013

Ruina...

Qué más quisiera yo! ¡Uy!, perdón, que estamos en directo. Nada, no hagan caso. Estaba pensando en voz alta. Estaba convirtiendo en realidad algunas de las utopías sobre el mundo del toro que golpean mi cabeza una vez sí y otra también. No soy tonto. Siempre serán utopías. Al lío que si no luego me dicen los lectores que soy un plasta y que me enrollo mucho. Por cierto, un breve apunte a mi último artículo en relación a la bajada en los honorarios de los toreros: lo realmente ideal sería que cobrasen a partes iguales según su poder de convocatoria y por consiguiente según los dineros que recauden en taquilla. ¡Ni en tus sueños!, dirán. ¡Estás loco!, pensareis. Ya os he dicho que fantaseo con las utopías del toreo. Así que no me lo tengáis en cuenta. Por favor. Ya sabéis cómo soy. Me gusta mojarme y no sólo en verano. En invierno también. Que el toreo hoy en día es ruina lo sabemos todos. Sí, ya lo sé. Soy un catastrofista. No tengo remedio. Pegarme si queréis. Algunos de mis mejores amigos “detractores”, aquellos que odian cada palabra que escribo o digo, me repiten una y otra vez que soy muy negativo y que con eso no ayudo a la Fiesta. Llevan razón en parte. Pero sólo en parte. También canto, y no por bulerías como el maestro Talavante, las hermosuras de esta nuestra Fiesta. Pero como me gusta decir la verdad y soy un tipo de naturaleza quisquillosa e inquieta, casi siempre al citar con la izquierda me sale un trapazo y el toro de la actualidad me atropella la muleta. Osea, que casi siempre digo cosas negativas. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa… Pero esas cosas también tienen derecho a ser contadas, ¿no crees? ¿Acaso no te gusta saber la verdad de todo lo que te rodea? A mí sí. Mi compromiso con la verdad es mi mayor defecto. O mi mayor virtud, quien sabe. Lo último clama al cielo. De sobra es sabido que hoy en día, con el panorama crítico que vive la Fiesta, muy pocos toreros y ganaderos viven realmente de esto. Me atrevería a decir que los únicos que ganan dinero de verdad y a los que le sale rentable esta profesión es a los diez primeros toreros del escalafón –y me paso en unos cuantos- y a cuatro o cinco ganaderos. Los demás, tanto de un bando como de otro, ruina. Los demás, tanto de un bando como de otro, en coma inducido. Pues bien, y ahí va lo gordo. Presuntamente, algunos de esos toreros que ganan mucho dinero resulta que deben a sus subalternos más de la mitad de la temporada. Algunos de ellos no perdonan y se van y otros hacen de tripas corazón y se mantienen fieles a sus matadores a pesar de la deuda que su jefe de filas tiene con ellos. Evidentemente no voy a dar nombres porque no los sé con certeza. Allá cada cual con sus conclusiones. Así está esto. Y si algunos de los toreros que ganan dinero no liquidan el cien por cien de los honorarios de sus subalternos, imaginaros lo que pasa con los matadores que torean poco o casi nada. Misión imposible. Hambre y miseria, como dicen en mi pueblo. Esto sí que me parece lamentable, y a pesar de ello no se dice ni una palabra al respecto. Eso sí, hay que reunirse mil veces para que prensa y aficionados vean que intentamos llegar a un acuerdo que paradójicamente no existe y es difícil que se produzca. Miren, yo soy un poco corto de entendederas. Sobre todo en temas legales. Que si convenio para acá, que si convenio para allá, que si el matador debe ser el que pague la Seguridad Social a sus peones, que si debe ser el empresario, que si hay una Asociación de empresarios veteranos por aquí, que si (¡oh sorpresa!) hay otra Asociación de jóvenes empresarios por allá… Como diría mi abuelo: “Nene, como te pases de darle con la maza al ajo lo vas a dejar aguarchao y no va a estar bueno” . Pues eso: que lo único que hacen es marear la perdiz y llegar a pocos puntos en común. La auténtica realidad es que en este espectáculo el dinero brilla por su ausencia y que en los últimos diez años el número de espectáculos taurinos ha decrecido en torno a 1250 festejos mayores. Eso sí que son verdades palpables. Como lo es que en 2014 vamos a seguir cayendo en picado hasta que, o bien esto explote de una vez por todas o se recupere definitivamente, lo cual y según los expertos de las Asociaciones de mandamases del Toreo ocurrirá en 2017. Sinceramente dudo que dentro cuatro años esto siga en pie. Esperemos que sea cierto lo que dicen y que a partir de 2015 comience la ascensión. Por lo pronto, el número de festejos en los dos últimos años ha descendido un 12,79%. La previsión de cara al ejercicio próximo será de un descenso del 6%. A todo esto, la culpa, según los empresarios, la tiene el PIB (Producto Interior Bruto), el cual cuando sube, el número de espectáculos crece en paralelo y cuando baja también decrece en paralelo. Pero eso ya no lo voy a explicar porque me pondríais a parir. Le preguntaré de todas formas a mi abuelo si aquí se puede meter la maza también como en el caso del ajo y cuanto tiempo hay que darle vueltas al PIB para dejarlo fino y comprenderlo. Me temo que al final la culpa de todo va a ser de la maza y no del brazo que la maneja…

sábado, 23 de noviembre de 2013

Bájense los pantalones...



Como todos sabéis, hace unos días la Tauromaquia ha sido declarada Patrimonio Cultural de España. Supuestamente a partir de ahora nada ni nadie podrá boicotear nuestra Fiesta Nacional. Hasta ahí todo muy bonito. Aquella Iniciativa Legislativa Popular que la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña emprendió a finales de 2010 tras la prohibición de la celebración de espectáculos taurinos en su tierra ha surtido efecto. Mi enhorabuena desde aquí a aquellos hombres y mujeres valientes que se atrevieron a dar tan arriesgado paso. Todo lo que se consiga a favor de la Fiesta es positivo, aunque hay que mirar ciertas cosas con lupa. Me explico. Esta declaración va a ayudar a proteger y promocionar la Tauromaquia. Pero cuidado. Esto no va a devolver los toros a Cataluña porque la ley no tiene carácter retroactivo. Tan sólo el Tribunal Constitucional podrá permitir con su resolución prevista para los primeros meses del año que viene, el  que los toros vuelvan a Cataluña. Como digo, todo esto está muy bien y es positivo para la Fiesta, aunque, manda narices que esto se haya hecho después de varios siglos de existencia de la Fiesta de los Toros en España. La Tauromaquia lleva siendo cultura en nuestro país un porrón de años y ha tenido que ser el ataque inoportuno de un sector de la sociedad para que nos  hayamos puesto las pilas consiguiendo oficializar nuestra Fiesta como algo eminentemente cultural. Lo que viene siendo el acomodo de la gente –en muchos casos rancia- del toro, los cuales no mueven un dedo ni queriendo. Pero bueno, como digo, todo lo que sea a favor de los toros bienvenido sea, aunque la solución a todos sus males esté lejos de los Tribunales. El saneamiento de la Fiesta debe hacerse desde abajo. Desde los cimientos. La organización de espectáculos taurinos son hoy en día una bomba de relojería que a más de uno le ha estallado en las manos. Y es que es muy difícil dar toros. ¿La culpa? ¡Buf! Si yo les contara… Es una realidad palpable que la subida del I.V.A. está haciendo mucho daño. Es claro y notorio que la Seguridad Social también está minando las arcas de todos los sectores de la Fiesta. No es menos cierto también que la crisis del sistema económico ha hecho que la gente no pueda ni quiera gastarse un dineral en un espectáculo muchas veces adulterado y carente de emoción. Hasta ahí todo correcto. Pero también es cierto que no todos han pagado el pato. Te explico. La crisis taurina que vivimos hoy día es consecuencia de muchos factores. Mal momento económico general, subida del I.V.A., Seguridad Social, falta de promoción de la Fiesta, falta de afición en la gente y sobre todo en las nuevas generaciones, espectáculos descafeinados, toros sin emoción… Así podría estar todo el día. Evidentemente, la solución a estos problemas está en revertir esas situaciones. No es fácil. Lo sé. Pero lo que no se puede consentir es que siempre paguen el pato los mismos. Los ganaderos tienen los toros más baratos que nunca. Menos tres o cuatro, están perdiendo dinero. A los toreros a partir del décimo puesto del escalafón para abajo les cuesta dinero torear. Los empresarios no tienen nada más que pérdidas…Y mientras tanto las ocho o diez figuras del toreo no rebajan sus honorarios ni un céntimo. Ahí está la injusticia y una de las claves: los honorarios de las figuras. Parece mentira que no se den cuenta de la situación y no readapten sus dineros al momento por el que atraviesa la Fiesta. Siempre he creído que todo el dinero que gana un torero es poco para lo que hace. Se juegan la vida y eso no tiene precio. Pero la realidad está ahí y hay que saber verla. No es coherente que el toro, factor principal sobre el que gira este espectáculo, esté devaluado y a unos precios irrisorios y que ocho o diez toreros se estén llevando más dinero que nunca. Ahí es donde ellos deberían tener sensibilidad. Y no la tienen. Es más. Algunos se están aprovechando cada vez más de su indudable estatus de popularidad para exigir más dinero que nunca. Basta ya de pamplinas. Los taurinos siempre han mirado al futuro a corto plazo. A llenarse los bolsillos ahora. Y a los demás que les den. Nadie mira más allá. Nadie intuye que como esto no cambie, dentro de quince o veinte años no vamos a poder ir a los toros porque no va a ver guapo que organice un espectáculo. Conciencia señores. Conciencia. Bájense los honorarios. Y si hace falta, los pantalones. Sean sensibles. Sean honestos. No sean sinvergüenzas. Háganlo por mantener esta cultura. Si ha bajado el actor principal de este tinglado, bajen ustedes que son los actores secundarios de la película. No sean egoístas. El aficionado, el público, el toro lo agradecerá. Háganlo y nadie les podrá señalar nunca con el dedo. Háganlo y sus conciencias, si es que la tienen, estarán tranquilas de por vida. Háganlo y podrán dormir tranquilos sin sentirse parte responsable de la decadencia irremediable de la Fiesta. Conciencia señores. Conciencia. Si es que la tienen…

jueves, 7 de noviembre de 2013

"Supermanes" mexicanos...



Pocos personajes fantásticos me han atraído tanto como Superman desde mi más tierna infancia. “¡Hala! ¡Menudo panoli!”, estaréis pensando. Pues sí. Es cierto. Recuerdo aquellas noches de invierno de los primeros años noventa, juntos en familia y al calor de un buen brasero de ascuas de estufa de leña. Aquel calor que se quedaba retenido durante un buen rato bajo las faldas de una mesa de las de antes. Porque en esos años ya lejanos casi nadie gozaba del privilegio de una buena calefacción de gasoil. Y en la pantalla el inigualable Christopher Reeve. ¡Cómo olvidarlo! ¡Cómo no acordarse de aquel gran actor, el Superman auténtico! El inimitable. Aquel que increíblemente podía volar con la única ayuda de su capa y sus poderes infinitos. Pero ese mito con el que tanto me ilusioné terminó un día y ya nada fue igual.  Me quedé vacío de héroes. Ni que decir tiene que los nuevos supermanes que han llegado en los últimos años a las pantallas no le llegan al original ni a la suela del zapato. Evidentemente es mi opinión. Sólo eso. Soy consciente de que el que tiene opinión tiene enemigos -aunque sean cibernéticos- , y yo no voy a ser menos. Pero con toda la alegría de mi corazón, he de decirte amigo que ese vacío que me dejó el ídolo americano se ha visto reemplazado  en los últimos tiempos por otro tan grande o más que el primero: el toro mejicano. Ese toro tan justo de presencia, tan anovilladito, tan dócil, tan colaborador, tan descastado… Ese toro que embiste tan lento, tan lento, tan lento, que aburre de manera infinita. Ese toro, el mejicano, que procede en un 95% de Saltillo pero que poco o nada tiene que ver con el auténtico animal que ese encaste tan mítico regaló a las páginas más gloriosas del toreo.  Lo que se ha podido ver durante estos días en algunas plazas del país mejicano es de juzgado de guardia. Y como no, con toreros españoles de por medio. Y es que los animales que hemos visto lidiar en plazas como Huamantla, Pachuca o Juriquilla han sido totalmente indignos para una Fiesta  que presume de contar con héroes en ella. La capital, Méjico, no se queda atrás, como tampoco lo hace San Luis Potosí o el mismo Aguascalientes. Muchos estaréis pensando que ese tipo de toro al que estoy atacando le pegó el otro día una cornada a Juan José Trujillo o casi le arranca la cabeza al torero mejicano  Juan Luis Silis en Pachuca. Cierto. Y reconozco que cualquier toro, por chico que sea te puede matar en un segundo. Nunca lo he negado. Pero al menos ese animal debe ser digno. Debe dar miedo. Debe hacernos pensar que cualquiera no es capaz de ponerse delante de él. Debe ser armónico y estar bien presentado. Y lo que es más importante: debe ser encastado, no un pobre animal bobo y tontorrón que no transmite ningún peligro. Creo que me he explicado bien. El encaste Saltillo, a pesar de estar muy aguado en Méjico, es un gran encaste. De los más importantes por trayectoria e historia de todos los tiempos. No lo critico. Al igual que no critico a otros con los que sería más fácil meterse. Ni critico tampoco a las ganaderías. Yo critico los dedos  que mueven esos hilos. Las manos que mecen esa cuna y que moldean los encastes a su antojo, convirtiendo lo que un día fue bravura en nobleza y toreabilidad.  Por lo tanto, la culpa es única y exclusivamente de los ganaderos por hacerlo y por hacer caso en muchas ocasiones de los toreros  que les aconsejan.  Y es que el picante no gusta. Ni en la comida ni por supuesto en los toros. Como digo, lo de Méjico es para echarse al río. Para mear y no echar gota. No me sorprende que todos esos charcos estén los de siempre, es decir, Juli, Morante, Talavante, incluso Silveti. Lo que me llama la atención es que esté Iván Fandiño. Y ahí sí que suenan todas mis alarmas. A pesar de ello y de que algunos empresarios y toreros lleven años convirtiendo la temporada mejicana en una verbena festiva donde todo vale y lo principal es pasarlo bien y cortar muchas orejas, hay que reconocer que al menos un sector de la afición mejicana no es tonta.  Y si no que le pregunten a Enrique Ponce por lo del año pasado con el ganado en Querétaro. Todavía no se lo han perdonado, y eso que Enrique es allí un Dios como en su día lo fueron Manolete, Camino o el propio Niño de la Capea.  Esta gente tan festiva se puede enfadar y prueba de ello fueron las protestas del domingo pasado a varios toros de Hamdan en la monumental de Méjico con Morante en el cartel. Todo esto me fastidia por Fandiño, para mí uno de los toreros que más se están haciendo respetar en España pero que al parecer los aires mejicanos están trastocando un poco. No caigamos en eso por favor. Algunas ferias mejicanas deberían cambiar la nomenclatura de sus festejos y en vez de anunciarse como corridas de toros  hacerlo como capeas o tentaderos. Los animales cumplen perfectamente para ese propósito –en muchos casos no se sabe si el toro tiene dos, tres o cuatro años-, y trajes de corto siempre llevan alguno en la maleta los toreros. Así que divirtámonos todos. Ya no vale eso de que el toro mejicano es que es así. No es cierto. Ese toro es como han querido hacerlo los ganaderos allende los mares. Y punto. Menos mal que aún subsiste la seriedad de Guadalajara. Lo que no sabemos es por cuánto tiempo. Quién sabe. A lo mejor algún día elevo  la vista al cielo y vuelvo a ver a Superman con su resplandeciente capa roja. Un Superman  con forma de toro. Mejicano, por supuesto…

martes, 22 de octubre de 2013

Un cuento chino...

A ver cómo te explico esto amigo. He pensado hacerlo en modo cuento para niños, no con la intención de infravalorarte ni menospreciar tu capacidad de entendimiento, Dios me libre. Decido hacerlo así porque lo que he de contarte es más propio de un cuento fantástico que de la realidad taurina que nos rodea, -inexistente por cierto-. Me santiguo. Que Dios reparta suerte. Vamos allá...
Erase una vez un grupo de toreros que estaban en desacuerdo con todos los taurinos y con todo lo que rodeaba al mundo del toro. Ellos, tan amigos todos y comandados por una cabeza bien visible que en ese momento -y ahora también- se creía el dueño de esta Fiesta, decidieron crear un grupo unido (jamás será vencido), al que tuvieron por gusto llamarle el G10. Durante el invierno de 2011 prepararon su estrategia de cara a la temporada del año siguiente. Todo iba a salir a la perfección. Entre otras cosas, -algunas positivas-, reivindicaban su derecho a negociar el destino de los dineros provenientes de su imagen en televisión. Con una agencia deportiva de asesoramiento integral en derechos de marketing, se montó todo un entramado para conseguir su fin tan ansiado. Pero aquello fracasó. Y lo hizo estrepitosamente. Varios de aquellos toreros se quedaron fuera de muchas ferias de relevancia (Valencia, Sevilla y Madrid) y de otros las empresas directamente pasaron olímpicamente. Todo por defender su postura. La mayoría de ellos, viendo la estocada en todo lo alto que se les venía encima decidieron abandonar el barco. Poco a poco. Con temple. Uno a uno. Sólo quedó el cerebro de la operación. Pero no se rindió. Su casta torera se lo impedía. Como en una película de suspense, fue tramando poco a poco un plan que vengara el fracaso de su proyecto anterior y puso su punto de mira en los taurinos que a parte de ser apoderados son también empresarios. Ellos tenían la culpa de todo y había que aniquilarlos. Así, la cabeza pensante fue invitando cortésmente uno a uno a aquellos amigos del antiguo grupo especial que no tenían apoderado independiente para que en un breve espacio de tiempo lo tuvieran. La unión haría “su” fuerza. Y los resultados no se han hecho esperar. Pero esto no es todo amigo. Ese grupo de toreros independientes pretende ir más allá. Precisamente con la escusa de su independencia y de su “tirón” en la taquilla -tirón relativo por cierto- quieren imponer una serie de cosas que hagan de la Tauromaquia su cortijo particular. Según mis informaciones, este grupo pretende oficializar la etiqueta “el toro debajo del brazo” en una serie de carteles mano a mano donde ellos van a actuar. Se de buena tinta que esto ya se hace en muchas corridas donde torean las figuras, pero al menos hasta este momento se hacía semi bajo manga. Ahora se quiere hacer “legalmente” y a la vista de todos. Vamos que poco menos que quieren llevar un carro enganchado a la furgoneta con los toros que van a lidiar determinadas tardes si no todas. Se pretende por otra parte también una modificación del reglamento taurino que permita que un torero novel de su predilección abra cartel. Eso de matar primero y cuarto no le gusta a más de uno y otros que por antigüedad ya se acercan a ello quieren allanarse el camino por si las moscas. Con el precedente reciente del lío por la apertura de cartel del festival de Sevilla del 12 de octubre pasado sinceramente no creo que los aficionados permitan tal capricho. A lo mejor los políticos sí. Pero los buenos cuentos tienen intriga y este lo tiene. Tápate con la sábana hasta la cabeza que aquí viene el terror de verdad: se quiere quitar la primera fila de las tablas del callejón de Las Ventas para que el toro parezca más grande y en consecuencia bajar así el trapío del toro de Madrid. No se si te lo he explicado bien. Vamos, que se quiere bajar a toda costa el volumen y la seriedad del toro y disimularlo con la eliminación de la primera fila de tablas del callejón. ¿Qué te parece? Inquietante ¿no? Pero el escarnio no termina ahí. Supuestamente se quiere borrar del mapa al periodista taurino de Canal Plus Manuel Molés por culpa de sus comentarios “hirientes” y poco propicios hacía algunos toreros de la cumbre y sustituirlo por uno del gusto y predilección de los que “llenan” las plazas y mandan en esto. Al parecer, el año pasado dos toreros importantes fueron a Canal Plus a pedir su cabeza y eso que dicho periodista nunca ha sido duro en sus valoraciones con las supuestas figuras del toreo. Creerme si os digo que aún hay algunos comunicadores y colaboradores mucho más condescendientes que el señor Molés. Todos los cuentos tienen un final y este no sabemos cómo acabará. Lo mismo hasta incluso acaban todos juntos siendo felices y comiendo perdices. Chicha para el banquete la hay y mucha. Reconozco que más que un cuento esto parece un chiste. O un cuento para no dormir. Incluso un cuento chino...

miércoles, 9 de octubre de 2013

Otoño 2013. Poco casi nada... Y un servidor "a pies juntos".

Suena el clarín. El cerrojo chirría. Se abre la puerta de cuadrillas. Piso la arena. Estoy nervioso sí. Lo admito. Tras el tercio de banderillas, mi amigo y paisano Leo Cortijo me espera en la raya del tercio para darme la alternativa en su particular plaza de toros Porelpitónderecho.com. La responsabilidad es máxima. Mi compromiso con la verdad también. Espero no faltarle nunca ni a uno ni a otro. Inauguro así hoy mi sección "A pies juntos" en este admirable portal taurino independiente comandado por mi paisano Leo. Gracias de todo corazón por confiar en este humilde aficionado. Y con tal motivo, me pongo mi vestido blanco y oro de aguja para hablar de lo más reciente y sonado en el ambito taurino: la Feria de Otoño de Madrid 2013. Para qué engañarnos. La Feria ha resultado decepcionante en líneas generales. Si ponemos en una balanza lo bueno y lo malo que ha sucedido estos días en Madrid, el lado negativo gana al positivo. Sí. Llámenme catastrofista. En cierto modo lo soy. Pero al pan pan y al vino vino. La Feria comenzó con una novillada bien presentada pero muy desigual de juego de El Ventorrillo que resultó ser decepcionante. Hubo poca raza y fuerza en general y en ella destacaron dos novillos por encima del resto: el cuarto que tuvo calidad y con el que Javier Jiménez estuvo por debajo y un sexto muy exigente con el que Juan Ortega estuvo digno.El novillero restante, Diego Fernández, que sustituía al herido Sergio Felipe, sorprendió por su temple y torería. Pero con eso no basta. El camino es mucho más largo que el simple echo de parase y componer la figura. En los tendidos hubo algo más de media plaza. Al día siguiente, con casi lleno, se lidió la esperada primera comparecencia de Iván Fandiño en Madrid. Todos los focos estaban posados en él y al fina la gente salió hablando de El Cid. La corrida de Victoriano del Río y Toros de Cortés, muy bien presentada, tuvo sólo dos toros con opciones: el tercero al que Fandiño le cortó una oreja a mi juicio merecida pero no de peso y el excelente cuarto, de nombre Verbenero que si bien es cierto que no fue bravo en el caballo sí que derrochó casta y calidad en la muleta de El Cid. El torero de Salteras compuso una extraordinaria sinfonía con el capote y al natural. Con la mano derecha me gustó menos puesto que en ocasiones escondió la pierna de salida al ligar los muletazos. El Cid estuvo sesnacional pero lejos del mejor Cid de hace ocho o diez años. Discrepo de los que dijeron que había vuelto aquel torero porque sencillamente no es cierto. Aquel toreaba con media muleta por el suelo y con un muletazo infinito, enganchado allí adelante y llevado muy detrás a la cadera. El Cid del pasado viernes compuso más que toreó, cuando con ese animal podía haber reventado el toreo. Como siempre en estas ocasiones, Manuel Jesús pinchó hasta hartarse y lo que podía haber sido dos orejas entre la locura y el clamor del público, se quedó en una vuelta al ruedo. Fandiño le cortó una oreja al manejable tercero y no tuvo opciones con el que hizo quinto. El toricantano Sebastián Ritter se estrelló con un lote infumable que sólo le permitió demostrar una vez más sus ganas y su enorme valor. Habrá que seguir atentos a él porque sencillamente no es uno más. De la corrida de El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto (con tres cuartos del aforo lleno) hay poco que decir. Descastada y sin nada dentro con dos toros (2º y 4ª) complicados y con peligro sordo. Alberto Aguilar estuvo muy digno en cuanto a colocación y pureza y por encima de los tres toros que hubo de estoquear. Resaltable fue su actuación con el peligroso cuarto al que le tragó lo que no está escrito. Adame dio la cara y estuvo bien con el complicado segundo, al que llegó a sacar algún muletazo de mérito antes de ser cogido y metido para adentro con una fractura de peroné. Jiménez Fortes pasó sin pena ni gloria, llegando a aburrir a la gente por extender demasiado sus dos faenas. Cierto es que su lote no dio muchas opciones, pero cierto es también que no supo ver antes el buen pitón derecho de su primer toro. Un amigo me dijo al día siguiente que esta corrida en otra plaza se habría ido con varias orejas cortadas al desolladero. Puede ser. Pero el nivel de exigencia de Madrid es el más alto y ahí no vale el borrego noble y soso que sí vale en otras plazas de primera y segunda categoría. En Madrid, para que aquello emocione y prenda en el público, el toro se tiene que mover con casta, ya sea buena o mala. Si no ni caso. Bendita exigencia digo yo. Y la Feria concluyó con la esperadísima corrida de Adolfo Martín del domingo y la segunda comparecencia de Iván Fandiño. Por la mañana, en una conversación con Adolfo padre e hijo, ambos apostaban por "Escribiente" y "Baratero" (1º y 2º de la tarde). Pues ni por esas. Con un lleno rebosante en los tendidos, la corrida estuvo bien presentada pero resultó muy mansa y descastada y tan sólo el cuarto resultó noble pero también mansito. El mismo Adolfo hijo me lo reconoció al termino de la corrida con un gesto mitad tristeza mitad resignación. Y es que sólo le había gustado ese cuarto pero a medias y sin terminar de convencerle. Me agradó la sinceridad y el inconformismo del ganadero. Con ese toro cuarto, de nombre "Madroñito", Ferrera tejió una faena templada y verdadera, torera y desmayada. Obtuvo los muletazos de más mérito de la tarde poniendo a todo el mundo de acuerdo. Mató de pinchazo y estocada y a sus manos fue una oreja pedida mayoritariamente por el público pero que debió quedarse en fuerte ovación o como mucho en vuelta al ruedo. Javier Castaño no tuvo suerte con su lote pero aún así le vi desdibujado y por debajo de sus oponentes. Falto de energías. Cansado. Fandiño, el gran protagonista a priori de la Feria de Otoño 2013, se estrelló con dos toros de nulas opciones y poco pudo hacer. Lo mejor del día sin duda fue compartirlo con la Asociacion El Toro de Albacete y con amigos como Alejandro Martínez, Vicente Casañ, Antonio Barbero y los propios Adolfo Martín padre e hijo. Un placer haber disfrutado de un día de toros en Madrid en vuestra compañía. Con gente como vosotros uno no para de aprender. Y así concluyó el ciclo otoñal de este año, una Feria que prometía mucho y que al final se quedó en poco casi nada...

miércoles, 2 de octubre de 2013

El Otoño de Fandiño...




Ayer miércoles día 1 de octubre tuve la suerte de presenciar en la finca Cantinuevo de Fuentelencina (Guadalajara), la rueda de prensa y presentación oficial del spot que Iván Fandiño ha grabado para promocionar sus dos tardes en la Feria de Otoño de Madrid 2013. Fue un acto bonito y verdadero, como el toreo de Iván. Por si fuera poco, y antes de dicha rueda de prensa, el torero vasco-manchego mató dos toros a puerta cerrada como preparación a su doble compromiso en la capital de España. Un suceso por otra parte que no se repetía desde que Antoñete se anunciara dos tardes también en Madrid en el otoño de 1985. Todo un gesto de los que desgraciadamente carece el toreo en los tiempos actuales y que sólo toreros con el arrojo de Iván son capaces de hacer. Porque de lo que otros rehuyen, él lo afronta y hasta por partida doble. Si no quieres caldo toma dos tazas. Como decía, Iván mató dos toros a puerta cerrada, cada uno de una de las dos ganaderías que va a estoquear los próximos 4 y 6 de octubre en Madrid: Victoriano del Río y Adolfo Martín. (Por cierto, este último fue sensacional, sobre todo por el pitón izquierdo). Casualmente, ayer por la mañana estaba de paso por Guadalajara por temas laborales y, sabiendo lo que iba a suceder en Cantinuevo, me acerqué hasta allí con la curiosidad y el temor del que no las tiene todas consigo. No soy periodista. Tan sólo tengo un humilde blog de aficionado, más de opinión que de información. El acto de ayer en Cantinuevo estaba destinado a la prensa taurina pero tuve la enorme suerte de encontrarme nada más llegar con Rubén y Marisa (encargados de la sección de comunicación de Iván Fandiño) que no sólo me permitieron estar en el acto sino que encima me trataron de auténtico lujo. Millones de gracias de nuevo a los dos por permitirme vivir algo tan extraordinario. Iván es el torero de mi predilección en estos tiempos de mentiras e impurezas precisamente porque no cae en estas dos cualidades tan de moda en el toro hoy en día. Así que para mí lo de ayer fue un sueño. Todos los días no se tiene la suerte de ver a una verdadera figura del toreo tan de cerca, y mucho menos verle matar dos toros a puerta cerrada como parte de su preparación y entrenamiento. Por lo demás, el acto fue muy bonito. La finca Cantinuevo, de don Antonio González, era el marco perfecto para tal acto. Una amplia extensión llena de toros y caballos con una plaza de tientas cubierta bonita, coqueta y distinta. Allí se dieron cita periodistas taurinos de la talla de Íñigo Crespo, Lucas Perez, Sixto Naranjo o José Miguel Martín de Blas y ganaderos como Adolfo Martín y el propio Antonio González. Con Adolfo tuve la suerte de intercambiar unas palabras. Le ví muy responsabilizado y totalmente convencido de que la corrida del domingo va a embestir y va a proporcionar el éxito a los toreros. Tras estoquear Iván a los dos toros, se presentó el vídeo promocional  "El otoño de Fandiño" (un vídeo muy significativo de lo que ha sido la lucha de Iván hasta el día de hoy) y tras la proyección del mismo el torero contestó a las preguntas de los periodistas allí congregados. Un aperitivo regado con buen vino puso colofón a una mañana muy entretenida y bonita. Como digo, un privilegio para mí haber presenciado un acto tan significativo en el mundo del toro. Ahora sólo falta que Iván tenga suerte tanto el viernes como el domingo próximo y pegue definitivamente ese puñetazo en la mesa que todos estamos esperando. La puerta grande de Madrid se debe abrir de una vez por todas y estoy seguro de que este otoño Iván la va a tirar de una patada. Ojalá haya suerte y que así sea. Se lo merece. Por si acaso estaré el domingo en Las Ventas con un grupo de amigos para presenciar lo que puede ser una tarde memorable, siempre y cuando los toros lo permitan. Y es que los fandiñistas no nos podemos perder algo así. Gracias de nuevo a Rubén y Marisa desde este humilde blog por permitirme vivir algo tan especial. Gracias a Nestor por ser tan amable y cordial conmigo. Gracias a Iván por ser como es. Eres muy grande, pero tu gente lo es tanto o más...

viernes, 20 de septiembre de 2013

Feria de Albacete 2013: una afición en caída libre. Triunfalismo y torerismo en grado máximo...

No voy a hacer una crónica al uso. Casi no voy a hablar de toros ni de toreros. Casi no voy a hablar de las actuaciones tanto de unos como de otros durante la recién terminada feria taurina de Albacete. Para ello hay críticos y cronistas mucho mejores que yo que han seguido la feria día a día y que han reflejado lo acontecido en la "chata"  tarde tras tarde. Eso sí, unos con más realismo y otros con menos. Este año, por suerte o por desgracia, he podido ver pocas corridas de la feria. He estado en alguna de ellas, otras las he visto por televisión y el resto las he seguido por medio de radio, vídeos y resúmenes de los festejos colgados en los distintos portales de internet. Aun así tengo mi opinión clara y concisa de lo que allí ha pasado. Ya dije en su día que la feria me gustaba en cuanto a presencia de toreros. Había variedad, estaban los que se lo habían ganado en distintas plazas como Madrid y Sevilla principalmente (aunque no todos) y me faltaban Juan del Álamo y Jiménez Fortes, uno por su gran temporada y otro por su gran actuación en la plaza de Albacete en la feria 2012, una actuación muy importante que casi nadie supo ver en su momento. No me sorprende que el público de Albacete no supiera verlo (tal y como está el nivel de entendimiento taurino y exigencia es normal que no lo vieran), lo que me preocupó es que la empresa, con varios matadores de toros en ella, tampoco se dieran cuenta de lo que hizo aquella tarde el valiente torero malagueño.Hasta ahí creo recordar que le daba un ocho sobre diez a la feria. También dije que en cuanto a ganaderías les daba un aprobado raspado ya que me faltaba una corrida torista y me sobraban otras que no debían estar y que estaban más por paisanaje que por otra cosa. Pues bien, una vez visto el ganado que ha saltado a la feria este año, he de decir que este ha estado bien presentado, a excepción de los tres primeros toros de la corrida de Victoriano del Rio y otros tres toros de la de Daniel Ruiz del día 17 (que sustituyó a la rechazada de Las Ramblas) que fueron indignos para una plaza como la de Albacete y alguno de ellos hasta incluso sospechosos de pitones. La casta y el comportamiento de los animales ya ha sido otro cantar. Si me tengo que quedar con algo me quedo con la novillada de Pedrés. Por presencia, hechuras y comportamiento. Una pedazo de novillada muy brava y encastada en líneas generales que superó a los tres novilleros y que hizo que estos pasaran un mal rato. Hasta cierto punto puede ser entendible en tres chavales que tienen un corto bagaje como profesionales. Del resto créanme que hay poco que decir. Un sobrero bueno de Alcurrucén que hizo 5º bis el día 8, dos buenos toros de Daniel Ruiz el día 10 (5º y 6º, "Morisqueto" y "Pescadero" respectivamente) y poco más. Muchos nobles y manejables sí, como otros de Daniel Ruiz el día 10 , Jandilla o Puerto de San Lorenzo pero con sólo eso: nobleza. Nada de casta ni de bravura. Las decepciones más grandes vinieron de parte de las corridas de Samuel Flores, Alcurrucén, Victoriano del Río, Daniel Ruiz (el día 17) y la novillada de los Lozano. En cuanto a los toreros, me gustaron las actuaciones de Rubén Pinar (que se jugó la vida con su primer toro de Samuel Flores), Sergio Serrano (con mucho poso y firmeza en la misma corrida de Samuel), Aguilar y Fandiño, que aunque no contentaron al respetable sí dejaron la huella de su toreo puro y verdadero de pierna adelantada y suerte cargada, Castaño con el 4º de Samuel, con el que anduvo muy templado y decidido y Castella con el 6º de la de Daniel Ruiz el día 17 donde al menos expuso y se la jugó con un animal que soltaba mucho la cara y era cuanto menos incierto y los novilleros Sergio Felipe y Martín Escudero, que demostraron valor y un concepto del toreo puro y verdadero tan poco común hoy en día entre los chavales que quieren ser toreros. En cuanto a El Juli y Perera no voy a ser yo el que les quite el mérito de sus triunfos rotundos. Tanto uno como otro han entusiasmado al público de Albacete. Han cortado un montón de orejas y han posibilitado vueltas al ruedo e indultos inmerecidos a sendos toros de Daniel Ruiz. Pero todo eso con el toreo moderno, ese que esconde la pierna y en el que no se carga la suerte. Perera es un torero que siempre me ha gustado. Creo que es el torero con más valor del escalafón. Se queda más quieto que nadie, pero tiene un defecto: esconde mucho la pierna de salida y como digo, no carga la suerte. Si hiciera estas dos cosas, que las puede hacer si quiere porque valor le sobra, nadie podría toserle. Tanto El Juli como Perera han completado una buena feria para el público en general. Para el aficionado de verdad no tanto. Y es que ese público de Albacete ha sido la mayor decepción de todo el ciclo taurino. Un público triunfalista y conformista que ha regalado orejas, vueltas al ruedo e indultos sin justificación aparente. Un público cuyo nivel de exigencia se encuentra en caída libre desde hace algunos años y que a este paso se pondrá muy pronto al nivel de plazas de tercera categoría. Un buen aficionado y amigo, hace unos días, se lamentaba de que su Albacete era ya en exigencia y entendimiento taurino como la vecina Murcia. Así está esto. Lamentablemente Albacete ya no tiene la afición que tenía hace veinte años cuando siendo todavía un niño empecé a ir a los toros en su plaza. Una afición que pedía los papeles a ganaderos y toreros. Una afición crítica con lo que ocurría en la plaza como pocas en España. Una afición de diez que ahora es de suspenso y sin recuperación. Sólo así se puede entender que ningunearan e incluso pitaran las actuaciones de toreros como Iván Fandiño, que si bien es cierto que anduvo mal con la espada el día de la corrida de Alcurrucén, no era como para meterse con él como se hizo, ya que mostró un toreo de distancias, pierna adelantada y pureza máxima que nadie supo ver. Ante un torero así, con esa disposición, hay que minimizar su fallo a espadas. O al menos eso creo yo. No estamos sobrados de toreros puros. El público de Albacete ha sido partícipe también de un indulto inmerecido que a todas luces estuvo de más porque, ese toro de Daniel Ruiz, "Pescadero" de nombre, no fue merecedor de tal premio ni mucho menos. Fue un toro noble y bueno, con movilidad y transmisión pero no lo suficientemente bravo como para merecer el indulto. Hay que indultar la bravura, no la nobleza toreable. Y es que toreabilidad la tuvo toda, pero con eso no basta. "Pescadero" hizo una mala pelea en el caballo, protestando al castigo y sin empujar lo suficiente. Sólo por eso nadie debería haber pedido su indulto. Curiosamente para mí fue mejor el 5º toro de esa misma tarde, de nombre "Morisqueto", al que El Juli cortó una oreja y que paradójicamente no se le dió la vuelta al ruedo tal vez merecida porque nadie la pidió. Este toro, a la postre ha sido declarado mejor toro de la feria según el Club de Abonados de la plaza de toros de Albacete. Sí se le dio por contra la vuelta al ruedo al 2º de la tarde de Daniel Ruiz el pasado día 17. Y se le dio no porque lo pidiera el público o lo ordenara el Presidente, sino porque su matador (El Juli) lo pidió. Nadie le dijo que no. El triunfalismo reinante en el ambiente y la baja exigencia de una afición en decadencia hizo el resto y la vuelta al ruedo (inmerecida para mí porque resultó ser un toro noble y bueno pero no extraordinario), fue un hecho. Acontecimientos negativos a parte, he de decir que al igual que critíco a la afición de Albacete también reconozco su fidelidad a esta plaza. El público ha respondido tarde tras tarde y en todos los festejos ha habido excelentes entradas. Si no me equivoco, ningún día se ha bajado de los tres cuartos del aforo y en al menos tres tardes el lleno ha sido aparente. En ese sentido chapó al público de Albacete y a la promoción de la Feria por parte de la empresa. Acabó la Feria 2013 con ese regusto amargo de una plaza y de una afición que estamos perdiendo irremisiblemente. Una historia que se está diluyendo gracias a la modernidad light que impera en el mundo de los toros hoy en día y que es responsabilidad directa de las figuras que mandan en esto y de sus empresarios y ganaderos fetiches, los cuales están imponiendo un toro de juguete. Y que conste que cuando digo esto no estoy pidiendo un animal mastodóntico, con una cuerna aparatosa y 600 kilos de peso. No. No pido el torofante. Pido el toro bravo y con casta, con sus hechuras y presencia correctas. Sin estridencias. Pido el toro fiero que no regala ninguna embestida de forma gratuita. El toro que primero hay que poder y someter para luego después crear arte con él. Un toro que de miedo y no pena.Y pido una afición que sea crítica y que denuncie los atropellos y la falsedad que hay en la Fiesta actualmente. Una afición inconformista y exigente que reclame la verdad. Por desgracia Albacete ya no es esa afición que un día fue, como no la es la de muchas plazas de toros que hace tiempo cayeron en el ostracismo más absoluto. Llevan razón los que dicen que algún día nos cansaremos de alzar la voz y de criticar tanto, y que tarde o temprano acabaremos yéndonos al bando de la apoteosis barata, aunque sólo sea por comodidad y por quitarnos problemas y enfrentamientos desagradables. Yo por si acaso de momento seguiré en mi lugar le pese a quien le pese. La verdad sólo tiene un camino y ese camino es por el que quiero andar...

viernes, 13 de septiembre de 2013

Una miurada como las de antes... Villanueva del Arzobispo (Jaén), 8-09-2013.


El pasado domingo me desplacé a la localidad jienense de Villanueva del Arzobispo para ver la corrida de Miura que allí se lidiaba. La cita, al menos para mí, era ineludible. Los toros de Zahariche, una de mis ganaderías predilectas, iban a ser lidiados por Rafael Rubio "Rafaelillo", Alberto Lamelas y José Carlos Venegas. Llegué allí a eso de las doce, justo para el sorteo y enchiqueramiento de los toros. En los corrales de la plaza descansaban los seis toros que saltarían por la tarde a la arena de Villanueva. La corrida, correcta de presentación para una plaza de tercera categoría, tenía unas hechuras muy bonitas. "Debe de embestir", decía todo el mundo a las doce de la mañana. Eso sí, los toros respondían a las características típicas de la ganadería: largos como trenes, altos, sin barriga, huesudos y con alguno que otro que superaba los 600 kilos de peso. Tras el apartado, tuve la suerte de charlar un rato en el hotel con uno de los toreros de la tarde, el murciano Rafaelillo, amigo del Twitter y torero aguerrido y honrado donde los haya. Básicamente nuestra conversacón versó sobre su corrida de Pamplona y más concretamente sobre su segundo toro aquella tarde, un Miura terrorífico de nombre "Cartuchero" número 14 y 600 kilos que pronto colgará disecado en las paredes de mi casa. Me confesó que aunque su primer toro, de nombre "Pinturero", había tenido un comportamiento más noble, el que era realmente bonito y daba más miedo era "Cartuchero". "Tenia una cabeza y unos pitones impresionantes", me dijo el torero murciano. Anécdotas aparte, a eso de las seis menos cuarto de la tarde entrábamos en la plaza de Villanueva para ocupar nuestra localidad. La corrida, bajo una temperatura agradable, comenzó con 35 minutos de retraso porque al parecer no dejaba de entrar gente a la plaza. Sinceramente no me pareció bien este retraso ya que si algo tiene fama de puntual en el mundo son las corridas de toros. Lo positivo de este retraso es que la plaza registró una magnífica entrada, rozando el lleno con unos tres cuartos largos del aforo cubierto. Una buena muestra de cómo hacer bien las cosas en un pueblo humilde y sencillo de la provincia de Jaén. Aparte de una buena promoción de la empresa Taurina de Buendía y en concreto de su empresario Jorge Buendía, el reclamo de los toros de Miura hicieron el resto. Y es que no todos los días se ve una corrida de toros de la legendaría ganadería de la A con asas. Así las cosas, el primero de Miura resultó reservón, el segundo noble y con una gran pelea en el caballo y el tercero fue incomprensiblemente devuelto a los corrales por doblar dos veces las manos (a pesar de que tenía una extraordinaria condición). En su lugar salió el que estaba previsto como sexto, ya que Venegas corrió turno. Gran toro este de Miura, que resultó noble y bravo. El cuarto fue extraordinario. Bravo, con movilidad y mucha nobleza, permitió que Rafaelillo le armara el taco cortándole las dos orejas y el rabo. Se le concedió la vuelta al ruedo en el arrastre.El quinto fue quizás el garbanzo negro de la tarde: toro complicado y peligroso que se las hizo pasar canutas a Alberto Lamelas, volteándole incluso de manera aparatosa afortunadamente sin consecuencias. A pesar de ello el toro transmitió emoción a los tendidos, aunque fuera de miedo. En sexto lugar salió un torazo de El Conde de la Maza, grande y muy serio que resultó noble y manejable a pesar de que casi le matan en el caballo. En cuanto a los toreros, he de decir que los tres estuvieron muy bien. Cada uno en su línea. A destacar Rafaelillo, que le armó un lío al cuarto con capote, muleta y espada cortándole las dos orejas y rabo. En su primero dió una vuelta al ruedo.
Me gustaron como siempre las maneras de Alberto Lamelas, uno de mis toreros predilectos hoy en día, a pesar de que se llevó el peor toro de la tarde.(Oreja y oreja) Y me llamó la atención la solvencia de un José Carlos Venegas que a poco que tenga suerte va a funcionar en esto. Le ví suelto, seguro y muy valiente. (Dos orejas y oreja). Al final los tres toreros salieron a hombros, la corrida fue buena y entretenida en lineas generales y los espectadores pudimos disfrutar de una buena tarde de toros. Por fortuna, todos salimos contentos de la bonita y coqueta plaza de toros de Villanueva del Arzobispo, y yo, particularmente, gocé como nadie al ver las preciosas estampas de los toros de Miura, con esa pesencia y hechuras que la hacen única, incofundible e irrepetible. Sin duda alguna, una de mis ganaderías predilectas...
Como anécdota, he de decir que compartí la corrida con Jorge Hornos, sobrino de la familia Hornos Valiente, actuales propietarios de la vacada de Hernández Plá junto con la de San Martín y Perez de la Concha, inscritas actualmente todas con el hierro de San Martín que en su día compraron al famoso ganadero mejicano don pepe Chafik. Ni que decir tiene que Jorge me sorprendió gratamente, puesto que pude comprobar que es un aficionado extraordinario y mejor persona.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

El bochorno de Mérida...

He dejado pasar varios días a drede. Lo necesitaba. Era necesario asimilar todo lo que había visto en apenas dos horas para poder sacar una conclusión. Afortunadamente he sacado varias y ninguna de ellas positiva. Alguien en Twitter escribió unas horas después de la encerrona de Talavante en Mérida que leyéndo todas las opiniones de lo twitteros veía la cada vez más insalvable diferencia entre el taurinismo rancio y oficial  y sus voceros y el aficionado de a pié. Tal cual. No se podría haber explicado mejor. Y es que, bajo mi punto de vista, lo que se vió el pasado domingo en Mérida fue un espectáculo bochornoso de principio a fín. Y lo peor no es eso. Lo peor es que los periodistas taurinos encargados de retransmitir la corrida se erigieron injustamente en portavoces de un único pensamiento taurino, englobando en él a todos los aficionados a la Fiesta pese a que muchos desertemos de ello. Y eso amigos no es justo. Eso es un atropello. Lo que pasó el domingo en Mérida le pudo gustar a muchos espectadores (y digo bien, espectadores) de la Fiesta. Si me apuran le pudo encantar también a muchos aficionados (y digo bien, aficionados). Pero no a todos ni mucho menos. El aficionado de verdad, que cada vez ocupa menos hueco en el mundo del toro, sintió vergüenza ajena. Al menos eso me pasó a mí. Vergüenza e indignación mezcladas en un único sentimiento. Y es que los despropósitos se sucedieron en cadena. En primer lugar no me pareció bien que Televisión Española eligiera una plaza como Mérida (con todos mis respetos a esta bella ciudad extremeña) para retransmitir su única corrida del año. Y no me pareció bien por la sencilla razón de que si la cadena pública quería mostrar la Fiesta de los Toros al público en general lo hiciera en una Feria de tan poca importancia taurinamente. Una Feria con un toro chico y un triunfalismo en el ambiente que llegó a asfixiarme por momentos. Eso sí, Televisión Española fue a Mérida sin pagar un duro en concepto de derechos de imágen, los cuales fueron cedidos por parte de todos los intervinientes en el espectáculo en sus diversos campos de responsabilidad. Osea que no se jugó nada. Así no. Doy una y gratis. Eso no es apostar por la Fiesta de los Toros. Así también doy yo sesenta corridas al año.Televisión Española debería haber ido a una feria de mayor relevancia taurina, donde se mostrara un espectáculo serio y digno. Y eso sí, con la pasta por delante, aunque esa pasta sea tanto del contribuyente que quiere toros como del que los odia a muerte. Y para muestra un botón. La broma de Mérida la siguieron 1.064.000 espectadores y obtuvo un 10,8% de cuota de pantalla. Eso, amigos míos, son datazos a favor de los toros y más si resaltamos que cualquier domingo del año a esas horas tan sólo unos 500.000 espectadores están viendo la tele pública. Conclusión: la gente quiere ver toros en abierto. Sólo así se explica que el pasado domingo se doblara la audiencia habitual de esta cadena en ese día en concreto. Hasta ahí bien. Otra cosa es lo que se de y en qué condiciones. Pero eso ya es harina de otro costal... El pasado domingo, la cadena pública perdió la oportunidad de mostrar al público en general lo que es la Fiesta de los Toros en su concepto más puro. Hubiera bastado con un cambio de fecha y en consecuencia de plaza, apostando en su lugar por una como Bilbao o Madrid, por poner algunos ejemplos. Eso sí que habría sido mostrar nuestro espectáculo con todas las de la ley. Pero no, no fue así. Y es que el despropósito de Mérida tuvo varios alicientes. El primero y de los más importantes para mí fue el hecho de que tras la caída de Morante del cartel inicial se quedara su compañero Alejandro Talavante sólo ante seis toros, más si cabe cuando el aficionado lleva mucho tiempo pidiendo que los carteles se abran a otros toreros y se abandone de una vez por todas el mano a mano cómodo o la encerrona fácil. Pues ni caso. En vez de colocar a otro compañero o compañeros en el cartel, se deja a Talavante sólo. Él se lo guisa y él se lo come. Sinceramente, creo que debería haber partido de él el haber pedido uno o dos toreros más con los que medirse. Más que nada para haberle dado algún aliciente al festejo. Pues no, y eso que hoy en día hay una baraja de toreros interesantísimos, los cuales le habrían dado un plus de importancia a la corrida. En otro punto están los toros que se lidiaron. Una corrida chica y dócil de Zalduendo para que propiciara la diversión y, eso si, ante todo que no molestara. Y vaya que no molestaron. De la presentación de los toros casi no voy a hablar. Tan sólo que me pareció por debajo de lo por debajo que se lidia habitualmente en una plaza como Mérida. No olvidemos que Mérida es plaza de segunda categoría. Su toro, no obstante y bajo mi punto de vista es de tercera. Tan sólo hubo un toro que resaltó en cuanto a presentación: el 6º. Este al menos se tapó por la cara y puso algo de seriedad al festejo. De lo demás, decir decir lo que es decir, poco. ¡Ah si! El cuarto, de nombre "Taco" fue indultado, no por su bravura, codicia, fiereza, pelea en el caballo (sólo se le dio un puyazo y muy leve), durabilidad, etc..., sino por capricho del ganadero, torero, periodistas y taurinos en el callejón. Todos pidieron el indulto como locos, con aspavientos  exagerados. Ese hecho amigos fue el que más tristeza me produjo de la tarde. Si esto no no defienden los toreros, los ganaderos, los empresarios, los taurinos y los periodistas, ¿quién lo va a defender? ¿Los aficionados a los que no nos hacen ni caso? Irremediablemente estamos condenados al ocaso, a una fiesta light donde poco a poco la fiereza natural del toro va a ir desapareciendo en pos de un animal dócil y doméstico que no aporte nada más que nobleza y toreo fino y sin complicaciones. Esa no será entonces mi fiesta. Todavía sigo pensando los motivos por los que ese cuarto toro fue indultado. ¿Que fue noble y obediente? Sí. ¿Que humilló? También. ¿Que duró? A medias. Nada más. No creo que fuera un toro para padrear, ni por hechuras (terciadísimo) ni por comportamiento (noble hasta decir basta). En fin, misterios de la Fiesta. Talavante estuvo en su línea. He de reconocer que me gustaron algunos naturales que ejecutó con su prodigiosa mano izquierda, esa que me gustaría ver con un toro enrazado de verdad. Pero poco más. Cortó muchísimas orejas (perdí la cuenta) y hasta le cantó por bulerías al tercero de la tarde. No voy a entrar en si este hecho estuvo bien o mal. Allá cada uno. Sólo puedo decir que cuando ningún torero lo ha hecho nunca es por algo. Y es que el toro merece un respeto que a veces se le pierde de las maneras más inverosímiles. Tanta falta de respeto al toro es dar una vuelta al ruedo con él en la plaza como cantarle. Venga el despropósito del torero que venga. Lo que pasó el domingo en Mérida no es mi Fiesta. Televisión Española debería haber mostrado al público un espectáculo íntegro y emocionante en una plaza de categoría, apostando su dinero por una Fiesta seria y cabal, no un pasatiempos barato y triunfalista donde por no molestar no molestaron ni las moscas. A veces me avergüenzo de esto. Más de lo que yo querría. Estamos en manos de quien estamos, y la Fiesta se está escurriendo en el jabón que impregna las manos de quienes sujetan este jarrón. Algún día se escurrirá del todo, se caerá y se hará mil pedazos. Entonces lloraremos y nos lamentaremos cuando veamos que ya no se puede reconstruir ese jarrón tan bonito que un día heredamos de nuestros antepasados. Será cuestión de tiempo. Cada vez de menos tiempo...