Hace
unos días saltaba la noticia de que la corrida de la ganadería de El Vellosino
que se lidió el pasado 12 de agosto en Huesca por parte de Enrique Ponce y El
Juli ha dado positivo en afeitado. Y no uno o dos toros. Los seis. La corrida
entera. Hasta 50.000 euros podría ascender la multa que tendría que pagar el
ganadería salmantina ante tamaño fraude. Un escándalo en toda regla. Y ante
ello y por parte del sector, mutis en el foro. Nadie dice nada. Los toreros
miran para otro lado. El ganadero se defiende. La Fundación del Toro de Lidia,
que tantas cosas y tan buenas está haciendo en favor de la Fiesta Nacional, no
entra en la contienda porque dice que los temas de afeitado se salen fuera de sus
cometidos principales. Como si dicho tema no fuera lo suficientemente
importante como para intervenir de alguna manera, aunque sólo fuera con el
objetivo de defender al aficionado que paga por mantener este espectáculo y que
en muchas ocasiones es fraudulento precisamente por la mala praxis de los que
lo organizan. En fin, un sinsentido sobre el que nadie pone soluciones. Todo lo
contrario: piedras y más piedras.
El
toro debe de salir al albero con sus astas íntegras. Esa es la originalidad de
este espectáculo. En eso consiste la autenticidad de este espectáculo. No niego
que un toro afeitado pegue cornadas porque evidentemente las puede dar, e
incluso pueden ser más graves que las que puede dar un toro en puntas en caso
de hacer presa. Pero al toro no se puede mutilar así como así porque
sencillamente pierde no sólo su sentido de la orientación defensiva, sino
también presencia, belleza y ante todo y sobre todo respeto. Un toro en puntas
es un toro en puntas, y siempre tendrá más importancia lo que haga un torero
ante un toro así que ante otro que esté mermado de sus defensas naturales. De
sentido común, vamos. Y aún así, todavía muchos no lo quieren ver.
No hay peor imagen que la que nosotros mismos
proyectamos muchas veces al exterior. Nos quejamos de los ataques de los
antitaurinos cuando la mayoría de las veces el mal lo tenemos dentro de nuestra
propia casa. Pese a ello, seguimos sin poner soluciones y los escándalos en la
Fiesta se siguen sucediendo cada poco tiempo. Hoy en día hay más de 100
asociaciones a nivel mundial que están luchando por abolir la Fiesta de los
toros. Asociaciones que manejan en torno a 50 millones de euros entre todas
ellas para acabar con nosotros. Pero eso nos da igual. El movimiento
antitaurino no descansa y está constantemente agazapado esperándo nuestros
errores para echarse encima a la mínima de cambio e ir poco a poco acabado con
esto. Hace unas semanas hablaba de esa extraña fuerza que tiene la Fiesta y que
ha hecho que nadie haya podido acabar con ella a lo largo de los siglos que
lleva vigente entre nosotros. Pero cuidado. Hoy en día tenemos más enemigos que
nunca. Lo último que debemos hacer es darles más argumentos en nuestra contra.
Las guerras económicas internas o el afeitado de los toros, por ejemplo, aunque
pensemos que es algo que sólo nos atañe a nosotros, nos hace mucho más daño de
cara al exterior del que nos podamos imaginar. Son piedras en el camino de
nuestra supervivencia. Y piedras bien grandes.