jueves, 28 de junio de 2018

Maltratados

En este mundo de los toros es muy fácil contradecirse. Más de lo que nos imaginamos. Me atrevería incluso a decir que es el espectáculo donde más contradicciones hay. Donde se dice una cosa y luego se hace otra. Donde se pide una cosa y luego se ofrece otra. Donde se da jabón y luego se maltrata, como si todo el mundo padeciera demencia senil. De sobra es sabido que en el mundo de los toros no existe la memoria. Memoria para recordar lo que se hace en la plaza y recompensar positivamente por ello. Hace tiempo tenía mis dudas con respecto a la existencia de la citada memoria. Ahora estoy seguro de ello.

Hay quien culpa a eso que llaman sistema, como si dicho sistema fuese una persona que quita y pone toreros y ganaderías de las ferias. Yo nunca he creído en el famoso sistema. Más bien siempre he creído en la idiotez y en la poca vergüenza de algunos empresarios taurinos. La lógica es fácil: dos más dos son cuatro, por más que uno quiera buscar lo que no existe. Yo lo he buscado y no lo he encontrado. De ahí mi aplastante conclusión.
Los aficionados estamos hartos de pedir toreros jóvenes y nuevos con oportunidades. Renovación del escalafón. Savia nueva. Pues bien: la hay. Y muy buena, por cierto. Lo curioso del asunto es que los empresarios taurinos también piden dicha renovación, casi tanto o más que los propios aficionados. Y ahí viene la contradicción. Los tienen y no los ponen. Y si los ponen es totalmente a contraestilo. A contranatura. A contraquerencia, que queda más taurino. Y me explico.
Siempre he creído en eso que se llama el "corte de torero". De echo siempre he catalogado a los toreros según dicho corte. Según su estilo y condiciones. Gladiadores, lidiadores, poderosos. Valientes, tremendistas, hasta suicidas. Templados. Artistas, sensibles, con sentimiento. Y según su corte su tipo de toro. Porque que no os engañen: cada torero brilla más con "su" toro. Con su tipo de toro. Con el toro que más se adapta a sus condiciones de torero de tal o cual palo. Normalmente esto se suele cumplir con los toreros veteranos. El problema gordo viene con los toreros jóvenes. Esos a los que hay que cuidar y dar oportunidades desde el minuto cero. Oportunidades con "su" toro. Con ese que se les ha vislumbrado desde su época de novillero sin caballos.
Me consta que hay un buen puñado de jóvenes y recientes matadores de toros que no están toreando casi nada porque lo que les están ofreciendo no sólo es indigno económicamente, cosa habitual en este mundo, sino que aquellas corridas que se les ponen encima de la mesa no pegan ni con cola en "su" corte de torero. Todo al revés. ¿Así queremos que haya futuro? ¿Así cuidamos nuestra cantera? Apoyo totalmente a esos chavales jóvenes que se están quedando en su casa por no matar lo que no consideran que les beneficia artísticamente. Por decencia y por sentido del orgullo artista. Y es que parece que todos los que empiezan tienen que tragar sí o sí con lo que les dan  y/o bailar con la más fea para ya si eso algún día disfrutar de la más guapa. No señor. Que cada uno disfrute de lo que merece. Que a cada torero que empieza se le facilite el camino según su forma de sentir e interpretar el toreo. Cierto es que de todos los caminos que existen para llegar a hacerse rico en el toreo hay alguno más duro que otro, dentro de que ninguno es fácil. Pero lo que es intolerable es que se vaya a contracorriente. Que se intente estrellar a los jóvenes que empiezan equivocándoles de camino o simplemente no ofreciéndoles lo que se merecen y ya han demostrado. Apliquemos el sentido común entre todos, sobre todo los que pinchan y cortan en esto. Seamos naturales. Que todo sea lógico. Si lo piensan, todo sería más fácil. Y mejor.



lunes, 18 de junio de 2018

Entrevista a Diego Carretero

"Hay que torear con el alma porque torear con el alma es lo que vale"

Diego Carretero es un novillero distinto. De los pocos que tienen eso que le distingue de los demás. Eso que el aficionado percibe pero que muchas veces no sabe expresar con palabras. Quizá sea alma. Un alma serena y torera que refleja cada tarde que se viste de luces. Una torería que ya no se lleva. El próximo 23 de junio toma la alternativa en Alicante en un cartel de lujo. Y a partir de ahí sólo hay una idea clara en su mente: luchar, luchar y luchar. Hablamos con él a escasos días de su doctorado.

-La primera pregunta es obligada, Diego: ¿Te sientes preparado para tomar la alternativa?

     Sí, me siento muy preparado. Me siento capaz y por eso voy a dar el paso. Estoy preparándome mucho estos días que me quedan y tengo muchas ganas ya de pegar ya el salto. 

-¿Duermes bien o ya te está costando conciliar el sueño por la proximidad de la alternativa?

     Bueno, dormir duermo bien. Estoy tranquilo, con calma y sobre todo consciente de dónde estoy y del momento en el que me encuentro. Hay días que duermo mejor y otros que duermo peor pero es cosa a lo mejor de que un día entreno más y me resiento. Pero vamos, son cosas naturales. 

-Una alternativa de lujo, Diego. Ni más ni menos que con Morante de la Puebla de padrino y José Mari Manzanares de testigo con toros de Juan Pedro Domecq. Ahí es nada...

     Pues sí. La alternativa es un lujo, un privilegio estar en ese cartel. Casi todos los toreros por no decir todos los toreros luchamos por estar en esos carteles y la verdad es que tengo mucha suerte de tener esta oportunidad y por mi parte espero aprovecharla al máximo y salir con todas las de la ley.
 
-¿Por qué en Alicante?

     Tanto mi apoderado como yo luchamos porque fuese aquí. Es una fecha buena, a mitad de temporada. Aún queda mucha temporada por delante y se puede hacer una mitad de temporada de matador de toros que puede ser importante y así el año que viene intentar entrar en muchos sitios.

-¿Te hubiera gustado tomarla en la Feria de Albacete? ¿Te ha ofrecido la empresa tomarla en Albacete? ¿Se lo habéis propuesto vosotros?

     Eso es muy fácil. Nosotros buscábamos intentar tomar la alternativa a mitad de temporada y si no se podía pues la siguiente opción era tomarla en la Feria de mi plaza de Albacete, que por supuesto me hubiera gustado tomarla ahí que es algo muy bonito. Pero las cosas han salido así y así hemos decidido tomar la decisión. En cuanto al ofrecimiento de la empresa de Albacete para tomar la alternativa no te puedo decir nada porque esas cosas las lleva mi apoderado Luis Rubias y realmente no te puedo decir si han llamado o si no han llamado. Esa es la realidad. Evidentemente si me hubiesen ofrecido tomar la alternativa en Albacete no hubiera tenido duda de ello. 

-Hablemos de tu etapa de novillero. Han sido tres temporadas y media de novillero con picadores . 

Quizá no ha sido una carrera novilleril muy extensa en contratos pero sí en cuanto a calidad de los mismos. ¿Te hubiera gustado torear más?

     Evidentemente que sí, pero este es el momento que me ha tocado vivir y nosotros tenemos unos principios que nos marcamos desde el inicio y los hemos llevado a rajatabla. Y cuando te marcas esos principios y esas bases acabas toreando en sitios importantes y con relevancia que por supuesto ha merecido la pena hacer este esfuerzo. Hemos luchado mucho por esos principios y esas bases que nos marcamos al inicio.

-Y al hilo de lo anterior y conforme está esto, imagino que en más de una ocasión te habrán hecho propuestas poco dignas para torear...

     Evidentemente ha habido casos, pero en eso no me quiero meter porque cada uno lleva su guerra y su lucha. Cada uno sabe lo que lleva entre manos  y nosotros decidimos llevar este camino, que la verdad que es un camino duro porque se torea poco. En tres años y medio voy a tomar la alternativa con treinta y ocho novilladas. Es un número bajo porque a mí me hubiera gustado torear más, claro está, pero la situación es así y hay que aceptarla como viene y así ha sido.

-¿Guardas alguna cuenta pendiente a alguien del toro?

     En eso no me voy a meter porque en este caso yo soy el menos indicado para hablar. Pero bueno, como se dice en el toro, a cada uno el toro lo pone en su sitio.

-Imagino que te hizo daño no estar en las Fallas de Valencia este año después de tu gran actuación el año pasado.

     Pues sí, mucho. Evidentemente todo el sacrificio y todo el esfuerzo de una temporada pasada y de todas las tardes importantes merecían más recompensa. El que me haya seguido sabe que fue una temporada muy difícil y me gané estar en ese sitio. Por desgracia no fue así, pero este año que entra seguro que será. Hay que tirar siempre para adelante y pensar en positivo y en mi lugar cada vez que salga un toro hay que dar fuerte en la mesa e intentar estar lo mejor posible y romper por ahí. 

-Y lo mismo ha ocurrido con Madrid. Supongo que te hubiera gustado estar en una de las novilladas de la Feria de San Isidro y no el día 29 de abril, antes de la Feria. 

     Mi situación es la que es. No he caído en el sitio ideal pero estoy muy orgulloso de seguir este camino y de estar con la gente que me rodea que son grandes personas. Con esto quiero decir que tanto en el toro como en la vida hay injusticias, pero eso ha pasado siempre. Tiempo al tiempo. El toro pone a cada uno en su sitio y al final si uno sigue en el camino que se marca y que se propone al final todo llega. Ese es el camino que estoy siguiendo. Me encantaría decir otras cosas pero la situación en la que estoy no puedo decir más nada porque saldría perjudicado. 

-¿Crees que en el toro no hay memoria?

     Sí, bueno. Realmente en el toro ves a las figuras que están arreando todos los días y bajan un poco el listón y ya les intentan cortar las alas. Y si esto les pasa a las figuras, ¿cómo no se lo van a hacer a los que están empezando? hay que estar dando golpes todos los días y no dejarle a nadie que te diga esto ha pasado aquí o esto ha pasado allí. Eso es lo que hoy en día ha marcado en el toro y siempre ha pasado. 

-Háblame de tu apoderado, Luis Rubias.

     Luis para mí lo es todo porque gracias a él estoy donde estoy. Gracias a él y a su familia puedo vivir en torero, vivo la realidad, el cómo son las cosas. Es como tener constantemente los pies en la tierra y gracias a él estoy aquí y soy mucho más consciente, mucho más maduro. Cuantos más años pasen iré cogiendo experiencia y madurez. Todas las palabras que tengo hacia mi apoderado Luis son elogios. Te vuelvo a repetir que gracias a él hoy en día estoy aquí. Yo he seguido el camino que él me ha puesto en la mano.

-Y a partir del día 23 de junio qué, Diego. 

     Pues como siempre. Luchar, luchar y luchar. Ganarse los contratos día a día. No va a ser fácil pero estoy seguro que me va a llegar porque siento que estoy en el camino y más tarde o más temprano me llegará. 

-¿Se puede saber cómo será el vestido de la alternativa o lo guardas en secreto hasta el día de la alternativa?

     Yo no guardo ningún secreto. El vestido de mi alternativa va a ser un blanco y oro porque es el que más me gusta, con el que más me identifico y para un día tan especial como es el día de la alternativa es el más indicado. Este será el tercer traje que me hago en cuatro temporadas, la verdad. Este será un traje muy especial.

Concluye la entrevista con Diego Carretero y me confiesa que hay que torear con el alma porque torear con el alma es lo que vale. Que es algo que siempre le ha inculcado su apoderado. Me dice que tanta perfección lleva a algo que no tiene alma y que hoy en día el mundo del toro carece precisamente de eso. Diego dice que ese es su camino, que es consciente de que es el más difícil porque a él le gustaría triunfar todos los días pero que muchas veces las circunstancias no se dan. Aun así no tiene ninguna duda de que la torería es la base del toreo, por encima del triunfo fácil y pasajero. Diego Carretero confía en sí mismo, en su trabajo y en que muy pronto todo eso se verá reflejado en la plaza.
 

    

Una de Tarantino

No voy a hablar en este artículo sobre la Feria de San Isidro. No voy a hacer un resumen de ella. Para ello ya están los innumerables portales taurinos y sus respectivas crónicas que día a día se han encargado de contar lo que ha pasado en la plaza más importante del mundo. También puedes ser de aquellos que prefieren no leer ninguna opinión de nadie  y quedarse con la suya propia de lo visto cada tarde en el ruedo venteño, siempre y cuando hayas tenido la enorme suerte de asistir a la práctica totalidad de los festejos que allí se han celebrado. Yo hoy quiero hablar de otra cosa. De algo de lo que todo el mundo taurino habla estos días, por encima incluso de los triunfos de toreros y ganaderos o de los premios que se han concedido a los que han salido victoriosos en esta tremenda batalla que ha durado la friolera de treinta y cuatro días.

Hoy quiero hablar de la Presidencia de la plaza de toros de Las Ventas. De la nefasta Presidencia de la plaza de toros de Las Ventas. Y es que todavía estoy atónito. Sigo sin salir de mi asombro con lo que ha sucedido algunas tardes en el palco venteño. Y ante ello hay muchos tipos de opiniones y explicaciones al respecto. Los más exigentes dicen que la Presidencia de Madrid ha perdido la exigencia, valga la redundancia. Los menos exigentes dicen que el palco de Las Ventas se ha vuelto muy duro. Y entre medias estamos los que no entendemos nada. Bueno sí, entendemos lo que nos dice el sentido común. Y este nos dice que el problema radica en una falta de criterio enorme. Pero criterio del bueno. De ese unificado. De ese del todos a una. De un criterio regular definido principalmente por la normalidad.
En esta Feria de San Isidro que acaba de concluir se han dado primeras orejas sin apenas petición del público, se han negado otras con petición mayoritaria, se ha concedido alguna segunda oreja más que discutible, se ha dado un polémico rabo, se ha devuelto inexplicablemente a los corrales algún que otro toro que no se debería haber devuelto, se le ha negado la vuelta al ruedo a más de un toro que lo había merecido y se le ha concedido de forma sorpresiva a alguno que otro que no ha merecido tal premio. En fin. Cómo ves, un caos. Y en medio de este caos un grupo de hombres sin duda responsables de ello. No hace falta dar nombres. Tampoco me los sé. Todo el mundo sabe quienes son.
Jamás la plaza de Las Ventas ha tenido una falta de criterio unificado en la Presidencia como el que ha tenido este año. Jamás, que yo recuerde, ha habido un despropósito mayor en el palco de Madrid como el que ha habido este año. Años atrás el aficionado se ha quejado de este o de aquel Presidente. Visto lo visto este año, lo ocurrido temporadas anteriores ha sido una nimiedad comparado con el despropósito de este año. Y es que cualquier tiempo pasado fue mejor en el palco de Las Ventas. Este año ha habido Presidentes débiles. Ha habido Presidentes duros y exigentes. Y ha habido alguno que otro ultra exigente. Y lo peor de todo es que esa actitud no la han mantenido todos los días. Alguno que otro la ha incluso modificado según cómo se hubiera levantado ese día o hacia donde soplaba el viento esa tarde en la capital de España. Ni Tarantino hubiera hecho un guión tan surrealista.
Hay aficionados que ya están pidiendo la dimisión en conjunto del equipo presidencial de la plaza de toros de Las Ventas como consecuencia del nulo conocimiento taurino que han demostrado estos señores durante toda la Feria y de los evidentes y escandalosos despropósitos que han cometido. Y no les falta razón. Siempre he pensado que en el palco de una plaza de toros se debe de sentar un aficionado a los toros de reconocido prestigio, no un policía. Un aficionado con su correspondiente preparación teórico-práctica y su evidente titulación para desempeñar tal cargo. De echo, ya se está haciendo en muchas plazas de importancia menor. Yo en este caso concreto no voy a pedir dimisiones. Yo lo que voy a pedir es humildad. Que esos Presidentes de Madrid escuchen a sus asesores veterinarios y taurinos, que son gente realmente entendida en la materia y que cada tarde están a su lado precisamente para eso: para aconsejar lo mejor posible al que tiene la autoridad para presidir. Que esos Presidentes dejen sus egos aparte -sí, se que es muy difícil y más en la primera plaza del mundo-, y escuchen al que realmente sabe de salud animal o de lo que está haciendo un torero en ese momento en la arena, aunque sólo sea porque se ha vestido de luces y sabe perfectamente de lo que va el asunto. Por tanto menos ego y más humildad. Menos ordeno y mando y más escuchar a los que saben. Y es que no hay nada mejor en esta vida que conocer y reconocer tus propias limitaciones. Sólo así se puede crecer y quizá algún día se llegue a lo más alto.

viernes, 1 de junio de 2018

Que nunca nos falte Madrid

Como cada año y cuando la Feria de San Isidro lleva ya consumido más de la mitad  de su abono, salen las voces disonantes con el según ellos infinito metraje de la misma. Todos los años la misma cantinela: Que si la Feria es demasiado larga, que si treinta y cuatro días de toros no hay quien los aguante, que si no puedo ir a todas las corridas porque el curro me lo impide, que si esto es soporífero, que si tal, que si cual...Pero nadie o muy pocos entienden el beneficio de un ciclo tan largo. Y si casi nadie lo entiende, mucho menos lo alaban.
 
En primer lugar está el punto de vista del empresario. Él es el que pone o debe de poner toda la carne en el asador a la hora de organizar una feria. Y si ésta funciona en todos los sentidos -como parece que es el caso de Madrid-,  a pesar de sus innumerables festejos, no veo qué de negativo tiene el asunto en cuestión.
Otro factor importante a favor de una feria tan larga como es la de San Isidro estriba en lo referente a los toreros. Y es que ningún otro serial es capaz de poder mantener a toreros de mitad del escalafón y a su vez lanzar al estrellato a aquellos que están muy por debajo de los puestos de cabeza. Madrid es la gran oportunidad para la mayoría de toreros que existen y que van a actuar allí aunque sólo sea una tarde. Recortar esta feria sería cercenar los sueños de muchísimos toreros que sueñan con pegar un aldabonazo en la principal feria del mundo, la cual les puede permitir llegar a ser lo que siempre han querido y anhelado. Sin una feria como la de San Isidro, sería imposible rescatar y/o sacar nuevos toreros o poner en alza ésta o aquella ganadería.
Muchas veces me he preguntado dónde, si no es en Madrid, iban a poder torear aquellos toreros que no ven un pitón ni queriendo. ¿Existe algún escaparate mejor que Madrid para esos toreros de mitad del escalafón para abajo? Evidentemente no. Porque no nos engañemos: los pueblos no dan ni dinero ni categoría a un torero. Ni siquiera muchas capitales de provincia, por no decir casi ninguna. Y encima en esas plazas de segunda y tercera categoría se pierde más que se gana. En todos los sentidos.
En el mundo del toro siempre se ha dicho que Sevilla da categoría y Madrid dinero. Siempre ha sido así, aunque bien es cierto que últimamente el triunfo en ambas plazas debe de ser mucho más fuerte y rotundo para que esa máxima se siga cumpliendo. Y es que una oreja en Madrid o dos en Sevilla ya no te garantiza torear treinta tardes esa temporada y cincuenta la siguiente. El panorama ha cambiado, sí. Es más complicado, sí. Pero lo que se hace al menos en Madrid sigue sirviendo. Menos que antes, pero sigue sirviendo.
Hace muchos años hubo otra plaza que también ponia a funcionar a muchos toreros. De echo los puso. Estoy hablando de Barcelona, que junto con Madrid, e incluso más que ésta última, catapultó a infinidad de novilleros y matadores de toros. Ahí está la historia para comprobarlo. Incluso hubo momentos en que Barcelona fue más importante taurinamente hablando que Madrid. Hoy por desgracia Barcelona no está y es Madrid quien soporta todo el peso de la gloria y los sueños de los toreros.
Que nunca nos falte Madrid, aunque sea una feria interminable.