jueves, 5 de febrero de 2015

Conspiración...

Habrá gente que me tome por loco. Es posible que lo esté. Habrá quien piense que veo fantasmas donde no los hay. Puede ser. Habrá quien diga que me gusta demasiado el misterio y los programas de Iker Jiménez. Pues sí, me gustan, ¿y qué?. A nadie le hace daño un poco de misterio y miedo de vez en cuando. No veo dónde está el problema. A lo que voy: llevo varios días dándole vueltas a un asunto. A nuestro Gobierno nacional no le gustan los toros. Casi nunca han gustado. Exceptuando a Adolfo Suárez, casi nunca, por no decir nunca, se ha visto a un Presidente del Gobierno en un tendido de una plaza de toros. Rajoy estuvo alguna vez en su querida Galicia (Pontevedra), pero evidentemente aún no era Presidente. Desde que lo empezó a ser, agua. Incluso no ha ido en alguna ocasión a los toros pese a haber estado invitado. Así pues, ni Felipe, ni Aznar, ni Zapatero, ni Rajoy se han dejado ver en una plaza de toros. ¿Los motivos? Pues algunos han sido antitaurinos declarados y otros no han ido por el qué dirán. También ha habido alguno que no ha considerado a la Fiesta Nacional como un rito cultural típico de nuestra nación, sino como una barbarie sin justificación alguna. Allá ellos. Lo que realmente me inquieta de un tiempo a esta parte es que nuestra Administración esté minando la Fiesta con sus impuestos abusivos. Que alguien me lo explique. Que alguien me explique porqué somos uno de los espectáculos que más IVA paga. Que alguien me explique porqué en los festejos taurinos se paga tanta Seguridad Social. Nadie me lo puede explicar, y mira que lo he preguntado por activa y por pasiva. Así que lo único que me queda es pensar en la teoría de la conspiración. Quizás no sea una conspiración como las grandes conspiraciones de la historia, pero algo de ello seguro que hay en todo este tropel de impuestos que se trae entre manos nuestro Gobierno. Es una teoría descabellada, lo sé, pero no me queda otra alternativa que pensar en una estrategia oculta para acabar poco a poco con la Fiesta. Es relativamente sencillo y lógico. Mira: si el Estado obliga a los empresarios taurinos a pagar grandes cantidades de dinero por organizar festejos, el empresario de turno no los va a dar o a lo sumo va a ir a lo seguro -dando sólo pocas corridas de toros y suprimiendo las muy deficitarias novilladas-. Si hay pocas corridas de toros y son deficitarias, el empresario cada vez dará menos hasta que no de ninguna -como ya ha pasado en algunos lugares-. Si no hay novilladas no hay cantera y difícilmente saldrá una, dos o tres nuevas figuras del toreo -desde Talavante en 2006 no ha salido ninguna, y de eso ya hace nueve años. No sé si me explico. ¿Entiendes por dónde voy? Que si, que a lo mejor alucino un poco, pero ya te he dicho que me gustan los programas de Iker Jiménez. Y del tema ganadero más de lo mismo. A los criadores de toros también les están poniendo zancadillas sin parar desde las Administraciones tanto nacionales como europeas. Los saneamientos se han multiplicado, las enfermedades bovinas curiosamente también, a algunos ganaderos les están obligando a matar gran parte de sus camadas de vacas... Y menos mal que no ha prosperado la iniciativa reciente de Los Verdes para eliminar las ayudas europeas a la crianza del toro bravo. Ellos que se las dan tan de animalistas, pretendían excluir a los ganaderos de los fondos de la Política Agraria Común y en consecuencia dejar al toro de lidia totalmente desamparado en comparación con el resto de bóvidos, si es que ya no está lo suficiente. ¿Ves los fantasmas ahora? Yo sí. Lo voy a decir muy claro: creo que hay una campaña bajo cuerda (osea, una conspiración en toda regla) para acabar con la Fiesta de los Toros por parte de nuestros políticos, tanto de los que mandan como de los que no. Y de mis trece no me saca nadie a menos que vea pronto resultados muy claros y beneficiosos para la Fiesta por parte de la Administración. Aunque sea en forma de fantasmas...