jueves, 30 de agosto de 2012

Aste Nagusia 2012. Resumen de la Feria de Bilbao

Otro año más, la Feria de Bilbao ha concluido con muchas cosas interesantes y otras no tanto. Entre la vorágine de las fiestas de mi pueblo y el trabajo, he podido ver casi la totalidad de las corridas de este año en la capital vizcaína. Los nuevos inventos como el Iplus te permiten grabar y ver lo grabado cuando buenamente se puede o cuando te venga en gana. Respecto al ganado que se ha lidiado este año en Bilbao, hay que decir que para mi gusto ha bajado un poquito la presentación de los toros, sobre todo en las mismas corridas de siempre, ya sabéis, las de las figuras (Cuvillo, El Pilar y Juan Pedro). De entre todas las corridas lidiadas, destaco la de Jandilla que fue muy buena y en la que todos los toros se dejaron y ofrecieron posibilidades de triunfo. Me gustaron dos toros de El Pilar (2º y 6º), este último de nombre Sombrero, con una calidad impresionante y que fue lidiado por Talavante. De hecho ha sido galardonado con el premio al mejor toro de la feria. La corrida de Alcurrucén y Victorino Martín fueron también muy interesantes, con tres toros cada una que se dejaron y posibilitaron el triunfo de sus matadores. La Quinta sólo tuvo dos toros potables (1º y 6º). Me decepcionó la corrida de Fuente Ymbro a pesar de que estuvo muy bien presentada y de tener dos toros (2º y 3º) con opciones. También me decepcionó la de Juan Pedro, sin fondo y descastada y la de Cuvillo, en la que sólo el primero de la tarde ofreció algo digno de mencionar. En cuanto a los toreros, hay que destacar como triunfadores rotundos a El Juli, Perera, Fandiño, Jiménez Fortes y Diego Urdiales. Cada uno de los cinco estuvieron cumbres en sus actuaciones aunque si me tengo que quedar con uno me quedo sin duda con Perera. No se puede torear mejor, más largo y templado, más encajado y roto, más perfecto... Chapó por Perera. He de decir también que me asustó el valor de Fortes y la profesionalidad de Diego Urdiales. Sin duda estamos ante dos toreros como la copa de un pino. Bilbao, la feria más importante del norte español. Y consolidada a través de los años. Menos mal que aquí no corremos el peligro que están sufriendo sus vecinos de San Sebastián. Pero claro, eso ya es otro cantar.

domingo, 19 de agosto de 2012

Así no puede ser...


Como todos los años por estas fechas, varias localidades próximas a mi pueblo organizan festejos taurinos en el marco de sus tradicionales fiestas patronales. En concreto, hay varios pueblos que ofrecen espectáculos con cierto interés para el aficionado, tal es el caso de Tarazona de La Mancha, Iniesta, Villarrobledo o Motilla del Palancar por citar los de más importancia. Ni que decir tiene que el ganado que se lidia en estas plazas, catalogadas como de tercera categoría, da pena. Y si no pena, al menos un poquito de lástima. Los toreros, en ocasiones figuras que se prestan a venir a estos pueblos de la Mancha, se enfrentan a novillitos con poca cara y carnes justas. Lógico. No van a venir a un pueblo a exponerse a nada, aunque dicho sea de paso, cualquier toro bravo por muy terciadito y pequeño que sea te puede ocasionar un disgusto muy serio. La historia del toreo y sus tragedias están llenas de desgracias con toros de los denominados “cómodos” para el torero. Pues bien. Esos toreros, en muchos casos considerados figuras, vienen por estas tierras no sin cobrar el caché que suelen tener fijado para plazas de tercera -que suele ser bastante alto dicho sea de paso-. La consecuencia de todo ello es que para que al empresario le cuadren las cuentas y le quede algo de ganancia, tiene que poner unos precios en las entradas que yo considero abusivos y desorbitados en muchos casos. Y eso si logra sacar lo suficiente como para liquidar al ganadero y a los toreros, que la mayoría de las veces no sacan ni para eso, con lo que tienen que endeudarse y dejar a deber a aquellos que ha contratado, sobretodo a los ganaderos. Estos días me he llevado una más de las muchas desilusiones y disgustos que me provoca nuestra fiesta de los toros. En mi agenda tenía varias citas taurinas a las que quería asistir para pasar un buen rato y salir de la monotonía del día a día. Se de sobra que no iba a ver nada del otro mundo, pero mi afición es tan grande que estaba dispuesto a tragarme lo que fuera por ver toros, aunque estos no me resultaran gran cosa en cuanto a presentación. Pues bien, en ello estaba cuando me entero de los precios de las entradas de varios de estos festejos. Intolerables. En Tarazona de la Mancha por ejemplo, que celebra una corrida mixta el sábado 25 de agosto con toreros de la tierra y una normal con Javier Conde, Miguel Angel Perera y Cayetano el domingo 26, los precios oscilan a partir de los 36 euros que cuesta la entrada más barata. En Villarrobledo tres cuartos de lo mismo, así como en Iniesta y en casi todos los festejos de los pueblos de por aquí. Solución: no ir. Los empresarios no se dan cuenta que la gente no puede gastarse hoy en día esa cantidad de dinero por ver un espectáculo que en Madrid o en el mismo Albacete vale la mitad. Sí, está claro que estas dos son plazas de mucha más capacidad pero ni por eso están justificados esos precios. Es lamentable que en los tiempos que corren, donde la Tauromaquia está más amenazada que nunca, todavía haya señores a los que les importa un pito la situación y pretendan forrarse a costa de cuatro tontos. Porque los que vamos a los toros somos cuatro tontos, que somos los que pasamos por taquilla. Luego te enteras de que el empresario ha repartido quinientas o seiscientas entradas gratuitas a quien le ha dado la gana y observas el manoneo y la chavacanería tan característica que hay en los callejones de las plazas de los pueblos. Y en esto incluyo también a muchos periodistas que no van precisamente a trabajar, que se sueltan sus pelos tan repeinados en los programas que presentan y que jalean con aspavientos las faenas de los toreros a los que le sirven el peloteo en bandeja y la crítica descafeinada y barata. A mí, particularmente, estas situaciones me producen náuseas. Total, que si en la plaza hay dos mil personas, al menos la mitad están por la cara, y eso no es justo. Claro, los toros se ven muy bien sin pagar, y se defienden con la boca pequeña cuando no te has rascado el bolsillo para ver una corrida de toros en tal o cual pueblo. Eso para mí es hipocresía y de la buena. Señores, nos estamos cargando la fiesta. Mejor dicho, se la están cargando. Y no son los políticos nacionalistas ni aquellos a los que le da alergia todo lo que tenga que ver con la derecha o con España. No. Son los mismos taurinos recalcitrantes los que se la están cargando. Son los empresarios que se aprovechan de la afición de las personas a los toros y de la generosidad de los habitantes de los pueblos en sus fiestas patronales los que quieren hacer el “agosto” en agosto, nunca mejor dicho. Esto es el colmo. Por lo pronto, me conformaré con ir el 24 de agosto a la plaza de mi pueblo a ver a Indalecio Sahuquillo “El Castellano III”, novillero sin caballos casasimarreño que debuta de luces y al que tengo mucho interés en volver a ver. Al menos sé que no me van a engañar con las entradas y tengo la garantía de que veré un espectáculo sin trampa ni cartón, desnudo, verdadero. A Indalecio llevo dos años sin verlo, desde el día que debutó en mi pueblo como becerrista. Aquel día me gustaron sus maneras y en este tiempo me han seguido hablando muy bien de él. Estoy seguro de que no me decepcionará. Los atracos en las corridas de los pueblos vecinos podrán esperar. Además, no creo que se me eche mucho de menos. Iré a Cuenca, a Albacete, incluso a Madrid en otoño, plazas donde salvo muy contadas excepciones se ven espectáculos serios y económicamente baratos, aptos para cualquier bolsillo. Me sigue sin entrar en la cabeza cómo los que dirigen el timón del mundo de los toros no se dan cuenta que la salvación pasa por abaratar los precios de las entradas para que la gente vaya a los toros, porque no hay mejor publicidad para nuestra fiesta que ver una plaza llena y no el deprimente cemento vacío que tanto abunda hoy en día en las plazas de toros. Si en los pueblos no se pueden traer figuras no se traen. Y punto. Si es necesario contratar a toreros más baratos de mitad del escalafón se contratan. Así ha sido siempre. No nos olvidemos que lo importante aquí es el toro, no tanto el torero y si hay que gastar es preferible hacerlo en el toro, que es la fuente auténtica de emoción en nuestra fiesta. Siempre será más fácil que nos engañen con las figuras que con el toro íntegro.

jueves, 9 de agosto de 2012

La avaricia no es buena compañera...

     Antes de adentrarme en la temática de mi nuevo post, quería añadir un apunte más sobre el que hace unos días escribí sobre Curro Vázquez y su cambio de actitud en los últimos años desde que es apoderado. Y es que aún me sorprende todavía más si cabe la nueva actitud de defensa a ultranza del toro pequeño y mal presentado para sus toreros cuando él, a lo largo de su trayectoria como matador de toros los ha matado de todas las clases y colores, predominantemente grandes y muchos de ganaderías duras. Pero eso ahora se le ha olvidado a Curro y eso que no hace tantos años que se retiró.

     En cuanto a mi nuevo post, quería hacer una reflexión sobre un tema del que se ha hablado mucho estos días. El pasado viernes 27 de julio, Iván Fandiño estoqueaba en solitario seis toros de distintas ganaderías (Alcurrucén, Fuente Ymbro y Adolfo Martín) en la plaza de toros de Valencia. La razón por la que el torero de Orduña se quedaba sólo en el cartel era porque el compañero que estaba anunciado con él, Javier Castaño, se encontraba convaleciente de una cornada que el domingo anterior le propinaba en la espalda un toro de José Escolar en Mont de Marsán. Castaño, pese a sus esfuerzos por estar en Valencia no pudo llegar a la cita y reaparecería en Santander el sábado 28 de julio, un día después de la encerrona de Fandiño por su ausencia. La decisión de Iván Fandiño de quedarse sólo con los seis toros ha sido alabada por unos y criticada por otros. El sector pelota y recalcitrante de la prensa, que lo hay y mucho, ha elogiado y calificado de gesta la decisión y el arrojo del torero de Orduña al no permitir que ningún compañero entrara en el cartel esa tarde y en consecuencia asumiera él sólo la lidia y muerte de los seis toros reseñados. A todo el que piensa de esta manera le muestro mis más sentidos respetos aunque no comparta sus opiniones para nada. No seré yo quien le quite a Iván ni un pelo de su mérito ni infravalore su actuación, pero no comparto para nada su actitud egoísta al no permitir que una vez que Javier Castaño se cayera del cartel entrara otro u otros compañeros en su lugar. Yo tenía intención de desplazarme esa tarde a Valencia a ver el mano a mano, puesto que son dos toreros tremendamente interesantes, en especial, para mí, Javier Castaño. Al enterarme de que este último al final se caía del cartel, esperé paciente a saber cuál o cuáles serían los que completarían el cartel. Cual fue mi sorpresa y decepción cuando leí en un portal taurino que Fandiño se quedaba sólo ante los seis toros porque así lo había asumido y no había permitido que ningún otro compañero le acompañase esa tarde. Muy mal Iván. Muy mal. En ese cartel podrían haber estado otros toreros del corte de Castaño que sin ser tan buenos como él, le habrían dado un cierto atractivo a la tarde. Fernando Robleño, Alberto Aguilar, Sergio Aguilar, Juan del Álamo..., y si me apuras hasta Jiménez Fortes, que está siendo la revelación de la temporada. Pero Iván y su apoderado no lo permitieron. El egoísmo les cegó y ellos se lo guisaron y se lo comieron. Automáticamente me enfadé y le dije a mi buen amigo Alberto, con el que iba a ir a ver el mano a mano, que no contara conmigo. Me había cabreado sobremanera la actitud de Iván y de Nestor, su apoderado. Es más, le dije que aquello no iba a salir bien y que mucha gente devolvería la entrada. Efectivamente, al acabar la corrida y ver la reseña del festejo, pude comprobar que sólo había habido un cuarto de entrada para ver la corrida. A todo esto, sigo cabreado con Fandiño. No se puede uno quejar de que las figuras no te hacen ni caso y de que no quieren torear contigo y luego hacerle tú lo mismo a otros toreros que están en peor situación que tú. No Iván. Así no. El toreo es grandeza y compañerismo y si se rompe un mano a mano por ausencia de un compañero, no tiene sentido quedarte tú solo en el cartel, ya que la gente no quiere ver eso. Si se rompe un mano a mano lo suyo es hacer otro o poner una terna en el cartel. Me consta que el gesto de Fandiño ha sentado muy mal en muchos compañeros de escalafón y que a partir de ese día no le ven con los mismos ojos. Eso sin contar con algunos daños colaterales que la decisión de Iván trajo consigo, como por ejemplo que Alberto Aguilar decidiera un día después romper con su apoderado Simón Casas que casualmente es uno de los empresarios de la plaza de toros de Valencia. Nadie entiende cómo Simón no se puso en el papel de apoderado y empresario y a pesar de la negativa de Fandiño a compartir obligara al torero de Orduña a que por lo menos hubiera entrado su torero. Ni siquiera el propio Alberto se lo pudo explicar. La solución: romper con Simón. Normalísimo. Seguro que ahora con José Antonio Campuzano, su nuevo apoderado, va a torear más. O por lo menos va a tener a alguien que se rompa el pecho por él. Como digo, no voy a quitar un ápice del mérito de Iván Fandiño el pasado día 27, donde por cierto salió por la puerta grande tras cortar una oreja en el quinto y otra en el sexto pero sí quiero criticar su para mí errónea decisión de no aceptar a compañeros en el cartel. No tengo ninguna duda de que mi enfado con Iván se me pasará pronto y de que voy a seguir viéndole y admirándole como hasta ahora pero lo mejor que se puede hacer siempre es predicar con el ejemplo y él no lo hizo el otro día en Valencia. Espero que te hayas dado cuenta porque si no se te pueden cerrar muchas puertas que sólo tú con tu capote, muleta y espada has abierto, algunas de ellas tirándolas abajo de una patada gracias a tu entrega, valor, compromiso y toreo del bueno.

         

jueves, 2 de agosto de 2012

Currovazcadas...

Curro Vázquez siempre ha sido un torero al que he admirado profundamente desde que le conocí personalmente cuando tan sólo tenía seis años. Aquel lejano mes de agosto de 1986, en la feria de mi pueblo, Casasimarro, Curro vino a torear un festival junto a Paco Alcalde y el torero conquense de San Lorenzo de la Parrilla Curro Fuentes. En aquellos días de bullicio y fiestas no había ni una habitación libre en el hotel de mi pueblo así que mi padre, ni corto ni perezoso, decidió proponer a los toreros y sus cuadrillas el quedarse en mi casa. Nos fuimos a comer todos el día del festival a un restaurante del pueblo cercano de Rubielos Bajos y allí todo fue armonía, risas y por supuesto una buena comida que por cierto preparó el mismo Curro Vázquez ante la sorpresa del dueño del bar al verle entrar por la puerta. Curro, famoso y en figura como estaba, pidió al cocinero que si por favor le dejaba entrar en la cocina para preparar un plato de su especialidad. Evidentemente no hubo problemas y todos comimos de la mano de un chef de lujo. Después de la comida, nos vinimos todos para mi casa y los toreros empezaron a ducharse y a cambiarse para el festival. Recuerdo la impresión que me causó el ver las piernas desnudas de Curro Vázquez. Estaba literalmente cosido a cornadas. Y recuerdo perfectamente también que Pablo Saugar "El Pali", peón de confianza y banderillero de José Cubero "Yiyo" hasta su trágica muerte justo un año antes en Colmenar Viejo, no paró de beber en todo el día hasta que llegó la hora de marchar hacia la plaza. Sin duda todavía tenía muy presente la tragedia de Colmenar e intentaba matar a cañonazos de coñac la enorme pena por la inesperada muerte de "su" Yiyo, como él decía. Tras el triunfal festival en la plaza de toros de mi pueblo, volvimos todos de nuevo a mi casa donde se quitaron sus ropas de torero y se ducharon uno a uno. Tras ello y antes de marcharse de Casasimarro la noche de ese mismo día, Curro Vázquez me cogió y me sentó en sus rodillas alrededor de la mesa en el comedor de mi casa. A su lado estaba Paco Alcalde y el resto de banderilleros de ambos, incluido el triste "Pali", absorto en sus pensamientos. Cuando estaba en las rodillas de Curro, este y Paco Alcalde me dijeron que tenían un regalo para mí. De repente, Curro sacó de su cartera un billete de 500 pesetas y Paco otro. En ese momento se me iluminó la cara como una bombilla. Con esas mil pesetas pasé las mejores fiestas de mi vida. Y todo gracias a ellos. Tras ese regalo vinieron más, puesto que tanto uno como otro me firmaron y dedicaron varias fotos que todavía conservo con gran cariño. Aquel Curro Vázquez era un torerazo simpático, cariñoso y muy muy generoso. Nunca olvidaré aquel día en el que fui feliz como pocas veces lo he sido en mi vida. Curro y Paco aquel día y Julio Robles muy poco tiempo después gracias a la íntima amistad que le unía con mi padre, fueron los auténticos responsables de que hoy en día ame tanto la fiesta de los toros. Tras aquel entrañable episodio, Vázquez siguió triunfando y se consolidó en la figura del toreo que ya era y que siguió siendo hasta su retirada. Pero todo aquello pasó y hoy en día Curro Vázquez ha cambiado. Ya no es el que era. Ahora, en su faceta de apoderado de "figuras" del toreo, deshace más que hace y en cada reconocimiento de los toros que van a matar sus toreros monta unos numeritos dignos de mención. El último, sin ir más lejos se produjo el viernes pasado a las cinco de la tarde en el reconocimiento de los toros de Victoriano del Río que al día siguiente iban a lidiar en Valencia Enrique Ponce y su torero Morante de la Puebla mano a mano. El ganadero viajó a Valencia con 12 toros que la empresa había reseñado para tal evento. En el reconocimiento previo, sólo pasaron cinco toros. Los siete restantes fueron rechazados. Y de los cinco toros que pasaron el reconocimiento, a Curro Vázquez no le gustaban dos toros porque según él eran demasiado serios para su torero. A todo esto, Curro tenía tres toros de una ganadería muy conocida de Andalucía reseñados y preparados por si no le gustaba alguno de los que Victoriano había mandado a Valencia. Curro intentó que esos dos toros no se torearan bajo ningún concepto y meter los tres que tenía bajo el brazo preparados para su torero. Por suerte la empresa y los veterinarios no aceptaron y los cinco de Victoriano junto con un remiendo del mismo ganadero saltaron al día siguiente al coso de la calle de Játiva. Lamentable la actitud de Curro Vázquez, más si cabe con una ganadería como la de Victoriano del Río, que es una de las predilectas de Morante y en la que casi siempre está metido allí tentando y preparándose. Muy mal Curro. Eso es un gesto muy feo al ganadero, aparte de una falta de respeto al aficionado que al día siguiente iba a pagar por ver la corrida. Por si fuera poco, casualmente esos dos toros que para Curro eran demasiado fuertes y serios acabó matándolos Enrique Ponce, no sabemos ya si por presiones de Curro, si porque Ponce tiene menos fuerza que Morante o si porque el torero sevillano tiene mucha suerte en los sorteos. De cualquier manera y salvo esos dos toros, la corrida resultó muy mal presentada. En fin, lo de siempre. Las figuras y sus "padrinos" se empeñan en descafeinar la fiesta, tanto que al final se va quedar en agua. Por ello, poco importa el resultado de la corrida. De los toros que saltaron al ruedo, los mejores fueron el 1º y 6º y a pesar de todo, Enrique Ponce estuvo muy bien toda la tarde, con dos faenas muy completas y compactas. Morante dejó algún chispacito de su arte en el 6º, sin terminar de redondear del todo. Curro Vázquez me volvió a decepcionar con su actitud otra vez y ya van unas cuantas. Tú no eras así Curro. ¿Tanto has cambiado? Parece ser que sí...