viernes, 20 de diciembre de 2013

Por mí y por todos mis compañeros...

Antes de comenzar, quiero aclarar una cosa: no soy periodista. Ni pretendo serlo. Respeto como el que más a todos y cada uno de los que dedican su vida al noble arte de informar. Sólo soy un aficionado inconformista y quisquilloso que tiene el honor de escribir en este digno portal taurino porque un día me lo pidió mi buen amigo Leo Cortijo, al cual le estaré eternamente agradecido. Mis opiniones son mías, y no responsabilizo de ellas a nadie. Por tanto, si hay que dar leña, ruego la den a mi persona, no al medio en el que escribo. Dicho esto, vamos a comenzar la faena por el lado izquierdo y en los medios, como los toreros puros y valientes. No me importa el vendaval que sopla esta tarde en la plaza. ¿Acaso lo dudaban? Como todos sabéis, el pasado jueves estallaba una bomba informativa en el ámbito taurino. Cinco de las llamadas “figuras” del toreo, a saber, Morante de la Puebla, El Juli, José Mari Manzanares, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante, publicaban un comunicado en el que decían que no iban a volver a torear en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla mientras que la empresa Pagés estuviera al frente de la plaza. El comunicado iba dirigido a los Maestrantes, dueños y propietarios del coso del Baratillo. Dichos toreros se mostraban molestos con las palabras de Eduardo Canorea unos días antes en el transcurso de una rueda de prensa el pasado 27 de noviembre en Sevilla, en la cual se les atacaba públicamente y se les hacía culpables de casi todos los males que sufre la Fiesta. A su vez, los toreros esgrimían otra causa por la que no estaban dispuestos a torear en Sevilla: quieren que se recupere la identidad de la plaza y que se respete a los toreros y sus representantes. Aunque a muchos les cueste creerlo, he de decir (y siempre lo he dicho), que respeto profundamente a los toreros. Desde el primero del escalafón al último. Todos se juegan la vida y el dinero que ganan por ello bien ganado está. Siempre les he considerado unos héroes. Quizá los héroes más grandes que pueda haber en la sociedad. Partiendo de esa base, esto no es óbice para no criticar ciertas actitudes de algunos toreros y en este caso concreto que me ocupa, algunas contradicciones y falsedades palpables en el comunicado de estos cinco diestros. A ver si me he enterado bien: ¿quieren que se recupere la identidad de la plaza de Sevilla? ¿Pero qué milonga es esa? ¿Precisamente ellos lo piden? ¿Precisamente estos cinco que son los toreros más consentidos por el público sevillano?¿Precisamente estos cinco que han triunfado en Sevilla en repetidas ocasiones y a los cuales se les ha perdonado todo? ¿Precisamente a estos cinco a los cuales se les ha pagado siempre religiosamente lo que han pedido en Sevilla? ¡Por favor! No me hagan reír. Admito que las formas de Canorea en la rueda de prensa no fueron las mejores. Estuvo altivo y un tanto despectivo y chulesco hacia los toreros y sus representantes. Pero por contra, sí estoy totalmente de acuerdo con el fondo de lo que dijo. El empresario sevillano puso al descubierto verdades como templos y no se cortó un pelo al decir que estos cinco toreros no quieren rebajarse ni un céntimo sus honorarios a pesar de la imperante crisis económica y de afición que sufre la Fiesta de los toros en la actualidad. Parece ser que algunos de ellos, en concreto Morante, Juli y Manzanares no se han enterado aún, por ejemplo, de que el domingo de Resurrección de este año en Sevilla y en cuyo cartel figuraban los tres, hubo unas pérdidas de 96.000 euros. Esto como simple detalle. Pero claro, eso a ellos se la suda, con perdón. A ellos la supervivencia de la Fiesta y el aficionado les importa un pepino. Ahora que es el momento en el que, debido al mal momento por el que atraviesa la Fiesta, todo el mundo está luchando por la unificación y la concordia entre todos los estamentos taurinos, van ellos, pegan el puñetazo en la mesa y se desmarcan de todo el mundo creando una guerra tan estúpida como innecesaria. Amigo, lo que realmente les importa a estos es llenarse los bolsillos. Y digo esto para resaltar la falsedad del fondo del comunicado de los toreros. Entiendo que se hayan podido sentir ofendidos con el tono de Canorea en la rueda de prensa -del cual ya ha pedido perdón en un comunicado reciente-, pero eso no es motivo suficiente a mi entender para lanzar el órdago que han lanzado. ¿Pero quiénes se han creído que son, los dueños de la Fiesta? Lo único relevante que están haciendo ustedes es cargarse la autenticidad de la misma, imponiendo ganaderías y rehuyendo plazas importantes y compañeros emergentes, algo que nunca en la historia de la Tauromaquia ha sido tan escandaloso como lo está siendo ahora. A la Fiesta le vendría de perlas que estos estos cinco dejaran de mirarse tanto el ombligo. No lo duden: el meollo de toda la cuestión es un simple y llano tema económico. Por si fuera poco, estos cinco toreros han marginado al resto de compañeros del escalafón, los cuales son tanto o más válidos que ellos. Por si fuera poco, estos cinco toreros no llenan las plazas como se ha demostrado en repetidas ocasiones. Ni siquierea juntos en el mismo cartel. Osea que su tirón no es tan grande como se creen. El único que llena las plazas es José Tomás. Lo sabemos todos. Ellos también lo saben. Como no podría ser de otra forma, en cuanto se produjo el comunicado de los toreros, no tardaron en salir a la palestra los mismos periodistas pelotas de siempre a erigirse en defensores de la causa del desagravio. A esa prensa mamadora del movimiento de las figuras le ha faltado tiempo para poner a parir a Canorea excusándose en su repetida actitud dictatorial y al mismo tiempo culpar de todo este lío a los Maestrantes, auténticos responsables según ellos de que los números de Sevilla no estén saliendo. Para dichos imformadores ese 23% de la recaudación de la plaza que va a parar a las arcas de dichos Maestrantes es el detonante del mal sevillano. Y todo ello porque esos supuestos comunicadores no tienen el valor de desacreditar a sus amigos las "figuras", no sea que se vayan a enfadar con ellos y les quiten algún que otro privilegio. Una muestra más de que gran parte de la prensa taurina "oficial" de este país está atada de pies y manos en favor de unos cuantos toreros. De lo que quizá más de uno no se de cuenta es que a parte de su afinidad por estos toreros, la causa principal de sus desencuentros con el empresario esté basada en unas ideas políticas opuestas. Es más, el conflicto de alguno de estos periodistas con Canorea viene desde muy atrás, lo cual y junto a su amor fraterno por algunas figuras del toreo, le han animado a darle leña al mono de forma inmisericorde. El veto de esas cinco figuras a Sevilla puede que hasta incluso le hagan un bien importante a la Fiesta. Y es que es el momento oportuno para que el resto de empresarios taurinos importantes de este país, junto con los ganaderos, los demás toreros denostados por estos cinco y la afición taurina, nos unamos y le demos la misma medicina que han usado ellos con Sevilla. Ellos han vetado. Ahora, todos juntos deberíamos vetarles a ellos. Sólo así podríamos ver más a menudo en las ferias a toreros y ganaderías con los cuales se niegan a torear por sistema, no sabemos si por miedo o por qué. Créanme. Sería más barato confeccionar ferias y corridas y ello repercutiría inexorablemente en una importante reducción del precio de las entradas. Indudablemente todo sería mejor para todos. Todo es cuestión de unirse y proponérselo. Jamás en la historia de la Tauromaquia ha habido un grupo de figuras tan nefasto y contraproducente para la Fiesta como este. Jamás ha habido un grupo de figuras tan exigente como este. Y jamás ha habido un cabecilla tan manipulador e inconformista como el que tiene ese grupo. Un cabecilla que ha trasladado el rencor del fallido G10 a un G5 que se ha inventado para seguir fastidiando a empresarios, ganaderos, televisión y aficionados. Que si, que lo sé, que os jugais la vida, que aquí se muere de verdad, que no todo el mundo es capaz de ponerse delante de un toro, entre ellos yo. Todo eso lo sé. ¿Pero hasta cuándo habremos de soportar esta situación? Ni siquiera Joselito El Gallo, Juan Belmonte, Manolete, Dominguín u Ordóñez exigieron tanto en sus respectivas épocas, y de sobra es sabido que estos pidieron muchas cosas y cambiaron otras tantas. Este torero se inventó una cruzada contra todo el mundo hace unos años y no cesará hasta lograr lo que se ha propuesto. Y lo peor es que poco a poco lo está consiguiendo. Señor Canorea: le voy a dar un consejo. Puesto que los honorarios de estos cinco toreros en Sevilla podrían ascender a unos 400 millones de las antíguas pesetas, corra y pida de nuevo perdón a José Tomás. Una, dos, tres, cuatro y hasta mil veces si fuera necesario. Contrátele tres tardes al dinero que le pida -que no creo que sea más de 100 millones por tarde-. Págueselos. Haga cuanto él le pida. No contrate a los toreros del G5. Se va a ahorrar 100 millones de pesetas y va a vender todos los abonos habidos y por haber. Abra los carteles en cuanto a ganaderías y toreros. Va a ganar dinero. Hágame caso. Convenza a José Tomás. Por su bien. Aunque tenga que ir a buscarle andando al mismísimo Senegal... .

viernes, 6 de diciembre de 2013

Ruina...

Qué más quisiera yo! ¡Uy!, perdón, que estamos en directo. Nada, no hagan caso. Estaba pensando en voz alta. Estaba convirtiendo en realidad algunas de las utopías sobre el mundo del toro que golpean mi cabeza una vez sí y otra también. No soy tonto. Siempre serán utopías. Al lío que si no luego me dicen los lectores que soy un plasta y que me enrollo mucho. Por cierto, un breve apunte a mi último artículo en relación a la bajada en los honorarios de los toreros: lo realmente ideal sería que cobrasen a partes iguales según su poder de convocatoria y por consiguiente según los dineros que recauden en taquilla. ¡Ni en tus sueños!, dirán. ¡Estás loco!, pensareis. Ya os he dicho que fantaseo con las utopías del toreo. Así que no me lo tengáis en cuenta. Por favor. Ya sabéis cómo soy. Me gusta mojarme y no sólo en verano. En invierno también. Que el toreo hoy en día es ruina lo sabemos todos. Sí, ya lo sé. Soy un catastrofista. No tengo remedio. Pegarme si queréis. Algunos de mis mejores amigos “detractores”, aquellos que odian cada palabra que escribo o digo, me repiten una y otra vez que soy muy negativo y que con eso no ayudo a la Fiesta. Llevan razón en parte. Pero sólo en parte. También canto, y no por bulerías como el maestro Talavante, las hermosuras de esta nuestra Fiesta. Pero como me gusta decir la verdad y soy un tipo de naturaleza quisquillosa e inquieta, casi siempre al citar con la izquierda me sale un trapazo y el toro de la actualidad me atropella la muleta. Osea, que casi siempre digo cosas negativas. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa… Pero esas cosas también tienen derecho a ser contadas, ¿no crees? ¿Acaso no te gusta saber la verdad de todo lo que te rodea? A mí sí. Mi compromiso con la verdad es mi mayor defecto. O mi mayor virtud, quien sabe. Lo último clama al cielo. De sobra es sabido que hoy en día, con el panorama crítico que vive la Fiesta, muy pocos toreros y ganaderos viven realmente de esto. Me atrevería a decir que los únicos que ganan dinero de verdad y a los que le sale rentable esta profesión es a los diez primeros toreros del escalafón –y me paso en unos cuantos- y a cuatro o cinco ganaderos. Los demás, tanto de un bando como de otro, ruina. Los demás, tanto de un bando como de otro, en coma inducido. Pues bien, y ahí va lo gordo. Presuntamente, algunos de esos toreros que ganan mucho dinero resulta que deben a sus subalternos más de la mitad de la temporada. Algunos de ellos no perdonan y se van y otros hacen de tripas corazón y se mantienen fieles a sus matadores a pesar de la deuda que su jefe de filas tiene con ellos. Evidentemente no voy a dar nombres porque no los sé con certeza. Allá cada cual con sus conclusiones. Así está esto. Y si algunos de los toreros que ganan dinero no liquidan el cien por cien de los honorarios de sus subalternos, imaginaros lo que pasa con los matadores que torean poco o casi nada. Misión imposible. Hambre y miseria, como dicen en mi pueblo. Esto sí que me parece lamentable, y a pesar de ello no se dice ni una palabra al respecto. Eso sí, hay que reunirse mil veces para que prensa y aficionados vean que intentamos llegar a un acuerdo que paradójicamente no existe y es difícil que se produzca. Miren, yo soy un poco corto de entendederas. Sobre todo en temas legales. Que si convenio para acá, que si convenio para allá, que si el matador debe ser el que pague la Seguridad Social a sus peones, que si debe ser el empresario, que si hay una Asociación de empresarios veteranos por aquí, que si (¡oh sorpresa!) hay otra Asociación de jóvenes empresarios por allá… Como diría mi abuelo: “Nene, como te pases de darle con la maza al ajo lo vas a dejar aguarchao y no va a estar bueno” . Pues eso: que lo único que hacen es marear la perdiz y llegar a pocos puntos en común. La auténtica realidad es que en este espectáculo el dinero brilla por su ausencia y que en los últimos diez años el número de espectáculos taurinos ha decrecido en torno a 1250 festejos mayores. Eso sí que son verdades palpables. Como lo es que en 2014 vamos a seguir cayendo en picado hasta que, o bien esto explote de una vez por todas o se recupere definitivamente, lo cual y según los expertos de las Asociaciones de mandamases del Toreo ocurrirá en 2017. Sinceramente dudo que dentro cuatro años esto siga en pie. Esperemos que sea cierto lo que dicen y que a partir de 2015 comience la ascensión. Por lo pronto, el número de festejos en los dos últimos años ha descendido un 12,79%. La previsión de cara al ejercicio próximo será de un descenso del 6%. A todo esto, la culpa, según los empresarios, la tiene el PIB (Producto Interior Bruto), el cual cuando sube, el número de espectáculos crece en paralelo y cuando baja también decrece en paralelo. Pero eso ya no lo voy a explicar porque me pondríais a parir. Le preguntaré de todas formas a mi abuelo si aquí se puede meter la maza también como en el caso del ajo y cuanto tiempo hay que darle vueltas al PIB para dejarlo fino y comprenderlo. Me temo que al final la culpa de todo va a ser de la maza y no del brazo que la maneja…