miércoles, 7 de junio de 2017

Un antes y un después...

Hay un antes y un después en Morante. Hay un antes de Pepe Luis y hay un después de Pepe Luis. Y es que la compañía que últimamente le está haciendo el hijo del “Sócrates de San Bernardo” al torero de La Puebla del Río está surtiendo una serie de efectos en el ruedo que al menos yo veo cada tarde que Morante se pone el chispeante.
Hay varios, pero fundamentalmente uno: la naturalidad. Desde que Pepe Luis y Morante son inseparables veo a este más natural que nunca. Más suave, más liviano si cabe. Más como una brisa en determinados momentos de sus
faenas. Morante ha ido poco a poco abandonando lo barroco para hacer un toreo minimalista, si se me permite la comparación con los géneros artísticos citados. Aprecio que Morante ahora no abre tanto el compás con la muleta para hacer un toreo de piés en línea con los hombros. Y todo ello sin dejar de dominar al toro en cada embestida,algo que siempre ha hecho y que continúa haciendo.
Porque Morante domina. Claro que domina. Y somete. Claro que somete. Ofrece siempre el pecho con una leve inclinación de tronco, apenas perceptible, que le hace sentir que controla desde arriba aquello que con su ímpetu normal pasa por abajo. Y los sigue llevando largo, que no se nos olvide. Pepe Luis también ha influido en esto puesto que si bien es cierto que el hijo del “Sócrates” no fue un torero excesivamente dominador, ha inyectado en Morante el componente necesario que a él le sobraba y que a José Antonio quizás le faltaba para que el dominio del de La Puebla sea ahora un dominio fundamentalmente más natural y más bonito.
Si de algo adolecen los toreros hoy en día -y lo digo con el máximo respeto y admiración que les tengo-, es precisamente de naturalidad. De que aquello sea algo en lo que no haya estridencias ni posturas forzadas. De que aquello fluya y sea parte de un todo donde la suavidad se imponga a la fuerza bruta. Talavante y Paco Ureña son quizás otro ejemplo de ello. Y es que el torero de Lorca cada vez ejecuta el toreo con más naturalidad y belleza, sin dejar a un lado lo que como a Morante le ha caracterizado siempre: la pureza.
Pepe Luis está influyendo en Morante para bien. Quizás es lo que le faltaba al genio de La Puebla del Río para ser todavía más completo de lo que ya es. Y es que con Pepe Luis cerca hasta está toreando más despacio y más templado que nunca.
Dice un castizo refrán español que “dime con quien andas y te diré quien eres”. Pues bien: Morante cada vez es más Pepe Luis y Pepe Luis más Morante. La simbiosis perfecta. La simbiosis que cada día nos hace disfrutar más a los que como yo nos consideramos morantistas empedernidos. De todos es sabido que en el toreo dos más dos nunca suelen ser cuatro. En este caso concreto, Morante más Pepe Luis siempre dará como resultado el buen toreo. Siempre dará como resultado el número excelso y redondo del buen toreo. Y en eso amigo, no hay duda posible.