martes, 25 de marzo de 2014

Mis Fallas...

Haces unos días terminó la Feria de Fallas de Valencia 2014. Como todos los años, ha sido una feria triunfalista. Ojo: no digo que esté mal. Pero tampoco bien al cien por cien. Valencia siempre ha sido una plaza con un público fácil y extremadamente generoso que se ha mantenido fiel al torerismo más acérrimo. Lo respeto. No lo comparto. Al toro también hay que defenderle. Pero para que negarlo: ha sido una feria exitosa y rentable. Buenísima para el público general y algo menos grandilocuente para el aficionado exigente. No nos engañemos: Valencia siempre ha sido así. Y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos. Amén. Mi análisis de la feria quizá sea algo más crítico que muchos de los que se han publicado en los diversos medios taurinos. Ya sabéis que yo soy exigente por naturaleza. Qué le vamos a hacer. En el plano ganadero, tengo que decir que no me gustaron en líneas generales las corridas de Adolfo Martín (esperaba algo más que nobleza y flojedad), Zalduendo (no esperaba nada de ella), Juan Pedro Domecq (esperaba lo que sucedió) y Núñez del Cuvillo (excepto el sexto toro de nombre "Relatero" que fue bueno pero no extraordinario). Las de Jandilla, Fuente Ymbro (con varios toros muy encastados) y Grarcigrande se dejaron y fueron buenas en líneas generales. La de Victoriano del Río, sin duda, fue la mejor para mi gusto. En cuanto a toros sueltos dignos de mención, aparte de "Relatero" de Cuvillo, hay que destacar a "Mimoso" (6º de Fuente Ymbro), "Jerifalte" (3º de Jandilla), "Taponcito" (4º de Garcigrande) y "Copito" y "Cantaor" (4º y 5º respectivamente de Victoriano del Río). Estos dos últimos toros, a mi juicio, han sido los mejores de la feria. Si soy sincero, no sabría con cuál de los dos quedarme. Quizá "Cantaor" fue un puntito más bravo. Ojo (y aquí me pongo dramático): como Garcigrande y VIctoriano del Río sigan echando toros con tanto "picante", en no mucho tiempo las figuras no les van a querer matar las corridas. Y si no al tiempo. Ya ha pasado con muchos ganaderos a lo largo de la historia, uno de los últimos Ricardo Gallardo. (Dejo el dramatismo. Continúo). Ha habido corridas como la de Juan Pedro que cierto sector de la prensa la ha tildado como buena. No lo fue. Para mí tuvo demasiada nobleza y sosería. El problema es que esa corrida con tres toreros artistas luce más que si hubieran sido tres toreros más "normales". En este último caso, el petardo habría sido considerable ya que la corrida no tuvo emoción y mucho menos transmisión. Y es que un torero artista, para emocionar al público, que no siempre al aficionado, sólo necesita algo que pase por allí. Osea que de buena corrida nada. Pongamos los puntos sobre las íes. En cuanto a las novilladas, me encantó la de El Parralejo (la mejor, con un novillo, "Manijero",5º de la tarde, que fue sobresaliente) y me gustó la de El Torreón. La de Daniel Ruiz remendada con dos novillos de Jandilla estuvo mal presentada por chica y desigual. Tan sólo un novillo, el 3º de nombre "Miedoso" resultó extraordinario por bravo y enclasado, aunque eso sí, feo como él sólo. En cuanto al apartado de toreros, a mi juicio, el que mejor ha estado ha sido Jiménez Fortes. Y es que le he visto muy cambiado con respecto a años anteriores. Sigue con el mismo valor, quizá más, pero ahora sabe utilizarlo para torear y bien. Sus dos actuaciones fueron rotundas y macizas. También me gustaron Rafaelillo, Fandiño, Finito, Morante, Castella, Ponce y Juli (la primera tarde). Rafaelillo estuvo sensacional con dos "adolfos" nada fáciles y muy inciertos. Lo de Finito ha sido todo un bombazo porque pocos podían imaginar lo que llegó a hacer. En mi mente aún tengo una media, un molinete y tres naturales de ensueño. Morante lo ha bordado con el capote. No se puede torear mejor a la verónica. Así pasa. Los somete tanto con la capa que luego muchos de sus toros llegan desfondados a la muleta. Castella me encantó al natural la tarde del mano a mano con Perera. Además, le vi templado como nunca. Ponce estuvo sensacional con ese medio toro, poco claro además, de Victoriano del Río que le cogió al entrar a matar y estuvo a punto de provocar una desgracia con mayúsculas. Por fortuna el pitón izquierdo del toro entró por la axila derecha y no dañó órganos importantes. Eso, y la rotura de la clavícula izquierda, hicieron que Ponce pusiera punto y final a sus vigesimoquintas Fallas como matador de toros. Juli me gustó más la primera tarde que la segunda. Bajo mi criterio, en su primera actuación mintió algo menos. Osea, que estuvo más verdadero pero en su línea. Sin pasarse. Como siempre, mató desde las antípodas. A Fandiño le vi bien pero me quedó la sensación de que se está estancando. No evoluciona. Jesús Duque no me disgustó pero tampoco me enloqueció como a otros. Le veo todavía algo verde aunque a su favor he de decir que estuvo a la altura de las complicadas circunstancias de la tarde y le pudo al extraordinario "Cantaor", que fue el típico toro que puede mandarte para casa llorando. Ese tipo de animal del que siempre se ha dicho: "Dios nos libre de un toro bravo". Así las cosas, el chaval estuvo a la altura de tan tremendo oponente pero le falta todavía mucho que mejorar. Luque Cortó dos orejas más festivas que otra cosa. A diferencia del año pasado, este no me convenció con ese toreo de ligar en el cuello del toro sin vaciar la embestida en cada muletazo. Pero el ambiente de esa tarde era otro y a sus manos fueron a parar las dos orejas del buen "Relatero" (6º). Ferrera hizo el esfuerzo de reaparecer tan sólo cinco días después de su cornada en Olivenza y cumplió como un jabato. Qué torerazo señores. De estos harían falta unos cuantos más en el escalafón. En cuanto a los novilleros, me gustaron Fernando Beltrán, Álvaro Lorenzo y sobre todo José Garrido, el cual está pidiendo ya a gritos la alternativa. No se puede estar mejor de lo que estuvo Garrido. Francisco José Espada, Jorge Expósito y Cristian Climent no tienen malas maneras, pero les falta mucho todavía para llegar al nivel de los anteriores. En cuanto a las decepciones, hay que decir que Manzanares defraudó. Le vi técnicamente nulo, muy superficial y siempre fuera de cacho. Su segunda tarde pudo cortar tres orejas y se fue con una. Se pongan como se pongan, Manzanares lleva mucho tiempo sin poderle a un toro y sin torear de verdad. Decepcionó Joselito Adame, que todavía no le ha cogido el sitio al toro español tras su largo periplo por tierras sudamericanas. Decepcionó también Román, un novillero con ciertas condiciones pero del que siempre he pensado que ha estado algo sobrevalorado. Y en cierto modo, aunque no llegaron a decepcionar, esperaba más de El Cid, Manuel Escribano y Javier Castaño. El resto de toreros, o no tuvieron opciones o no me dijeron nada importante. Con todo, las Fallas 2014 terminaron entre la euforia del público y los enloquecimientos emocionales del productor Simón Casas. Como dice el refrán, "tiene que haber de todo". Lo malo es que todo no es válido. A veces ni siquiera lo que creemos bueno es lo correcto. A fin de cuentas, cada cual somos de nuestro padre y de nuestra madre.

viernes, 14 de marzo de 2014

Los del autobús...

Dijo Jesulín de Ubrique hace mucho tiempo que los aficionados de verdad a los toros que se daban cita tarde tras tarde en una plaza cabían en un autobús. Cierto. Muy cierto. Jesulín, ese torero que nunca me gustó pero del que siempre reconocí su temple con los toros, decía una verdad como una catedral. Nos guste o no, el noventa por ciento de los espectadores que acuden a las plazas no saben de toros. Tan sólo el diez por ciento restante es el que pone algo de criterio y cordura a lo que pasa en el ruedo. Y esto no pasa sólo en los pueblos. Yo lo he visto en plazas de primerísimo nivel como Valencia, Sevilla o el mismo Madrid. Lamentable. Pero lo peor no es eso. Lo absolutamente nefasto es que a los que nos atrevemos a opinar de modo distinto a lo que piensa esa mayoría de "publico" que acude a la plaza se nos llama talibanes, reventadores o antitaurinos. Así está el patio. Por desgracia, no se puede pensar ni opinar en contra del abundante público festivo que acude cada día en masa a la plaza porque te marginan y desprecian como si fueras una cucaracha repugnante. Y si se te ocurre meterte con la figura de turno apaga y vámonos. Ahí es cuando vienen los insultos y las amenazas. Es curioso. Cuando Iniesta, Casillas, Ronaldo o Messi juegan mal se dice y punto. Y no pasa nada. Pero cuando una figura del toreo está mal no se puede decir sin que te caiga alguna ostia, con perdón. Y te aseguro que estas caen desde los más variados lugares. Algunos incluso me sorprenden, cosa que es difícil en mí. Pero volvamos al tema principal, esto es, los talibanes y el público general. Estoy convencidísimo de que los empresarios hoy en día hacen las ferias para el público y no para el aficionado. Al empresario le importa tres narices el verdadero aficionado. Ellos lo que quieren es llenar las plazas como sea y para ello tienen que repetir hasta la saciedad a los mismos toreros con las mismas ganaderías en los mismos carteles. El público en general conoce a tres o cuatro toreros nada más. Es triste pero es así, y en base a esos tres o cuatro toreros se montan la mayoría de las ferias. Cada vez se abren menos los carteles a otros toreros. Cada vez hay menos variedad de encastes. Cada vez esto es más pobre. Me parece espantoso que la mayoría de los empresarios piensen que los toros son una fiesta donde por narices hay que ir a divertirse sí o sí. La Fiesta no es diversión ni jolgorio a toda costa. La Fiesta no es ir a merendar ni a pegar olés baratos. La Fiesta es miedo, riesgo y emoción. La Fiesta es ver torear bello y bien pero sometiendo primero al toro bravo y encastado, no al bobo ni al manso ni al soso. La Fiesta es el enfrentamiento de un torero con la misma muerte. Entiéndanlo señores empresarios. Entiendan de una vez la esencia de lo que tienen entre sus manos. Demuestren que son tan buenos aficionados como hacen creer que son, aunque algunos lo dudemos en más de una ocasión. No es tan difícil. Tan sólo hay que despojarse un poco del interés económico y apostar verdaderamente por la Fiesta. Yo por si acaso seguiré con mi carnet de talibán, porque será la única manera de seguir diciendo la verdad, mí verdad. Sólo espero que el Jesulín de turno no nos mande a la Guardia Civil para detener el autobús, porque de ser así terminaríamos más de uno en la cárcel seguro. Y con cadena perpetua. Y aún no sería muy grave del todo, ya que si por otros fuera, el autobús acabaría en el río o envuelto en llamas. Como que hay día y noche...