lunes, 23 de mayo de 2011

José Tomás le hecha la cruz a los Cuvillos...

Resulta que José Tomás se ha enfadado. El astro del toreo se ha peleado con uno de sus ganaderos predilectos. Yo no entiendo nada. El ego de este hombre roza el cielo y habita entre las nubes. Siempre me he considerado un gran admirador del torero de Galapagar. He hecho auténticas locuras por ir a verle, como cuando el 5 de Junio de 2008 decidí irme a la aventura a Madrid, sin entrada claro, y un montón de dinero encima para intentar pescar una entrada de la reventa que al final sólo me costó 100 euros. Esa tarde tenía que estar en la plaza de Las Ventas para ver con mis propios ojos el regreso del hijo pródigo a su plaza de la calle de Alcalá después de 6 años de retirada y silencios espesos. Lo conseguí y salí toreando de la plaza después de ver cómo José Tomás desorejaba a sus dos toros en medio de un clamor apoteósico. He recorrido cientos de kilómetros por verle y no me ha importado. Ahora, tras esa admiración que le profeso, no puedo sino lanzar a la opinión pública la crítica que merece tras los últimos acontecimientos. José Tomas vuelve. Vuelve el mito, la leyenda. Pero lo hace con una dosis de egocentrismo desmedida. El día 23 de Julio Valencia se vestirá de seda para recibir -tras el año de obligada retirada a consecuencia de la brutal cogida de Aguascalientes-, a uno de los toreros más importantes que ha dado el toreo a lo largo de la historia. Hasta ahí todo bien. Entre él y su apoderado -el señor Boix-, se lo guisan y se lo comen. Ponen los toros, los emonumentos económicos -desorbitados, por cierto- y hasta los compañeros si cabe. Pero no sólo en Valencia, sino en todos los sitios. Y encima, al torero madrileño le ha entrado la pataleta y ha sentenciado a Núñez del Cuvillo. La razón, muy simple: le ha sentado mal que Alvaro Núñez haya exigido que en las corridas en las que esté anunciado el diestro de Galapagar haya al menos otra figura del momento y no dos convidados de piedra. El ganadero gaditano alega que necesita la garantía de que sus toros vayan a ser aprovechados al máximo, no sea que caigan en manos de toreros mediocres y no puedan ser vistos por el público. Es más; ha puesto como ejemplo el primer toro lidiado en Sevilla la tarde del 30 de Abril de 2011, la del indulto de Manzanares, cuando Julio Aparicio, por no estar lo suficientemente preparado, desaprovechó un toro que era de bandera. Le doy la razón pero con matices. En el toreo siempre ha existido la buena y la mala suerte. Y no sólo para los que se visten de luces. También para los ganaderos. Lo que no podemos es convertir esto en una especie de “toros a la carta” dirigido y manipulado por los que llevan el timón en ese momento. Esto sería un despropósito. El ganadero gaditano aboga por sus toros y lo entiendo pero no del todo. Me parece una exigencia exagerada como consecuencia del espectacular momento por el que pasa su ganadería. Pero repito: puedo entenderlo. Lo que no entiendo ni a la fuerza es que José Tomas se haya molestado con el ganadero por este asunto y haya decidido no torear ninguna de las cuatro o cinco corridas que ya tenía reseñadas para esta temporada. Me parece una actitud infantil y hasta chulesca. José Tomas no tiene ahora mismo el mando del toreo, ni mucho menos. Pero lo que más me enfurece es que no permita torear con figuras. ¿A qué o a quién le tiene miedo? ¿A sentirse vencido por Manzanares? ¿Por El Juli? ¿Por Talavante? ¡Por favor! ¿De qué estamos hablando? Me parece ridículo. Creo que esta actitud es caer demasiado bajo. Claro, es mejor poner por delante y por detrás a dos toreros que no van a causar ningún problema. Eso no es de ser una figura del toreo. Las figuras siempre se han enfrentado entre ellos. Las figuras siempre han matado corridas duras. La figura es figura por algo. No por nada. De igual modo critíco el presunto chantaje con el que Núñez del Cuvillo ha mareado a la empresa de Bayona y que al final ha terminado en su expulsión del cartel. Al parecer, el ganadero gaditano había ofrecido una rebaja importante en el precio de los toros -que por otra parte era desorbitado, mucho más que en años anteriores-, siempre y cuando la empresa contratara para el día de José Tomás a determinados toreros. Interpreto que la pretensión era de que entrara en ese cartel alguna figura y como recompensa y agradecimiento, la ganadería le saldría a la empresa más barata. El apoderado de José Tomas le habría comentado al empresario francés que si había algún problema de entendimiento con Cuvillo se podría prescindir de él, puesto que las relaciones ya están rotas, y traer otra ganadería, recomendada por ellos, claro está. Al final se lidiará una corrida de Vegahermosa-Jandilla. No pretendía alargarme tanto, pero es que este asunto tiene miga. Resumiendo: José Tomás no volverá a estoquear un toro de Cuvillo como consecuencia de la intromisión del ganadero gaditano en la confección de los carteles en los que está anunciada su ganadería con el diestro de Galapagar. Ya pasó hace poco con Victoriano del Río. Se le ocurrió decir que José Tomás había reseñado una corrida de ellos y la respuesta del torero no se hizo esperar; no torearía más ningún ejemplar de Victoriano. La verdad es que esa faceta vengativa y llorica no le pega para nada. Por muy figura que sea o haya sido, puesto que ahora no está en los primeros puestos, no tiene derecho a hacer y deshacer a su antojo. Y lo peor; si sigue en esa postura consentida y egocéntrica se va a quedar sin ganaderías que lidiar. Aunque bien pensado siempre habrá alguien que ceda a tales pretensiones. Hay fama y dinero. Mucho dinero por medio. Y creerme que en esto del toro el dinero mueve montañas. Más que la Fe.

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