Madrid, 23 de mayo de 2012. Toros de Juan Pedro Domecq,
desigualmente presentados, de poco juego. MORANTE
DE LA PUEBLA: Pitos y palmas tras aviso; ALEJANDRO TALAVANTE: Ovación
con saludos y silencio; JUAN PABLO SÁNCHEZ:
Palmas en ambos. Entrada:
Lleno de "No hay billetes". Sánchez confirmó con
"Danzarín", nº 80, de 512 kilos, pelo carbonero y nacido en diciembre
de 2006.
Hoy me van a perdonar. Voy a hablar poco de la corrida de ayer. No quiero aburrirles ni aburirme escribiendo. No pasó casi nada. Volvía a Madrid la ganaderia que el pasado año se llevó el premio a la mejor corrida de la feria 2011. Y los toros no dieron juego. Así de simple. El único que medio se dejó fue el sexto, un animal noble y potable por ambos pitones que se acabó pronto. El resto tela de sosos, flojos y mansos hasta decir basta. El cuarto le dejó a Morante sentirse a gusto por momentos por el pitón derecho. Pero la faena cayó en saco roto porque el animal cantó muy pronto su mansedumbre y echó la persiana sin remedio a mitad de faena. Esos muletazos por el pitón derecho de Morante tuvieron arte, pinturería y gusto a raudales. Al rematar la tercera serie de derechazos, dejó un trincherazo de cartel de toros. Eso, unos doblones por abajo al iniciar la faena a su primero y un quite por verónicas con enjundia al sexto toro, el segundo de Juan Pablo Sánchez, fue lo único que dejó el torero de la Puebla del Río ayer en Madrid. Poco pero bueno. Más de uno seguro que se sintió satisfecho con tan poco a pesa del dinero gastado en la entrada. Los Morantistas somos así, por muy tiesos que estemos. Talavante no pudo hacer nada salvo estar firme y muy valiente con sus dos toros, que fueron complicados e incluso con genio, como el segundo de su lote. Juan Pablo Sánchez dejó una buena tarjeta de visita. Le ví seguro y por momentos muy templado, sobre todo con el sexto, que fue el mejor. Habrá que seguir viéndole para ver si es cierto las buenas cosas que cantan de él.
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