miércoles, 9 de octubre de 2013

Otoño 2013. Poco casi nada... Y un servidor "a pies juntos".

Suena el clarín. El cerrojo chirría. Se abre la puerta de cuadrillas. Piso la arena. Estoy nervioso sí. Lo admito. Tras el tercio de banderillas, mi amigo y paisano Leo Cortijo me espera en la raya del tercio para darme la alternativa en su particular plaza de toros Porelpitónderecho.com. La responsabilidad es máxima. Mi compromiso con la verdad también. Espero no faltarle nunca ni a uno ni a otro. Inauguro así hoy mi sección "A pies juntos" en este admirable portal taurino independiente comandado por mi paisano Leo. Gracias de todo corazón por confiar en este humilde aficionado. Y con tal motivo, me pongo mi vestido blanco y oro de aguja para hablar de lo más reciente y sonado en el ambito taurino: la Feria de Otoño de Madrid 2013. Para qué engañarnos. La Feria ha resultado decepcionante en líneas generales. Si ponemos en una balanza lo bueno y lo malo que ha sucedido estos días en Madrid, el lado negativo gana al positivo. Sí. Llámenme catastrofista. En cierto modo lo soy. Pero al pan pan y al vino vino. La Feria comenzó con una novillada bien presentada pero muy desigual de juego de El Ventorrillo que resultó ser decepcionante. Hubo poca raza y fuerza en general y en ella destacaron dos novillos por encima del resto: el cuarto que tuvo calidad y con el que Javier Jiménez estuvo por debajo y un sexto muy exigente con el que Juan Ortega estuvo digno.El novillero restante, Diego Fernández, que sustituía al herido Sergio Felipe, sorprendió por su temple y torería. Pero con eso no basta. El camino es mucho más largo que el simple echo de parase y componer la figura. En los tendidos hubo algo más de media plaza. Al día siguiente, con casi lleno, se lidió la esperada primera comparecencia de Iván Fandiño en Madrid. Todos los focos estaban posados en él y al fina la gente salió hablando de El Cid. La corrida de Victoriano del Río y Toros de Cortés, muy bien presentada, tuvo sólo dos toros con opciones: el tercero al que Fandiño le cortó una oreja a mi juicio merecida pero no de peso y el excelente cuarto, de nombre Verbenero que si bien es cierto que no fue bravo en el caballo sí que derrochó casta y calidad en la muleta de El Cid. El torero de Salteras compuso una extraordinaria sinfonía con el capote y al natural. Con la mano derecha me gustó menos puesto que en ocasiones escondió la pierna de salida al ligar los muletazos. El Cid estuvo sesnacional pero lejos del mejor Cid de hace ocho o diez años. Discrepo de los que dijeron que había vuelto aquel torero porque sencillamente no es cierto. Aquel toreaba con media muleta por el suelo y con un muletazo infinito, enganchado allí adelante y llevado muy detrás a la cadera. El Cid del pasado viernes compuso más que toreó, cuando con ese animal podía haber reventado el toreo. Como siempre en estas ocasiones, Manuel Jesús pinchó hasta hartarse y lo que podía haber sido dos orejas entre la locura y el clamor del público, se quedó en una vuelta al ruedo. Fandiño le cortó una oreja al manejable tercero y no tuvo opciones con el que hizo quinto. El toricantano Sebastián Ritter se estrelló con un lote infumable que sólo le permitió demostrar una vez más sus ganas y su enorme valor. Habrá que seguir atentos a él porque sencillamente no es uno más. De la corrida de El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto (con tres cuartos del aforo lleno) hay poco que decir. Descastada y sin nada dentro con dos toros (2º y 4ª) complicados y con peligro sordo. Alberto Aguilar estuvo muy digno en cuanto a colocación y pureza y por encima de los tres toros que hubo de estoquear. Resaltable fue su actuación con el peligroso cuarto al que le tragó lo que no está escrito. Adame dio la cara y estuvo bien con el complicado segundo, al que llegó a sacar algún muletazo de mérito antes de ser cogido y metido para adentro con una fractura de peroné. Jiménez Fortes pasó sin pena ni gloria, llegando a aburrir a la gente por extender demasiado sus dos faenas. Cierto es que su lote no dio muchas opciones, pero cierto es también que no supo ver antes el buen pitón derecho de su primer toro. Un amigo me dijo al día siguiente que esta corrida en otra plaza se habría ido con varias orejas cortadas al desolladero. Puede ser. Pero el nivel de exigencia de Madrid es el más alto y ahí no vale el borrego noble y soso que sí vale en otras plazas de primera y segunda categoría. En Madrid, para que aquello emocione y prenda en el público, el toro se tiene que mover con casta, ya sea buena o mala. Si no ni caso. Bendita exigencia digo yo. Y la Feria concluyó con la esperadísima corrida de Adolfo Martín del domingo y la segunda comparecencia de Iván Fandiño. Por la mañana, en una conversación con Adolfo padre e hijo, ambos apostaban por "Escribiente" y "Baratero" (1º y 2º de la tarde). Pues ni por esas. Con un lleno rebosante en los tendidos, la corrida estuvo bien presentada pero resultó muy mansa y descastada y tan sólo el cuarto resultó noble pero también mansito. El mismo Adolfo hijo me lo reconoció al termino de la corrida con un gesto mitad tristeza mitad resignación. Y es que sólo le había gustado ese cuarto pero a medias y sin terminar de convencerle. Me agradó la sinceridad y el inconformismo del ganadero. Con ese toro cuarto, de nombre "Madroñito", Ferrera tejió una faena templada y verdadera, torera y desmayada. Obtuvo los muletazos de más mérito de la tarde poniendo a todo el mundo de acuerdo. Mató de pinchazo y estocada y a sus manos fue una oreja pedida mayoritariamente por el público pero que debió quedarse en fuerte ovación o como mucho en vuelta al ruedo. Javier Castaño no tuvo suerte con su lote pero aún así le vi desdibujado y por debajo de sus oponentes. Falto de energías. Cansado. Fandiño, el gran protagonista a priori de la Feria de Otoño 2013, se estrelló con dos toros de nulas opciones y poco pudo hacer. Lo mejor del día sin duda fue compartirlo con la Asociacion El Toro de Albacete y con amigos como Alejandro Martínez, Vicente Casañ, Antonio Barbero y los propios Adolfo Martín padre e hijo. Un placer haber disfrutado de un día de toros en Madrid en vuestra compañía. Con gente como vosotros uno no para de aprender. Y así concluyó el ciclo otoñal de este año, una Feria que prometía mucho y que al final se quedó en poco casi nada...

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