viernes, 6 de diciembre de 2013

Ruina...

Qué más quisiera yo! ¡Uy!, perdón, que estamos en directo. Nada, no hagan caso. Estaba pensando en voz alta. Estaba convirtiendo en realidad algunas de las utopías sobre el mundo del toro que golpean mi cabeza una vez sí y otra también. No soy tonto. Siempre serán utopías. Al lío que si no luego me dicen los lectores que soy un plasta y que me enrollo mucho. Por cierto, un breve apunte a mi último artículo en relación a la bajada en los honorarios de los toreros: lo realmente ideal sería que cobrasen a partes iguales según su poder de convocatoria y por consiguiente según los dineros que recauden en taquilla. ¡Ni en tus sueños!, dirán. ¡Estás loco!, pensareis. Ya os he dicho que fantaseo con las utopías del toreo. Así que no me lo tengáis en cuenta. Por favor. Ya sabéis cómo soy. Me gusta mojarme y no sólo en verano. En invierno también. Que el toreo hoy en día es ruina lo sabemos todos. Sí, ya lo sé. Soy un catastrofista. No tengo remedio. Pegarme si queréis. Algunos de mis mejores amigos “detractores”, aquellos que odian cada palabra que escribo o digo, me repiten una y otra vez que soy muy negativo y que con eso no ayudo a la Fiesta. Llevan razón en parte. Pero sólo en parte. También canto, y no por bulerías como el maestro Talavante, las hermosuras de esta nuestra Fiesta. Pero como me gusta decir la verdad y soy un tipo de naturaleza quisquillosa e inquieta, casi siempre al citar con la izquierda me sale un trapazo y el toro de la actualidad me atropella la muleta. Osea, que casi siempre digo cosas negativas. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa… Pero esas cosas también tienen derecho a ser contadas, ¿no crees? ¿Acaso no te gusta saber la verdad de todo lo que te rodea? A mí sí. Mi compromiso con la verdad es mi mayor defecto. O mi mayor virtud, quien sabe. Lo último clama al cielo. De sobra es sabido que hoy en día, con el panorama crítico que vive la Fiesta, muy pocos toreros y ganaderos viven realmente de esto. Me atrevería a decir que los únicos que ganan dinero de verdad y a los que le sale rentable esta profesión es a los diez primeros toreros del escalafón –y me paso en unos cuantos- y a cuatro o cinco ganaderos. Los demás, tanto de un bando como de otro, ruina. Los demás, tanto de un bando como de otro, en coma inducido. Pues bien, y ahí va lo gordo. Presuntamente, algunos de esos toreros que ganan mucho dinero resulta que deben a sus subalternos más de la mitad de la temporada. Algunos de ellos no perdonan y se van y otros hacen de tripas corazón y se mantienen fieles a sus matadores a pesar de la deuda que su jefe de filas tiene con ellos. Evidentemente no voy a dar nombres porque no los sé con certeza. Allá cada cual con sus conclusiones. Así está esto. Y si algunos de los toreros que ganan dinero no liquidan el cien por cien de los honorarios de sus subalternos, imaginaros lo que pasa con los matadores que torean poco o casi nada. Misión imposible. Hambre y miseria, como dicen en mi pueblo. Esto sí que me parece lamentable, y a pesar de ello no se dice ni una palabra al respecto. Eso sí, hay que reunirse mil veces para que prensa y aficionados vean que intentamos llegar a un acuerdo que paradójicamente no existe y es difícil que se produzca. Miren, yo soy un poco corto de entendederas. Sobre todo en temas legales. Que si convenio para acá, que si convenio para allá, que si el matador debe ser el que pague la Seguridad Social a sus peones, que si debe ser el empresario, que si hay una Asociación de empresarios veteranos por aquí, que si (¡oh sorpresa!) hay otra Asociación de jóvenes empresarios por allá… Como diría mi abuelo: “Nene, como te pases de darle con la maza al ajo lo vas a dejar aguarchao y no va a estar bueno” . Pues eso: que lo único que hacen es marear la perdiz y llegar a pocos puntos en común. La auténtica realidad es que en este espectáculo el dinero brilla por su ausencia y que en los últimos diez años el número de espectáculos taurinos ha decrecido en torno a 1250 festejos mayores. Eso sí que son verdades palpables. Como lo es que en 2014 vamos a seguir cayendo en picado hasta que, o bien esto explote de una vez por todas o se recupere definitivamente, lo cual y según los expertos de las Asociaciones de mandamases del Toreo ocurrirá en 2017. Sinceramente dudo que dentro cuatro años esto siga en pie. Esperemos que sea cierto lo que dicen y que a partir de 2015 comience la ascensión. Por lo pronto, el número de festejos en los dos últimos años ha descendido un 12,79%. La previsión de cara al ejercicio próximo será de un descenso del 6%. A todo esto, la culpa, según los empresarios, la tiene el PIB (Producto Interior Bruto), el cual cuando sube, el número de espectáculos crece en paralelo y cuando baja también decrece en paralelo. Pero eso ya no lo voy a explicar porque me pondríais a parir. Le preguntaré de todas formas a mi abuelo si aquí se puede meter la maza también como en el caso del ajo y cuanto tiempo hay que darle vueltas al PIB para dejarlo fino y comprenderlo. Me temo que al final la culpa de todo va a ser de la maza y no del brazo que la maneja…

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