Los
aficionados tenemos la creencia errónea de que siempre estamos en posesión de
la verdad y más hoy en día que tenemos el gran altavoz que nos proporcionan las
redes sociales. En este caso en concreto, desde que saltó dicha noticia se pudo
leer de todo a través de dichas redes. Me pareció curioso cómo un gran número
de aficionados -por no decir la mayoría-, coincidían en culpar de la
desaparición de la ganadería de El Conde de la Maza a tres factores
fundamentales para ellos. En este órden además: el famoso sistema taurino, las
figuras del toreo y los empresarios. Sin más. Pocos fueron los cautos que
decidieron esperar a que al menos el Conde hablara y expusiera sus razones.
Estaba claro quiénes eran los culpables. Y a esos se les ha dado hasta en el
carnet de identidad.
Días
después, Leopoldo Maza dijo en una entrevista que una de las razones
principales por la que la familia se deshacía de la ganadería y de la finca era
por desavenencias entre la citada familia Maza Ibarra en cuanto a la organización
del patrimonio familiar. Pero además y, sin ser muy concreto, dejaba entrever
que a parte de esa causa había alguna más ya de índole estrictamente taurina. Y
es que en los últimos años la ganadería de El Conde de la Maza ha lidiado muy
poco, desapareciendo de la gran mayoría de las ferias españolas y francesas y
sin el respaldo ya de al menos Sevilla y Madrid, dos puntales que durante años
sostuvieron la ilusión de la familia Maza Ibarra por su ganadería.
¿Quién
o quiénes son los culpables de la desaparición de esta ganadería? En este
respecto hay que ser cauto y no lanzar la piedra al primero que pase. ¿Es como
dicen muchos el famoso y para mí inexistente sistema que según ellos arrincona
a las ganaderías que no son de encaste Domecq? No lo creo. Y si no ahí están
ganaderías de encastes minoritarios tan míticas como Victorino Martín, Adolfo
Martín, Miura o La Quinta que están lidiando sus camadas enteras año tras año y
con muchos éxitos. Es más, hay ganaderías de procedencia Domecq que lidian tan
poco o menos que la del Conde de la Maza y que sin embargo se mantienen a flote
gracias a la gran afición de sus dueños. ¿Son los responsables las figuras del
toreo que no se apuntan a determinadas ganaderías? En este sentido no nos
engañemos. La mayoría de las figuras del toreo se apuntan a las ganaderías que
creen que van a embestir y que van a propiciarles el triunfo. Y no siempre son
ganaderías demasiado nobles como algunos piensan. Ahí están Garcigrande, Núñez
del Cuvillo o Victoriano del Río que año tras año echan toros bravos de verdad.
¿Los empresarios? Estos simplemente se limitan a intentar hacer carteles
atractivos para que el público llene las plazas y si una ganadería no está en
buen momento no la llevan, ni siquiera para que la maten tres toreros de segunda
o tercera fila, los cuales muchas veces hasta también ponen pegas a
determinadas ganaderías que están en mal momento. Se da la paradoja además que
exceptuando dos o tres plazas de muy marcado acento torista, una corrida con
una ganadería en mal momento y tres toreros de mitad del escalafón para abajo
es ruina segura. ¿El culpable? El público que no le interesa este tipo de
espectáculo. Y digo bien: el público. Porque al aficionado sí que le interesa
este tipo de espectáculo. Pero queramos o no queramos, nos guste a no, los
aficionados somos minoría y dependemos del público mayoritario que es el que
llena las plazas y por tanto los empresarios no están por la labor de
arruinarse económicamente.
Hoy en día se le exige mucho a una ganadería para que
funcione. Actualmente una ganadería tiene que estar en buen momento para que
lidie su camada entera. Y la del Conde de la Maza por desgracia llevaba mucho
tiempo en horas bajas. Hacía mucho tiempo que nadie la pedía, ni siquiera para
hacer una gesta. Un toro malo de aviesas intenciones tiene su interés y su
lidia. Evidentemente. Y logra que la gente no se aburra en el tendido si abajo
hay un torero que sabe darle esa lidia que el toro le pide. (A mí por ejemplo
me encanta ese tipo de lidia añeja sobre los pies a un toro peligroso). Pero
seamos sinceros. Lo del Conde ya no llegaba ni a eso salvo en muy contadas
excepciones en los últimos tiempos. Y entre su mal juego en la plaza y las
propias desavencias familiares, se ha llegado al fatal desenlace que todos conocemos.
Muchos pensaréis que hay ganaderías, algunas de procedencia Domecq, que están
en la misma situación que la del Conde de la Maza y no desaparecen. Cierto.
Pero como ya he dicho antes, eso ya es una decisión del ganadero en cuestión,
respaldada evidentemente por otros factores como su afición, su situación
familiar o su riqueza económica. Porque lo que es evidente es que si alguno de
estos factores o incluso todos ellos fallan, se acabó lo que se daba. Y se
acabó de verdad.
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