El pasado domingo concluía la polémica Feria de Arte y Cultura de
Madrid. Una serie de seis espectáculos taurinos, separados de San Isidro, en
los que ha habido una considerable bajada en el número de espectadores. Y es
que para muchos no es lo mismo decir San Isidro que Arte y Cultura. A pesar de
todo, han pasado cosas interesantes. Lo mejor sin duda han sido las actuaciones
de los mejicanos Joselito Adame y Sergio Flores y la del madrileño Uceda Leal.
Sobre todo la de Adame. El torero hidrocálido estuvo sensacional en la corrida
de El Montecillo del día 4 de junio, con dos actuaciones macizas y soberbias.
Cierto es también que le tocaron en suerte los dos únicos toros potables de la
tarde. Particularmente no me sorprendió lo bien que estuvo, ya que ya el año
pasado logró cuajar una muy buena faena a un toro de El Conde de la Maza en la
Feria de Abril de Sevilla, cortando una oreja merecidísima. Sin embargo, esa
actuación en la Maestranza no le sirvió para nada y apenas pudo torear en
España esa temporada. Como digo, en la corrida del día 4 de junio cortó una
oreja al tercero y pudo cortar otra al sexto si no llega a fallar con los
aceros. Su gran actuación en la primera corrida de la Feria de Arte y Cultura
le valió la sustitución de Iván Fandiño el día 7. Adame regresó pues a las
Ventas con la de Alcurrucén y volvió a pegar otro puñetazo en la mesa. Cortó
otra oreja de su segundo toro y perdió otra de su primero por volver a fallar
con los aceros. Gran feria la de Adame, que ha mostrado un toreo puro y encajado,
valiente, firme y resuelto. Y lo mejor de todo es que da la sensación que puede
con todo tipo de toros. Esperemos que lo conseguido estos días en Madrid le
valga y le ponga a funcionar. Los otros dos toreros que destaco del ciclo de
Arte y Cultura son Uceda Leal y Sergio Flores, los cuales han tenido dos
actuaciones notables. El madrileño le cortó una oreja a un bravo y noble
sobrero de González Sánchez-Dalp a base de una faena muy torera y de gran
calidad con la mano izquierda, rematada con un estoconazo en toda la yema -como
es habitual en él-. Sergio Flores, que confirmaba la alternativa, estuvo muy
bien también con su primero. El torero mejicano mostró una muy buena actitud y
volvió a demostrar que intenta hacer un toreo largo y templado. Sufrió una cornada de dos trayectorias en la pierna derecha y no pudo matar a su segundo toro. Y esto es a
grandes rasgos lo mejor que ha sucedido en Las Ventas durante estos días de la
Feria de Arte y Cultura, la cual ha sido televisada por internet gracias a una
experiencia pionera de la empresa de la plaza. Me hablan de 4.500 compras de la
feria a través de internet, cosa que no está mal para los tiempos en los que
estamos. En la corrida de El Montecillo me gustaron dos toros. El 3º, de nombre
“Hojayalero”, que fue noble y con transmisión y el 6º, de nombre “Canastero”,
que tuvo mucha movilidad y emoción. La de Beneficencia resultó ser un
petardo de aúpa, con el típico baile de corrales habitual que se produce cuando
torea Morante. Al parecer, el torero visitó los corrales el día anterior a las
nueve y media de la noche y, al no gustarle lo que allí había, ordenó que quitaran
algunos de los toros de Valdefresno preparados para la corrida, porque según su opinión,
eran demasiado grandes. Dicho y hecho. El ganadero hubo de traer más toros para
completar la corrida. Por si fuera poco, el apoderado del torero, Antonio
Barrera, montó un escándalo la mañana del festejo porque según él esos toros
no eran los que habían sido reseñados en el campo para esa tarde en Madrid. ¿Cómo
lo van a ser, si los reseñados habían sido rechazados por el matador? De locos.
Dicen los que estuvieron en el reconocimiento, que tuvieron que echar a Barrera del
mismo para evitar un mal mayor. No creo que Antonio sea un bullanguero al igual que tampoco lo era Curro Vázquez, anterior apoderado de Morante. El problema está en el jefe de filas, que es el que dice cómo, cuándo y dónde. Total, que de trece toros de Valdefresno que se
llevaron, sólo se aprobaron cuatro. Curiosamente los más chicos que había en
los corrales. Hasta incluso hubo un toro de los que se trajeron en el segundo camión que fue escondido en un corral aparte para que no lo vieran los veterinarios, con el fín de evitar así que lo aprobaran y lo incluyeran en la corrida, ya que el animal estaba sobradamente bien presentado y tenía un trapío espectacular. Así las cosas, con sólo cuatro toros de Valdefresno aprobados, completaron la corrida dos toros de Victoriano del Río, el cual, en
vez de defender a su colega de profesión y hacer fuerza para que le aprobaran
toda la corrida, va y manda cinco toros de su ganadería a petición de la
empresa. Ese detalle es el reflejo ideal de la poca unión que hay entre los
ganaderos. Aquí el que pueda que salve el culo y el que no que se las apañe como sea.
Lamentable. Así nos va. Dicen que Moises Fraile (ganadero de Valdefresno),
exigió cobrar a la hora de embarcar la corrida, cosa que al parecer nunca había
hecho antes con los empresarios de Madrid y que estos, los Choperitas, se sintieron
ofendidos por lo que consideraron una falta al respeto y aprecio mutuo que
hasta ese momento se profesaban ganadero y empresarios. Según muchos ahí empezó
ya la venganza contra Moisés, la cual se terminó de rematar cuando casualmente
a Morante no le gustó parte de la corrida. Lo más grave de todo es que tanto
empresarios como veterinarios hicieron lo que les dijo el torero y no actuaron
por criterio propio, ese que deben tener para defender al espectáculo y al
aficionado. ¿Hasta cuándo vamos a tener que permitir esto? ¿Hasta cuándo vamos
a tener que tolerar los deseos de ciertas figuras? Si tanto miedo le tienen al toro
de Madrid, que no vayan y punto. Pero que no monten estos desaguisados porque los
únicos que salen perdiendo son la fiesta y el aficionado. En credibilidad,
limpieza y honradez. Y al menos yo no estoy dispuesto a asistir a un
espectáculo adulterado. En fin. Ahí lo dejo que me caliento. Que cada uno saque
sus conclusiones. En cuanto a lo estrictamente
artístico, sólo el primer toro, de Victoriano del Río, fue manejable. Los de
Valdefresno (2º,3º,4º y 5º) no dieron juego a excepción del 4º que también fue
manejable y, como consecuencia del baile de corrales, estuvieron muy
desigualmente presentados. El 6º, de Victoriano también, fue un toro que se
movió pero que no tuvo clase. Decepcionó la corrida de Juan Manuel Criado, en
la que sólo el primer toro fue noble y manejable. Esa tarde, como antes he
dicho, salió como 4º bis un sobrero de González Sánchez-Dalp, (encaste Núñez) de nombre “Costasol” que, para mí, ha sido el mejor toro del ciclo.
Bravo, noble, repitidor, humillando, con transmisión… Vamos, un toro con
emoción. La de Alcurrucén tuvo dos toros nobles con chispa y codicia (1º y 2º)
y un 5º de nombre “Alcaparrito”, bueno y con calidad. En general, fue una buena
corrida de toros. Y es que los Lozano no suelen decepcionar. La de Baltasar
Iban no me gustó. Descastada y mansa, no dio opciones a la terna. El 2º bis, un
sobrero de El Montecillo, fue deslucido. Sinceramente esperaba más de la
corrida de Baltasar Iban, más si cabe cuando el año pasado, uno de sus toros,
de nombre “Pistolero”, se llevó el premio al mejor toro de la Feria de San
Isidro 2012. Pero ya sabemos que en esto del toro dos y dos nunca son cuatro.
Nunca, por más que algunos se empeñen en lo contrario. Y así acababa la Feria
de Arte y Cultura 2013. Una feria que ha tenido sabor mejicano por los cuatro
costados y que a mí, particularmente, me deja el regusto amargo de la tremenda injusticia
cometida contra un ganadero serio y respetable como Moisés Fraile.
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