jueves, 11 de enero de 2018

La importancia de tenerlo

Reflexioné sobre ello hace pocas fechas. Era una mañana fría del mes de noviembre y allí, en la plaza de toros de Salamanca y frente a las estatuas de El Viti, Julio Robles y El Niño de la Capea, lo pensé. Me vino de repente. Como esos pensamientos que no se elaboran y que entran en tu mente sin saber cómo, cuándo ni dónde. Y me dije: qué importante es que una ciudad tenga un torero en lo más alto.
Siempre ha sido así. Cuando un pueblo o una ciudad ha tenido un torero importante se ha notado y mucho. Y si ese torero ha llegado a ser figura del toreo ni que decir tiene que se ha percibido mucho más. Su importancia siempre se ha notado en muchos aspectos, fundamentalmente en la afición de ese lugar por los toros y por su torero en particular. El ambiente de las ferias de esos pueblos o ciudades en cuestión ha sido mucho mayor que el de otros lugares que no han tenido toreros en buen momento salvo contadas excepciones en las que ya hay una afición sólida mantenida desde hace muchos años, curiosamente desde que antaño algún paisano se encumbrara a la cima del toreo.
Ciudades como Salamanca o Valladolid, Huelva, Málaga o Córdoba, por citar sólo algunas, son ejemplo de ello. Ciudades que en un momento dado tuvieron figuras del toreo locales importantes y que ahora se encuentran huérfanas de ellos. Ciudades que no han sabido mantener la afición que en su día tuvieron cuando aquellos paisanos se encontraban en la cima del toreo. Y es que una figura del toreo local siempre ha movido a la afición. Y no sólo la ha movido a llenar su plaza, sino lo que es más importante, a moverse por todo el orbe taurino siguiendo a su torero.
Por desgracia hoy en día quedan pocas plazas cuyas ferias se llenen merced a algún ídolo local y pocos aficionados viajeros que tras uno u otro torero se dejen sus dineros en tan apasionada idolatría. Y es que aparte de ello, y ya en otro contexto, hoy en día hay muy pocos toreros que llenen hasta la bandera una plaza de toros.
Es importante que un lugar tenga un torero importante, una figura del toreo. Un matador que esté en todo lo alto y en todas las ferias. Se llama reactivación. Despertar del letargo. Ilusión. Es importante que funcionen las Escuelas Taurinas de las ciudades. Que se les de oportunidades a los novilleros. Que no se lo pongan excesivamente difícil. De los jóvenes, de la cantera, depende que las plazas se sigan llenando el día de mañana. De ellos depende que haya nuevos aficionados. De ellos depende el orgullo de uno por su torero. De ellos y de su suerte, como de la de los que siguen día a día en la lucha.

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