jueves, 28 de diciembre de 2017

La culpable

La televisión siempre ha tenido la culpa de todo. Para muchos es el mayor mal que existe en el mundo en general y en la Tauromaquia en particular. Parece que desde que se instauraron las retransmisiones taurinas hace ya muchos años todo ha ido de mal en peor para la fiesta. Hay aficionados que la repugnan. Hay toreros que la miran con malos ojos. Los hay incluso hasta que se niegan a torear si las cámaras están delante. La televisión fue la que mató a Manolete y por supuesto es la que ha traído la decadencia a la fiesta de los toros.

Entenderá el lector mi ironía. Por supuesto no soy contrario a las retransmisiones taurinas. Nunca lo he sido. La razón de ser de este artículo es porque estos días se está rumoreando en los mentideros taurinos que Morante de la Puebla no va a querer televisión en ninguna de sus actuaciones de cara a la temporada 2018. Parece ser que así lo ha decidido el torero sevillano para darle un mayor halo de exclusividad y autenticidad a sus actuaciones la próxima temporada. Y a mí, como buen morantista que soy, me ha caído el rumor como un jarro de agua fría.
Como seguro hacen muchos aficionados, yo soy el primero que cojo mi coche y me desplazo a distintas ferias para ver in situ espectáculos taurinos. Me gusta ver corridas de toros y novilladas en directo. En vivo. Ahí, sintiendo desde la piedra del tendido la riqueza de hechos y detalles que se dan en cada tarde de toros. Cualquier espectáculo en directo es mucho más atractivo que en la televisión. Fútbol, baloncesto, un concierto, la ópera, una obra de teatro... Y sobre todo los toros. No hay comparación entre ver un espectáculo taurino en directo a verlo en televisión. Por mil motivos. Por diez mil motivos. Yo lo prefiero mil veces. Yo lo prefiero diez mil veces. No obstante, tampoco debemos renunciar tajantemente e imponer un no rotundo a la televisión porque esta no deja de ser un medio de comunicación masivo.
La televisión es fría. Lo sé. Y a finales de los noventa, en materia de retransmisiones taurinas, se abusó de ella haciendo de los toros un espectáculo vulgar carente de alma. Antena 3, Telecinco..., ya saben. Pero como digo, es un medio de promoción. De difusión. Es el nexo de unión con la Tauromaquia de muchos aficionados que por distancia o cualquier otro motivo no tienen la oportunidad de poder viajar a ver toros en directo. La televisión por tanto es necesaria. Y no sólo como ese nexo que ya hemos comentado, sino como fuente de ingresos económicos para la Fiesta. La televisión deja mucho dinero en las arcas de empresarios, toreros y ganaderos. La televisión por tanto no es contraria a la Fiesta. Más bien, diría yo, es complementaria a la Fiesta.
Entiendo que muchos toreros vean con recelo las retransmisiones taurinas. Ellos son muy conscientes de que no es lo mismo verles en directo que a través de la televisión. La televisión lo relativiza todo más y hasta resta cierta importancia y peligrosidad a lo que el torero está haciendo en la arena. Entiendo todo eso. Lo que no entiendo es la negativa tajante a ser retransmitido. Y no lo entiendo porque con esa actitud se priva a muchos aficionados del placer de ver a grandes toreros. Y no lo entiendo porque con esa actitud se le cortan en cierto modo las alas a la Tauromaquia. Joselito y José Tomás impusieron esta moda a principios de los años 2000, y ahora parece que Morante quiere hacer lo mismo, amparado seguramente en las mismas razones que las que tuvieron en su día los dos toreros madrileños. Y ante eso yo me pregunto: ¿quién será el próximo? ¿Qué será lo próximo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario