domingo, 2 de febrero de 2014

Erre que erre...

Soy un pesado. Lo sé. Lo admito. Reconozco mi defecto. Me declaro pesado aquí y ahora. No tengo remedio. Sólo por este motivo y porque día a día se van conociendo más detalles del culebrón taurino del invierno, vuelvo a hablar de Sevilla y sus dolores. Del G5 y sus diatribas. De los cinco “mandamases” y sus comunicados. Sí amigo, esos que se han puesto de moda en la última semana. Esos que nos alegran la vida y dan sentido a nuestros días de aburrimiento taurino. Esos que junto con otros rumores están haciendo de Sevilla la capital mundial del Toreo. Al menos por ahora. Y es que poco a poco y a cuentagotas se están sabiendo cada vez más cosas a cerca de la estrategia de los cinco toreros que han puesto en jaque la Feria del coso del Baratillo. Escaldado por el fracaso del G10 hace dos años, se afirma en los corrillos indiscretos que el cabecilla del grupo, que todo el mundo conoce de sobra, ha atado y bien atado a los otros cuatro toreros mediante un presunto documento notarial que les obliga a permanecer lejos de la empresa Pagés. Dicen que en ese documento hay una presunta cláusula de elevado valor: todo aquel que abandone el grupo y se contrate con la citada empresa a corto, medio o largo plazo deberá pagar una multa por un valor de un millón de euros. ¿Qué te parece? ¿A que está bien pensado eh? Lo que no tengo claro es dónde iría a parar esa calderilla en caso de producirse la inesperada espantada de alguno de los cinco toreros. Imagino que a repartir entre los restantes miembros. Son las cosas de ser un poco corto de entendederas. Hablo de mí, evidentemente. No obstante, lo que sí tengo claro es que uno de esos cinco ya se está arrepintiendo de su decisión de no ir a Sevilla. Sí amigo, acertaste: don José María Manzanares. Hace ya bastantes días, un buen amigo de Sevilla me dijo que dos de los cinco se estaban empezando a arrepentir de secundar sin rechistar las decisiones del jefe de la tribu. Uno ya lo he dicho y el otro es de Sevilla. Ambos han sido los dos toreros más consentidos en los últimos años por la empresa Pagés. Blanco y en botella querido lector. No hace falta ir a Salamanca, como decía un “maestro escuela” que yo tuve en mi niñez. El reciente comunicado por el que Manzanares expone los motivos de su ausencia de Sevilla es irrisorio. Puedo entender y entiendo el de Perera -en caso de ser cierto todo lo que dice-. Incluso el reciente de El Juli, que lo respeto aunque no lo comparto. Ambos podrían justificar su ausencia de Sevilla por las supuestas “putadas” que les ha hecho en los últimos años la empresa de los cuñados Eduardo Canorea y Ramón Valencia. Ellos quizá. Manzanares no. Resulta que según el alicantino, a él la empresa siempre le ha tratado de lujo pero como a sus compañeros les han puteado él se solidariza con ellos y no va a Sevilla. Toma ya. Y lo mismo los demás. Por esa regla de tres tampoco deberían torear en Castellón después del maltrato público al que ha sido sometido Javier Castaño. Claro que Castaño no es “figura”. Claro que Castaño no es “amigo”. ¿Quién es Castaño? No quiero hacer aquí de abogado del diablo, ni de defensor de Canorea y Valencia. Las formas que utilizó el primero en la rueda de prensa en la cual según los toreros ofendió su dignidad no fueron las correctas. De acuerdo. Pero aún así yo creo que no se metió con nadie. Si acaso con José Tomás que fue al que mandó al Senegal. Con los otros cinco no considero que se pasara de la raya. Tan sólo dijo las verdades que un gran sector de la afición queríamos oír. Pero claro, las verdades duelen. ¡Ojo!, que Canorea tampoco es un santo. Para hacer honor a la verdad, es justo decir en su contra que todos los años tiene líos con algún torero en cuanto a la contratación. Mismamente el año pasado fue con Fandiño, que no fue a la Feria por desavenencias insalvables entre apoderado y empresarios. José Tomás lleva un montón de años sin ir a Sevilla. Ponce, supuestamente por motivos personales, tampoco. Pablo Hermoso de Mendoza dice que no va nunca porque en esa época del año está todavía haciendo temporada americana. Y muy cierto que es. Hasta Curro Romero las tuvo tiesas con la empresa Pagés poco antes de retirarse del toreo llegando a decir que a él no le trataban como a una caja de pescado. ¿Justificados todos los casos? Podría ser. Pero cuanto menos curiosa tanta ausencia de primeras figuras. Curiosamente, este año además coincide la feria mejicana de Aguascalientes -donde se suponen van a refugiarse los cinco magníficos- con la de Sevilla. (Por si faltaba poco). Y ahí es donde están planeando juntarse todos y desviar la atención del aficionado en pro de ellos y en contra de la Feria de la capital hispalense. (Juli, Morante y Talavante ya están contratados. Faltan Perera y Manzanares). Pero no todo van a ser críticas a la empresa de Canorea y Valencia. A favor hay que decir también que es la única que no paga con pagarés de los de nunca cobrar, como la mayoría de empresas taurinas que tras un cierto tiempo sin dar señales de vida le dicen a los toreros "si te he visto no me acuerdo". Claro que eso no es un dato importante para las cinco mal llamadas “figuras del toreo”. Concluyo amigos. Ya lo dije en otra ocasión pero lo repito con otras palabras: particularmente pienso que se han pasado con el órdago a los Maestrantes forzándoles a que prescindan por la fuerza de la empresa Pagés con la amenaza de no volver a pisar el albero sevillano. Entiendo que haya desacuerdos entre toreros a nivel particular y empresarios. Lo que no entiendo es que se junten cinco toreros “amigos”, unidos por el compadreo y se rían de una afición. Y menos en los momentos tan delicados por los que atraviesa la Fiesta. Si a uno lo han tratado mal en años anteriores que no vaya, pero que no se nieguen a ir otros a los que sí han tratado bien. Ningún torero o grupo de toreros está legitimado para poner en jaque a una empresa o a una afición. Y menos de forma conjunta. Eso es de cobardes. Eso es como ir cinco tíos a pegarle a uno solo. Vayan de uno en uno si es que tienen motivos y valor suficiente. Nadie tiene derecho a jugar con el pan de una familia. Y lo que es más grave aún: nadie tiene derecho a jugar con el pan de varias familias. Y es que cada uno debe de mandar en su hambre, no en la de los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario