lunes, 16 de abril de 2012

Maximino Perez, un empresario de primera...





El pasado sábado 14 de abril tuve la suerte de asistir con mis amigos de la "Asociación Cultural Taurina, Aficionados del Toro, Villa de Iniesta" a la extraordinaria corrida de la primavera de Brihuega. Para la ocasión nos acompañó el excelente crítico taurino de "El Día de Cuenca" José Vicente Ávila "Chicuelito". El cartel era espectacular. Toros de Juan Pedro Domecq para Juan José Padilla, Morante de la Puebla y José Mari Manzanares. Con toda la ilusión viajamos hacia Brihuega conscientes de que ibamos a ver un gran espectáculo. El pueblo estaba precioso, engalanado para la ocasión, con muchísima gente por las calles. Había alegría, ambiente de toros y ganas de pasarlo bien. Pero el tiempo impidió que pudieramos disfrutar plenamente del día. Desde por la mañana ya se preveía lo que iba a pasar. Había llovido algo ya cuando llegamos, pero lo gordo estaba por venir. Un poco antes de la corrida cayeron dos granizadas espectaculares que acabaron con todas las esperanzas de ver la corrida. El festejo se suspendió irremisiblemente porque el ruedo estaba totalmente impracticable. Entre los trabajadores que se encontraban achicando agua, arreglando el ruedo y tapando las goteras que había por la plaza se encontraba para mi asombro el mismísimo empresario don Maximino Pérez. Antes de comer visitamos la plaza y allí estaba como un trabajador más. Nos atendió amabilísimamente cuando le llamamos para agradecerle lo bien que se había portado con el tema de las entradas para la corrida. Se le entregaron unos vinos de Iniesta y departimos con él unos quince minutos en el mismo tendido de la plaza. Maximino nos dijo que estaba preocupado por el tiempo y que esperaba que no lloviera y se diera la corrida. Por desgracia no fue así. Cuando a las cinco y media de la tarde nos disponíamos a entrar a la plaza, todo se nos vino abajo. La corrida se suspendió y allí, entre los trabajadores de la plaza seguía Maximino, con la misma ropa deportiva de por la mañana pero ahora lleno de barro desde las zapatillas hasta el pelo. Me quedé impresionado. Trabajó como el que más. Luego, comentándolo entre nosotros, dijimos que Maximino no era el típico empresario de traje, corbata y puro, que está en el hotel con sus amistades y que no te deja que te acerques a él. Maximino no es así. Es el empresario que la fiesta necesita hoy más que nunca. Es un currante de los toros. Brihuega, Cuenca y Ciudad Real tienen suerte de tenerle como empresario de sus plazas. Y posiblemente pronto lleve también Guadalajara. Ojalá. Con su ejemplo nos dejó a todos impresionados el otro día. Con su disgusto por la suspensión del festejo nos dejó apenados. Su esfuerzo no había tenido recompensa. No obstante, gracias Maximino. Gente como tú es la que hace falta en nuestra fiesta. Para muestra, dejo unas fotos que tomé de la directiva de la Asociación con Maximino.

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