Estos
días se está culpando de la retirada del torero extremeño al sistema taurino
actual. Al consabido y misterioso sistema taurino actual. La ruptura reciente
de Talavante con la casa Matilla parece ser el blanco de todas las miradas, y
no pocos creen que ese ha sido el detonante de todo lo que ha venido después. Y
es que a partir de dicha ruptura el torero desapareció inexplicablemente de
muchas ferias. De ahí el órdago del torero en la Feria de Otoño al aceptar el
bombo y anunciarse dos tardes, algo que por otra parte no ha terminado de salir
bien.
Talavante
necesitaba un descanso. Ni Matilla ni naranjas de la China. Particularmente no
creo en las conspiraciones de las que se están hablando porque precisamente
este es un torero que no necesita a nadie para estar al más alto nivel. Se
necesita a sí mismo. A su capote y su muleta, que ya es bastante. A su gran
categoría como torero, que la tiene y mucha. Talavante necesitaba un
descanso porque ser torero es muy duro, y si además posees una personalidad tan
compleja y misteriosa como la que tiene el torero de Badajoz, todavía más.
¿Creen realmente que una figura del toreo contrastada y consolidada necesita de
alguien que no sea él mismo para mantenerse? ¿Creen que un torero como él, rico
y con fincas, necesita arrastrarse ante tal o cual empresario por mucho poder
que éste tenga? ¿Piensan que uno de los toreros predilectos del aficionado, ese
torero que todos pedimos que esté en las ferias, se va a retirar por otra causa
que no sea la de su propio descanso? Que cada uno piense lo que quiera. Yo no
alcanzo a ver sombras negras porque para un torero de la categoría de Talavante
no hay sombras lo suficientemente negras como para opacar el enorme brillo que
desprende como torero.
Talavante
ha terminado la temporada "atorao" y en la pasada Feria de Otoño se
vio claramente. Y no le culpo por ello porque es normal, y más con esa
personalidad tan especial y mística que tiene. Lo de Madrid no salió bien. Un
Talavante más fresco habría salido victorioso las dos tardes. La primera con
las orejas de su primer toro en las manos y la segunda con mucha más dignidad.
Pero todo el mundo tiene derecho a cansarse y Talavante está cansado. Por eso
se va.
Volverá.
Estoy convencido. Y lo hará renovado de ilusión. Y mantendrá intacta las ganas
del aficionado por verle. Y volverá a llenar las plazas sin necesidad de ningún
mandamás del mundillo cubriéndole las espaldas. Sólo él y su capote y muleta.
Sólo él y su categoría de primera figura del toreo. Talavante se va porque lo
necesita. Nadie le echa. Talavante se va porque quiere irse.
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