miércoles, 12 de abril de 2017

Apostar...

Nos quejamos constantemente de que no salen figuras nuevas. De que el escalafón no se renueva. De que llevamos años sin que un joven torero le pegue una patada a la puerta y la arranque de cuajo. Y el caso es que es cierto. Desde la irrupción de Alejandro Talavante allá por el año 2006 no ha habido otro caso de un joven que en tiempo récord se haya puesto en figura del toreo. Hasta que ha aparecido Andrés Roca Rey...
El caso de Roca Rey no es tan difícil de comprender ni de analizar. Intentamos darle mil vueltas a las cosas. Que si no se llega arriba si no te apodera una casa empresarial grande, que si la suerte es fundamental, que si las figuras no dejan sitio en los carteles para los jóvenes que despuntan, etc, etc, etc... Que conste que no le quito importancia a estos factores, que en su medida la tienen, aunque no tanta como se cree. Yo voy más allá. El caso de Roca Rey es el claro ejemplo de cómo llegar a ser figura del toreo.
El pensamiento de Roca Rey desde que se enfundó por primera vez el traje de luces fue claro y diáfano: aquí hay que lograr llegar a ser figura del toreo. ¿Cómo? Apostando fuerte. Muy fuerte. Extremadamente fuerte. A pesar de que el peaje sea duro, como de hecho lo está siendo.
Y es que cuando uno tiene las ideas tan claras no hay tu tía. Cuando uno sale a querer ser figura del toreo no hay medias tintas. O se está o no se está. Y el camino es sólo uno: jugarse la vida y arrollar cada tarde. Esa es la actitud de los que han llegado a figuras del toreo. Y es que cuando uno quiere llegar a lo más alto y lo da todo cada tarde sólo hay dos posibles soluciones: o un toro te quita de en medio o te pones en figura del toreo para los restos. Así de sencillo.
Roca Rey se encuentra ahora mismo en esa tesitura: o un toro le quita de en medio o se coloca en la cumbre y ya no se baja por los siglos de los siglos. De momento su disposición cada tarde, su claridad de ideas y su arrojo y valor le están proporcionando triunfos pero también brutales porrazos y cornadas. Este año es el año clave: o un toro lo borra del mapa o se consolida como figura del toreo. Veremos.
Te puede gustar más o menos el toreo de Roca Rey. Puedes preferir otros toreros de otro corte. Todo es respetable. Pero con la actitud no se negocia, y para ponerse arriba hace falta actitud de querer ser, de querer llegar. De querer dejarse la vida si es preciso para conseguirlo. De tirar la moneda y que sea lo que Dios quiera. Estoy convencido de que si más chavales hubieran tenido la decisión y la actitud del torero peruano a lo largo de estos años, a buen seguro que hoy en día tendríamos en el escalafón de matadores cuatro o cinco figuras del toreo más de las que tenemos. Pero como digo, el camino hasta llegar arriba no es fácil. Sobra decir que es duro y muy incierto.
Se trata de apostar. De jugar a la ruleta rusa. Pero todo el mundo no está dispuesto a ello...

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