domingo, 19 de febrero de 2017

Los bombos...

Tercera parte de mis sueños taurómacos utópicos: los bombos. No, no son los de Manolo, ese ilustre aficionado al fútbol valenciano que ameniza los partidos de la Selección Española y del equipo de su ciudad a base de mamporrazos de bombo bien audibles. Evidentemente me refiero a otra cosa.
Hablo de la confección de los carteles de las ferias importantes. El aficionado siempre se está quejando de la confección de los carteles. Que si las figuras sólo se acartelan con las figuras, que si los toreros de segunda fila no pueden entrar en los carteles de postín, que si las ganaderías que matan unos y otros son siempre las mismas, etc. Todo nos parece mal. Todo nos parece siempre lo mismo. La monotonía nos vence a la hora de acudir a una plaza de toros porque básicamente siempre se repite la misma historia.
Pero eso tendría una fácil solución. Solución que por otra parte es utópica pero no imposible. ¿Que cuál es? Muy sencillo. Un sorteo al más puro estilo Copa del Rey o Champions League. Una feria equis. Tres señores. Un Notario que dé fe. La prensa convocada para tal evento. Tres bombos. En uno bolitas con el nombre de los toreros. En otro bolitas con el nombre de las ganaderías. En el tercero bolitas con los días de toros de la feria en cuestión. Fácil procedimiento: se saca la bolita del día a celebrar la corrida. A continuación tres bolitas -o dos si es mano a mano-, de toreros los cuales van a actuar ese día. Por último se saca la bolita de la ganadería. Asunto zanjado. Ya tenemos un cartel justo. Y que conste que no soy intransigente en el orden de salida de las bolitas. Si alguien quiere sacar antes la de la ganadería o la de los toreros no hay problema. El orden de los factores no altera el producto. Ni qué decir tiene que dicho sorteo sería extensible a las novilladas y corridas de rejones.
Y ahora me diréis: ¿Y qué toreros y ganaderías se incluyen en dichos bombos? ¿Todos los del escalafón? Evidentemente no. Yo particularmente incluiría a los cincuenta primeros del escalafón y a un número similar de ganaderías. En una feria larga como puede ser Madrid, no incluiría a un torero más de una tarde. Con las novilladas y corridas de rejones ídem de lo mismo.
¿Utopía? Seguro. ¿Tauromaquia de lo absurdo? Pues también. ¿Que esto no se va a hacer nunca? Por supuesto. Pero aún así no estaría mal que a algún que otro empresario se le iluminara la bombilla y aunque no desarrollara esta idea tal cual sí que al menos se le aproximara. Y es que un mamporrazo en Madrid como los que pega Manolo el del bombo en los campos de fútbol lo puede pegar cualquier torero preparado, sea el líder del escalafón o haya toreado sólo dos corridas en una temporada.
Repito que esta es otra de mis muchas utopías. Y repito que cualquier parecido con la realidad siempre será pura coincidencia

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