martes, 11 de diciembre de 2012

Mini-relato para Clarín 2012. "Señorito"



“Señorito”

Las arrugas surcaban desde hacía tiempo el rostro de aquel viejo ganadero del norte. Sentado sobre una piedra, perdido en mitad de su dehesa, lloraba el final de lo que había sido su vida: su ganadería. La mala situación económica le habian hecho abandonar. Sólo una corrida por delante en plaza de máxima categoría y todo habría terminado. En el horizonte una única ilusión: aquel becerro codicioso que había visto nacer y que ahora tenía cinco años estaba ya embarcado rumbo a aquella tarde con olor a despedida. “Señorito” podía devolverle todo lo que ya había perdido. No podía fallarle. Verónicas, chicuelinas, gaoneras, tres puyazos. Quería más. Tres pares apretando. Treinta muletazos. Entrega, bravura, fijeza. Delirio, pañuelo naranja, indulto. Lágrimas. Horas después, en la misma piedra de su dehesa, bajo las estrellas de la noche, todo volvía a empezar.

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