lunes, 17 de diciembre de 2012

El Juli huye de Valencia, Sevilla y Madrid...

No me voy a extender demasiado en este tema porque no merece la pena y porque supongo que todos los buenos aficionados ya lo saben. El Juli ha dicho que este año no toreará en Valencia en Marzo, en Sevilla y en Madrid. Parece ser que sí irá a Valencia en Julio, a Pamplona y a Bilbao. ¿Las razones? Sólo él lo sabe. Todo apunta a que no quiere televisión ni en pintura y desde el año pasado anda peleado con el mundo, contra todo y contra todos los que no opinan como él y su apoderado. Después del fracaso del G10, en el que él portaba la bandera de lider, se ha encerrado en sí mismo y no da el brazo a torcer. Poco a poco se han ido bajando los toreros del G10 del tren que él condujo el pasado año y que al final se estrelló con él sólo dentro. Esto le ha debido de doler y de esos barros vienen estos lodos. Su ausencia de Madrid si cabe aún es más grave puesto que el primer torero al que llamó allá por octubre la empresa Taurodelta fue a él y, tras varios meses de indecisiones, él y su apoderado le dieron plantón el otro día a los empresarios de Madrid, con los que habían quedado para hablar de su contratación. Hay quien dice que todo ha sido una venganza contra la empresa y la televisión por el mal trato que según el círculo del torero se le dió el año pasado. Puede ser. Lo que está claro es que los Choperitas le han tendido la mano este año y él no la ha querido estrechar. Para San Isidro 2013 se le ha llegado a ofrecer lo que él hubiera querido. Pero al final se ha excusado en que va a hacer una temporada más bien corta que quiere empezar allá para el mes de Julio, aunque curiosamente ya tiene una corrida contratada para la feria de Olivenza, que suele ser para primeros de Marzo. Algo no cuadra aquí. Si no se trata de una venganza contra los empresarios de Madrid, también podría ser una forma de imitar a su amigo José Tomás, creyendo que si torea menos y en ocasiones contadas, la expectación se va a desbordar y va a ser un acontecimiento. Pero lamentablemente El Juli no es José Tomás y lo que consigue el torero de Galapagar no lo va a conseguir Julián, básicamente porque no crea tanta expectación ni tantos deseos de verle torear como pasa con José Tomás. Ni de lejos. Sinceramente pienso que es mejor que el Juli no vaya a Valencia, Sevilla y Madrid, porque para ir a matar esas corridas que mata, mejor que se quede en su casa. Si va a las ferias de relumbrón hay que ir con todas las de la ley. Y al menos a Madrid hay que ir con el toro de verdad, no con el toro chico y agradable que mata en las ferias donde va. Así que mejor que El Juli haga lo que hace su amigo José Tomás: torear en plazas de segunda categoría y con corridas cómodas, que para el toro de verdad ya hay toreros de sobra. Incluso figuras. Esta es época de gestas, de reivindicarse, de pegar puñetazos en la mesa. Talavante va a matar seis victorinos en Madrid. Manzanares se va a encerrar con otros seis (dos de Cuvillo, dos de Juan Pedro y dos de Garcigrande, ya veremos qué seis) en Sevilla. Castella, Perera, Castaño y un largo etcétera harán gestas a lo largo de la temporada para levantar la fiesta y evitar su caída en picado a tenor de los últimos acontecimientos. Pero El Juli no. Él pasa de gestas. Él que tanto defiende la fiesta y que se ha autoproclamó lider de un grupo de salvadores de la tauromaquia ahora resulta que se esconde y no da la cara. Mal Julián. Los toreros siempre han hecho gestas cuando les han venido mal dadas. Las verdaderas figuras del toreo a lo largo de la historia han dado la cara en todas las plazas, en las más importantes y en las menos, con el toro duro y con el cómodo, con ganaderías encastadas y con las dulces. Y si no ahí tenemos el ejemplo de Joselito, que tras pelearse con los Lozano en 1993 y verse fuera de San Isidro, pidió a la Comunidad de Madrid matar él solo seis toros de distintas ganaderías sin cobrar un duro en la corrida de la Beneficencia (corrida que no organiza la empresa). La Comunidad dijo que sí y Joselito aquella tarde pegó un auténtico puñetazo en la mesa, reivindicándose como una auténtica una figura del toreo. Cada torero es un mundo y hace y deshace lo que quiere, que para eso es él el que se juega la vida. Hasta ahí de acuerdo. Pero en la conciencia de cada uno está el actuar como se debe o el dejarse llevar por el rencor y/o la comodidad. Algo me dice que muy pocas personas van a echar de menos a El Juli este año en Madrid. Es una corazonada. Veremos qué ocurre.

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