viernes, 23 de noviembre de 2012

Quito y su no a los toros...

Hace unos días saltaba a la prensa que se suspendía la Feria Jesús del Gran Poder de Quito 2012. Sáncho Dávila, representante de la empresa Citotusa en España que organiza los festejos en la capital ecuatoriana, alegaba que la causa de esta repentina suspensión era el creciente ambiente negativo que está habiendo hacia los toros en aquellas tierras. Según el representante antes mencionado, la feria se suspendía básicamente para evitar conflictos y enfrentamientos no deseados entre la sociedad quiteña. Aparte, este año no se habían cubierto las expectativas en cuanto a ventas de abonos y entradas, cosa que según ellos ya había pasado el año anterior y que por tanto la feria se hacía inviable económicamente. Otras voces, como la del Presidente Correa han querido ir más allá y ver en todo esto un tema político alegando que Citotusa está ligada al partido de la oposición y ante las inminentes elecciones generales que se van a celebrar en Ecuador, la finalidad de dicha empresa habría sido cabrear a la gente dejándola sin toros para que se volviera en contra del Presidente de Ecuador y así facilitar que perdiera las elecciones. Delirios y alucinaciones aparte, en el mes de mayo de 2011, dicho Presidente, Rafael Vicente Correa, propuso un referéndum democrático en el pais para que cada Cantón, el equivalente a cada entidad territorial o municipios aquí en España, decidiera si querían que las corridas de toros fueran con la muerte del animal en el ruedo o sin ella. En todos los Cantones excepto en el de Quito ganó que se matara al toro en el ruedo. En Quito en concreto, como digo, ganó el no y así se organizó la pasada feria del 2011. Casi al mismo tiempo de salir el resultado del referéndum del año pasado y su posterior ley reformatoria a la ordenanza taurina del dia 15 de septiembre de 2011, algunas figuras del toreo españolas dijeron que no irian a torear a una feria en la que se había mutilado una parte importante de la fiesta. Por suerte no todos los toreros pensaron así y algunos de ellos sí que fueron, no sin llevarse un aluvión de críticas a su decisión por parte de los taurinos (toreros, apoderados, ganaderos y aficionados) más "puristas". La ausencia de las principales figuras del toreo el año pasado en Quito hizo que la taquilla se resintiera considerablemente y la feria fue un fracaso. Esa fue la auténtica causa de que la gente no fuera a los toros el pasado año en Quito, no el que no se matara ya el toro en la arena y sí en los corrales de la plaza. Eso y la crisis económica que allí también existe y en gran medida. No nos engañemos. La gente no va a los toros porque no le gustan los carteles o porque no hay un duro para gastarlo en un capricho como es ir a los toros. No porque se haya quitado la suerte suprema de la fiesta. Durante estos días he oído a multitud de periodistas puristas hacer metáforas muy bonitas en el tono de "al enfermo le cortaron una pierna y se ha terminado desangrando". Que bonito. O afirmaciones tales como "la fiesta empezó a enfermar el año pasado en Quito y como no se la ha curado ha terminado muriendo". Muy romántico también. Pero no es la realidad. A toda esa legión de entendidos en toros que abunda en nuestro pais yo les haría una pregunta: "¿Qué prefieren ustedes? ¿Qué haya toros o que no los haya? ¿Que en Quito se den corridas o que no se den? Me considero aficionado a los toros desde que tengo uso de razón, pero a la vez respeto las decisiones que tomen en cualquier aspecto de la vida siempre y cuando se hagan de forma democrática. En Ecuador, ese referéndum del 7 de mayo de 2011 fue democrático y los ecuatorianos decidieron libremente que en Quito no hubiera muerte del toro en la plaza. Casualmente fue el único cantón donde se dio este resultado, ya que en los demás sí que ganó que el toro muriera a estoque en la plaza. Visto desde un plano realista, lo de que el toro no muera en el ruedo puede resultar un sinsentido, ya que el toro muere minutos después apuntillado en los corrales de la misma plaza. Pero si los quiteños prefieren no ver la agonía del toro en la arena hemos de aceptarlo porque así lo han decidido. Y yo lo respeto. Otra cosa es lo que ha pasado en Barcelona, donde los toros se han prohibido por una órden política dictatorial sin tener en consideración a la sociedad catalana. En eso no estoy de acuerdo porque básicamente fue una imposición de cuatro políticos nacionalistas que querían expulsar de sus tierras algo tan español como es la fiesta de los toros. Pero del tema de Cataluña no voy a hablar porque ya está todo dicho. Las personas debemos ser autocríticas con nosotros mismos y con la sociedad en la que vivimos y el mundo del toro debe comprender que los tiempos evolucionan y que la cultura actual ha cambiado con respecto a ciertas cosas. Vivimos en el siglo veintiuno y ello tiene sus consecuencias en todos los sentidos. El mundo de los toros debe adaptarse a los tiempos que corren, nos guste o no. Me considero purista como el que más, pero también abierto de mente y moldeable a la actualidad. Yo prefiero que el toro muera a estoque en la plaza porque en la tradición taurina así ha sido siempre, pero si hay una mayoría que no lo prefiere lo tenemos que respetar. Lo que tengo claro es que lo que sí prefiero es que haya corridas de toros a que no las haya y si eso implica que se elimine la suerte suprema donde no se quiera por mayoría y democráticamente, pues que se elimine. Algunos puristas se sentirán ofendidos por mi opinión pero creo que en los tiempos que corren no nos queda otra que adaptarnos al momento que vivimos y a la forma de pensar de las personas en la actualidad, teniendo siempre presente que no estamos en el siglo dieciocho o diecinueve. Ni siquiera incluso en el veinte. En el caso de Quito lo tengo claro. El año pasado la gente no fue a los toros allí porque muchas figuras españolas se negaron a ir a torear al saber que no se podía matar el toro en la plaza. La feria fue un fracaso en todos los sentidos porque faltaba atractivo en los carteles y este año ha pasado más de lo mismo. Esas figuras que no fueron el año pasado tampoco iban a ir este año y entre eso y la crisis, la gente no ha acudido a sacar sus abonos y entradas para la feria. Mi opinión no es que los espectadores hayan rehusado a ir a los toros porque no se mate a los animales en la arena. Eso, estoy seguro, lo piensa una minoría. Y aquí en España igual. El verdadero aficionado prefiere siempre que haya toros a que no haya, o al menos yo pienso así. En consecuencia, le diría a las figuras que lo que deben hacer es apoyar la fiesta e ir a las ferias aunque la gente, democráticamente y por mayoría prefiera que el toro no muera en el redondel. Como no hay solución es si no hay toros. Y si no los hay en un sitio, la corriente del rio de la imitación hará su trabajo y acabará no habiendo en ninguno.Cuidado con las modas que son peligrosas y suelen arrastrar a la sociedad que no piensa, porque al fin y al cabo todos somos animales gregarios a los que se nos manipula como si de un rebaño de ovejas se tratara. Y si unos dicen que todos para acá, pues todos para acá. Si hay toros, aun sin suerte suprema, siempre podremos admirar la belleza de un animal bravo y único en una plaza luchando por su vida y defendiéndola a capa y espada, nunca mejor dicho. Porque la fiesta de los toros es eso: ver un toro en la arena de un redondel demostrando su bravura o mansedumbre. Mal por lo tanto por esas figuras que al mínimo cambio en sus esquemas se niegan en rotundo a todo y no sólo eso, sino que critican a quien no piensa como ellos. Toreros como Enrique Ponce, Fandi, Fandiño, Castella o Pablo Hermoso de Mendoza son de los pocos que se han atrevido a dar el paso e ir a Quito a pesar de la nueva normativa. Y lo han hecho, no sin pocas críticas en su contra, porque han manifestado que prefieren que haya toros a que no los haya. Y yo desde aquí les apoyo. Con esto se ha demostrado una vez más que el mundo de los toros lleva mucho tiempo dividido y que somos nosotros mismos los que estamos ayudando a que esto desaparezca algún día no muy lejano. Los mismos taurinos se están cargando el toro íntegro, el espectáculo y de un tiempo a esta parte, las ferias. Lamentable y muy triste a la vez. Vuelvo a repetir que prefiero que el toro muera a estoque en la plaza pero no por ello me cierro en banda y no veo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Los tiempos están cambiando y alomejor hemos de plantearnos que a la gente de hoy en día no le gusta ver un espectáculo sangriento y violento, más si cabe con toda la corriente de proanimalismo que existe hoy en día y que no existía hace muchos años. Quizá la continuidad de la fiesta en un futuro pase por adaptarnos a los nuevos tiempos aunque los taurinos tengamos que pagar con la pérdida de determinadas tradiciones que han existido siempre. Por mucho que nos duela. Debemos vivir con la mentalidad abierta que impera en nuestro tiempo y no en la tozudez de tiempos pasados. Sólo así todo podrá ser mejor en todos los ámbitos, no sólo en el taurino.

1 comentario:

  1. Interesante artículo y valoro sobremanera su espíritu democrático al reconocer que el pueblo quiteño dijo No a las corridas de toros. solamente una aclaración: El 57 % de los cantones del país le dijeron Sí a la prohibición de matar animales en espectáculos públicos, como lo planteó la pregunta 8 de la consulta popular realizada el pasado 7 de mayo. Mientras que el 42% dijo que No.Según los resultados numéricos del Consejo Nacional Electoral (CNE), 127 de los 221 cantones que tiene el Ecuador no quieren que en su jurisdicción se realicen espectáculos con muerte del animal. Los otros 94 votaron No.

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