lunes, 3 de octubre de 2011

Madrid. Feria de Otoño 2011. La autenticidad de la fiesta...

Ayer concluía la Feria de Otoño de Madrid, una de la últimas del calendario taurino. Y de las más importantes en estas fechas en las que la temporada expira ya sus últimas bocanadas de aire. Han sido cuatro festejos los que se han dado desde el jueves pasado hasta ayer domingo. Y ha habido de todo. El juego de los toros ha sido malo en general. Tan sólo un novillo de Gabriel Rojas el jueves (el sexto), un toro de Puerto de San Lorenzo el viernes (el cuarto), ninguno de Gavira el sábado -entre los cuales hubo tres toros totalmente impresentables por mal tipo y malas hechuras para Madrid-, y dos de Adolfo el domingo que sin ser nada del otro mundo por lo menos se dejaron estar delante (segundo y cuarto). En cuanto a los toreros, cabe destacar la labor de Victor Barrio que cortó una oreja del buen sexto novillo de Gabriel Rojas, demostrando que está ya más que preparado para dar el salto al escalafón de matadores. El Cid, que cortó otra oreja de un buen toro del Puerto, estuvo a la altura y dio algunas tandas al natural sensacionales. Por un momento llegué a pensar que podía perder la batalla con un toro tan exigente. Por suerte no fue así y El Cid demostró una vez más que sigue aquí por algo y que tiene mecha para rato. Ni Perera ni Castella tuvieron opciones. El sábado se me heló la sangre y se me pusieron de corbata durante las dos horas y media que duró la corrida. Iván Fandiño y David Mora se jugaron la vida. Así, literalmente. Se la jugaron sin trampa ni cartón ante una mala y peligrosa corrida de Gavira que completó un igualmente mal sobrero de Lozano hermanos que hizo primero bis. Ambos toreros cobraron de verdad, cada uno se llevó varias volteretas espeluznantes y si no les pasó nada fue porque álguien se entretuvo en obrar milagros sin parar. Tanto uno como otro demostraron que están aquí para quedarse y que tienen condiciones de sobra para ser figuras. Lo del sábado fue el colofón perfecto a una temporada en la que se han revelado como dos toreros que saben torear y que atesoran un valor descomunal. Un valor al servicio de la pureza y del toreo bueno. Dos carreras paralelas desde que ambos matadores coincidían en las tapias de las fincas salmantinas hace diez o doce años. Dos toreros que sin ser nuevos han sido novedad. Dos tíos de los pies a la cabeza que el año que viene irán a todas las ferias porque este año se han partido los muslos en todas las plazas. Lo del sábado fue la demostración de la autenticidad de nuestra fiesta. El hombre y el animal en una lucha por salvar su vida. Una lucha con la muerte que es capaz de convertirse en arte y emoción. Los antis deberían ver tres o cuatro corridas de estas al año. Estoy seguro de que cambiarían de opinión. Aquí no hay mentiras. No hay trampa ni cartón. Esto es lo más auténtico que existe. El resultado es lo de menos. A la oreja que cortó Fandiño en el quinto y a la vuelta al ruedo que dio David Mora en el sexto hay que sumarle tantas cosas más que sería imposible decirlas todas. Yo sólo puedo decir "gracias, torerazos". Ayer domingo se cerró la feria con la de Adolfo. Mala corrida por descastada y peligrosa, con dos toros noblotes que al menos se dejaron estar delante. Bién Rafaelillo que escuchó dos ovaciones fuertes. Estuvo decidido y muy valiente, sobretodo con el primero, un toro peligrosísimo que sembró el caos de salida al colársele de forma espectacular con el capote a Rafaelillo y al coger dramáticamente a su banderillero José Mora al que se quiso comer en el suelo. A pesar del momento tan angustioso que vivimos, Mora sólo se llevó una cornada de 15 cm en el muslo derecho. Nada para lo que podía haber pasado. Antonio Barrera tuvo pocas opciones pero mostró que está en buen momento. Serafín Marín no estuvo en toda la tarde. Le ví desangelado y gris. Con ese regusto amargo de los toros de Adolfo, terminó la Feria de Otoño de Madrid. Una feria que se recordará gracias a dos toreros que hicieron revivir la autenticidad y el porqué de una fiesta tan grande, hermosa y emocionante que todavía mucha gente se empeña en no querer ver.

1 comentario:

  1. La corrida de los "Adolfos" salio como tendrian que salir muchas corridas, es decir: casta, bravura, genio, aparte de bien presentada. Y ya ves, como asi la aficion responde y es lo que pide la aficion, porque una cosa es la aficion y otra el publico...

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