viernes, 9 de diciembre de 2016

La delgada línea...

Entre ser un periodista o un aficionado irracionalmente exigente y ser antitaurino hay una línea muy delgada. Y si no decirme en qué se diferencian dos personas para las que nada de lo que se hace en el ruedo o en los despachos está bien y que encima quieren y desean que la Fiesta se acabe. Porque estoy convencido de que muchos de esos aficionados hipermegaexigentes firmarían mañana mismo para que se acabara esto. Y todo por no ver jamás a los ocho o diez toreros y ganaderos que están ricos y que mandan en esto. Y por supuesto a los empresarios que parten el bacalao y que a todas luces tienen la culpa de todo.
Cuando un periodista taurino o un aficionado se sienta frente al ordenador a escribir la crónica de una corrida está sólo ante el papel digital. Y en esa soledad no hay nadie que le frene. Se siente libre de escribir lo que le dé la gana. Es entonces cuando puede salir lo mejor o lo peor del susodicho porque entre otras cosas va a hablar de otras personas.
Cuando un periodista taurino o un aficionado se sienta frente al ordenador a escribir la crónica de una corrida lo más sencillo es ser subjetivo. Extremista. Dejarse llevar por sus gustos particulares. Por sus amistades con tal o cual ganadero. Con tal o cual torero. Lo fácil en ese caso es descargar toda tu rabia acumulada por tal o cual circunstancia en el torero de turno. Y digo torero porque normalmente estos suelen ser el blanco de todas las críticas habidas y por haber. Rara vez esa rabia se dirige contra un ganadero. Los toreros en general son los que mataron a Manolete.
Estoy cansado de leer que todo está mal. Que todas las ferias han tenido un balance negativo. Que estamos en caída libre. Y estoy cansado de leer todo eso porque es mentira. Por suerte o por desgracia veo muchos espectáculos taurinos. Veo ferias en directo y por televisión y no todo es tan negro como mucha gente se empeña en decir. Es muy rara la ocasión en la que en un espectáculo taurino no veo algo positivo. También negativo, está claro. Pero no me quedo sólo con lo peor. Lo malo lo digo, evidentemente, pero intento hacer crítica constructiva desde el respeto. Quizás sea una cuestión personal. La de ver el vaso medio lleno o medio vacío. Y ahí amigo entras tú y tus circunstancias.
Lo fácil al escribir o al hablar de toros -y de la vida- es ser radical. Negativo. Todo está mal, y como todo está mal lo voy a decir de la peor forma posible. Hay que ser extremista para llamar la atención. Para que quien nos oiga diga: "oh, qué crítico, cuánto sabe de toros". Y es que a las personas que no tienen ningún criterio ni en los toros ni en la vida, lo que les gusta es oír hablar negativamente de todo y si es de forma radical mejor. Para ellos todo está mal. Pero que lo diga otro porque yo no me atrevo.
Qué difícil es ser objetivo en cualquier aspecto de la vida. Y en esto de los toros más todavía. Cuánto nos cuesta reconocer las cosas. Qué pronto nos dejamos llevar por los traumas de la infancia y por los complejos que todos tenemos para atacar al que se ponga por delante. Para desahogarnos del peso que nos corroe día a día. Eso sí, toda esa mierda que tenemos en nuestro interior y que sacamos hacia fuera constantemente cuando nos sentamos a escribir tiene que ir dirigida no a cualquier persona. Esa mierda tiene que ir hacia quienes son más que nosotros. hacia quienes tienen mucho más dinero que nosotros. Hacia quienes hacen lo que nosotros nunca seríamos capaces de hacer: ponerse delante de un toro y jugarse la vida. Porque no te confundas amigo. Ante lo que hacen los ganaderos en el campo y los toreros en la plaza sólo hay dos formas de reaccionar posibles: con admiración o con envidia.
Hay que ser crítico. Exigente. Pero ante todo objetivo. Repito: objetivo. Lo sé. Es lo más difícil. Pero se puede lograr. Si una Feria ha tenido cosas negativas se dice. Pero si ha tenido aspectos positivos se dice también y no pasa nada. Se me viene a la cabeza la recién concluida Feria de Albacete. ¿Ha habido fallos? Sí. ¿Ha habido aciertos? También. ¿Ha habido interés? Por supuesto. Si no la gente no hubiera ido en masa a la plaza día tras día. ¿Que ha bajado el toro los días de la presencia de las figuras del toreo? Sí, como baja en la práctica totalidad de las plazas donde se anuncian. Pero este hecho no es motivo para decir que todo está requetemal y que para esto mejor que no haya nada. Por ese pitón yo al menos no tengo ni uno. Por si acaso, a mí siempre me gusta recordar que cualquier toro, repito, cualquier toro, puede ocasionarle al que se pone delante un amplio abanico de desgracias. 

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