viernes, 12 de junio de 2015

Aquí no hay tontos...

Que no. Que no son tontos. Que los hijos de los principales ganaderos de bravo de nuestro país no son tontos. Y es que ya llevamos tiempo observando que cada vez salen más toros bravos en cualquier ganadería, no sólo en las denominadas "toristas". Sólo así se explica que en la reciente Feria de San Isidro haya habido un cierto cambio de papeles. Me explico. Yo, que me considero un amante a ultranza del toro bravo, he podido ver con incredulidad como casi ninguna de esas ganaderías consideradas duras han funcionado esta Feria en Madrid. Algún que otro toro suelto pero sin terminar de rematar. ¿Por qué? Pues porque el secreto de la bravura no lo tiene nadie en propiedad. Sin embargo, ha habido varias corridas de toros de las llamadas "comerciales" que han dado un gran juego y que han derrochado bravura a raudales. No voy a hablar del toro "Agitador" de Fuente Ymbro, cuyo juego fue sensacional, ni de "Lenguadito" de El Torero, gran toro también, ni siquiera de "Jabatillo" de Alcurrucén, el cual se ha llevado el premio al mejor toro del conjunto de la Feria. Voy a hablar de la corrida de Juan Pedro Domecq y de la de Parladé, que como bien sabéis las dirige el mismo ganadero: Juan Pedro Domecq Morenés. Dos corridas bravas y fieras en su conjunto, una de las cuales nombrada la mejor corrida de la Feria -la de Juan Pedro-. Este hecho debe hacer reflexionar a los aficionados más exigentes, y a aquellos que, por suerte cada vez menos, prejuzgan a tal o cual ganadería por el hierro que lleven sus toros en el lomo. Yo me considero un aficionado muy exigente, siempre lo he sido, y en más de una ocasión he prejuzgado sólo porque una ganadería llevaba tal o cual hierro o era de tal o cual encaste. Pero ese no es el camino y por suerte me di cuenta de ello hace mucho tiempo. A pesar de que mis ganaderías predilectas sean de corte "torista", he de rendirme a la evidencia. Y la evidencia me dice que hoy en día un toro bravo y fiero puede salir en casi cualquier ganadería. Llevo tiempo viendo fiereza y bravura en muchos toros de Victoriano del Río, Juan Pedro Domecq, Parladé, Fuente Ymbro, Núñez del Cuvillo, Alcurrucén, Jandilla o Daniel Ruiz, por poner algunos ejemplos. También veo esa bravura y fiereza en toros de Victorino Martín, Adolfo Martín, Cuadri, Baltasar Ibán, Dolores Aguirre, Cebada gago, Miura... A donde quiero llegar a parar es a la conclusión de que hoy en día casi ningún ganadero es lelo. Y sobre todo, hay una hornada de hijos de ganaderos ilustres que no tienen ni un pelo de tontos. Pero ni uno. A todos esos hijos de ganaderos importantes les gusta el toro bravo y fiero que se quiere comer la muleta. Y no lo digo yo, lo dicen sus toros con lo que hacen en el ruedo. Juan Pedro Domecq hijo -al que cada día admiro más-, los hijos de Victoriano del Río, Adolfo Martín hijo, Victorino hijo, Daniel Ruiz hijo, Los hijos de los Lozano, Justo Hernández, Álvaro Núñez del Cuvillo, Eduardo Miura hijo, Isabel Aguirre, José y Salvador García Cebada, Ricardo Gallardo, Borja Domecq... A todos les gusta el toro bravo de verdad. Todos buscan ese toro que pelée en el caballo y que aguante cincuenta muletazos por abajo. Y lo buscan porque saben que es el único toro posible que hace que esto no se vaya al garete. El toro de hoy en día es el más bravo de todos los tiempos, y lo es porque las exigencias de la Tauromaquia moderna así lo ha pedido. Cada vez se torea más largo y más por abajo. Cada vez se le exige más al toro. Cada vez el aficionado le pide más al toro, y eso sólo se consigue creando un animal bravo de verdad. A lo largo de la historia ha habido ganaderos que han especulado mucho con la bravura. Se me ocurre el tan famoso "toro artista" que puso de moda en su día Juan Pedro Domecq padre, ese toro noble y flojo que seguía la muleta de una forma que aburría a todo el mundo. O ese toro blandito que tanta fama le dio a Daniel Ruiz padre en su debut en Madrid y que siguió criando muchos años a petición de las principales figuras del toreo porque precisamente les encantaba esa embestida insulsa y carente de toda emoción y peligro. Sinceramente creo que esa época ha pasado a la historia y que los hijos de aquellos ganaderos que en su día especularon con la bravura tienen otra idea en la cabeza de lo que es un toro bravo. Como digo, no son tontos y saben que el único toro posible que esté a la altura de las exigencias del poderoso toreo que se hace hoy en día y que además divierta al público y no aburra, es el toro bravo y fiero. ¿Alguien se imagina a un Juli, a un Perera, Talavante o Castella con un toro insulso? Ese toro les quitaría más que les daría. De largo además. El toro es la base de la Fiesta y si además es bravo y fiero todo tiene más importancia. El torero con ese tipo de toro sí que es un héroe. El torero con ese tipo de toro brilla mucho más. Lo único que le faltaría a nuestra maltrecha y discutida Fiesta hoy en día sería una sucesión contínua día sí día también de toros extremandamente nobles, mansos y flojos. Las plazas se vaciarían en un santiamén y esto moriría de inanición. Por desgracia, Morante no hay más que uno para ver algo con ese tipo de animal. Por tanto, creo que casi todos los ganaderos están en el mismo barco. O al menos la excelente generación de nuevos ganaderos que están tomando las riendas de las más importantes ganaderías de nuestro país. Como digo, no son tontos. Y es que la necesidad al final siempre se convierte en virtud...

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