viernes, 14 de marzo de 2014

Los del autobús...

Dijo Jesulín de Ubrique hace mucho tiempo que los aficionados de verdad a los toros que se daban cita tarde tras tarde en una plaza cabían en un autobús. Cierto. Muy cierto. Jesulín, ese torero que nunca me gustó pero del que siempre reconocí su temple con los toros, decía una verdad como una catedral. Nos guste o no, el noventa por ciento de los espectadores que acuden a las plazas no saben de toros. Tan sólo el diez por ciento restante es el que pone algo de criterio y cordura a lo que pasa en el ruedo. Y esto no pasa sólo en los pueblos. Yo lo he visto en plazas de primerísimo nivel como Valencia, Sevilla o el mismo Madrid. Lamentable. Pero lo peor no es eso. Lo absolutamente nefasto es que a los que nos atrevemos a opinar de modo distinto a lo que piensa esa mayoría de "publico" que acude a la plaza se nos llama talibanes, reventadores o antitaurinos. Así está el patio. Por desgracia, no se puede pensar ni opinar en contra del abundante público festivo que acude cada día en masa a la plaza porque te marginan y desprecian como si fueras una cucaracha repugnante. Y si se te ocurre meterte con la figura de turno apaga y vámonos. Ahí es cuando vienen los insultos y las amenazas. Es curioso. Cuando Iniesta, Casillas, Ronaldo o Messi juegan mal se dice y punto. Y no pasa nada. Pero cuando una figura del toreo está mal no se puede decir sin que te caiga alguna ostia, con perdón. Y te aseguro que estas caen desde los más variados lugares. Algunos incluso me sorprenden, cosa que es difícil en mí. Pero volvamos al tema principal, esto es, los talibanes y el público general. Estoy convencidísimo de que los empresarios hoy en día hacen las ferias para el público y no para el aficionado. Al empresario le importa tres narices el verdadero aficionado. Ellos lo que quieren es llenar las plazas como sea y para ello tienen que repetir hasta la saciedad a los mismos toreros con las mismas ganaderías en los mismos carteles. El público en general conoce a tres o cuatro toreros nada más. Es triste pero es así, y en base a esos tres o cuatro toreros se montan la mayoría de las ferias. Cada vez se abren menos los carteles a otros toreros. Cada vez hay menos variedad de encastes. Cada vez esto es más pobre. Me parece espantoso que la mayoría de los empresarios piensen que los toros son una fiesta donde por narices hay que ir a divertirse sí o sí. La Fiesta no es diversión ni jolgorio a toda costa. La Fiesta no es ir a merendar ni a pegar olés baratos. La Fiesta es miedo, riesgo y emoción. La Fiesta es ver torear bello y bien pero sometiendo primero al toro bravo y encastado, no al bobo ni al manso ni al soso. La Fiesta es el enfrentamiento de un torero con la misma muerte. Entiéndanlo señores empresarios. Entiendan de una vez la esencia de lo que tienen entre sus manos. Demuestren que son tan buenos aficionados como hacen creer que son, aunque algunos lo dudemos en más de una ocasión. No es tan difícil. Tan sólo hay que despojarse un poco del interés económico y apostar verdaderamente por la Fiesta. Yo por si acaso seguiré con mi carnet de talibán, porque será la única manera de seguir diciendo la verdad, mí verdad. Sólo espero que el Jesulín de turno no nos mande a la Guardia Civil para detener el autobús, porque de ser así terminaríamos más de uno en la cárcel seguro. Y con cadena perpetua. Y aún no sería muy grave del todo, ya que si por otros fuera, el autobús acabaría en el río o envuelto en llamas. Como que hay día y noche...

3 comentarios:

  1. Hagame un hueco en el autobus que me apunto de ya.
    Un saludo.
    Kaparra

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  2. Ya ni un autobús un microbus diria yo. La última vez que vi un indulto en una plaza la única persona que lo protestó en el tendido era yo, no veas la cara del personal, con lo bien que se lo estaban pasando y yo diciendo que no era de indulto.

    Saludos!

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  3. Gracias a ambos por escribir. Pues sí amigos. Desgraciadamente cada día quedamos menos aficionados. Es triste que se equipare este espectáculo con otros mucho más vulgares como el fútbol, con todos mis respetos. Un saludo y muchas gracias.

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