Vaya por
delante que no estoy en contra de ellas. Yo mismo en mis años mozos fui alumno
de dos de ellas y algo sé de ello. Poco, pero algo sé. Es por ello que creo que
las Escuelas Taurinas tienen sus aspectos positivos pero también hay alguno que
otro negativo.
Evidentemente
que las Escuelas son un filón de valores y educación para la vida cotidiana de
tantos y tantos chavales que no tienen otro sueño en la vida más que ser
toreros. Muchos de esos chavales van a encontrar ahí la educación y los valores
que por diversas circunstancias no van a encontrar ni en sus casas ni en sus
centros educativos.
Las Escuelas
Taurinas han quitado a muchos de esos chavales de las capeas nocturnas, del
carretera y manta con el atillo al hombro, del pasar hambre por esos pueblos de
Dios en busca de una vaca vieja y toreada a la que dar cuatro muletazos mal
dados sin menoscabo de perder la vida en ello. La Escuela les ha enseñado una
técnica de torear que de otra manera habría sido muy difícil de conseguir a no
ser que hubiera sido a base de porrazos y volteretas tal y como ocurría con los
maletillas de antaño.
No obstante,
generalmente en las Escuelas Taurinas no se deja rienda suelta a la
personalidad de cada aspirante a torero. Muchas de ellas se basan en un tipo de
torero y de toreo y "fabrican" futuros toreros hechos con el mismo
molde, lo cual es un grave error. Una cosa es enseñar la técnica y otra
cercenar la personalidad torera de un chaval para que interprete el toreo como
el profesor o la filosofía de la Escuela quieran que lo haga. Y es que en ese
sentido los toreros antiguos que no se formaron en las Escuelas de Tauromaquia
le han tenido siempre ganada la partida a los actuales o futuribles toreros. La
personalidad es algo que se lleva muy dentro, y aquellos toreros la plasmaban
en su toreo sin nadie que les dijera que toreaban muy "tiesos" o que
la mano que no torea había que ponerla aquí o allí.
Echo de
menos hoy en día algún torero que no se haya forjado en una Escuela Taurina.
Echo de menos algún que otro heterodoxo del toreo porque eso es necesario para
que la Fiesta cobre interés. Me aburre tanta ortodoxia. Hacen falta toreros que
se salgan de la norma, tanto si interpretan el tremendismo más absoluto como el
más refinado concepto artístico de la Tauromaquia. Luego cada aficionado tendrá
sus gustos e irá a ver a uno o a otros, pero de lo que no tengo duda es de que
la Tauromaquia ganaría muchos enteros.
Debemos
volver a la variedad de toreros de hace 50 años. Múltiples personalidades en el
panorama taurino. Riqueza. Libertad de personalidad. Nada de normas sobre cómo
interpretar el Toreo. ¿Utopía? Sí. Por supuesto. Y es que como digo siempre y
vuelvo a repetir por enésima vez, sobre lo escrito ahí arriba, cualquier
parecido con la realidad es pura coincidencia.
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