Parto de la
base de que estoy en contra de las ayudas municipales a cualquier tipo de
evento social. Creo en la independencia de las cosas y en la fuerza o no fuerza
que pueda tener un acto para atraer al público. Siempre he pensado que ese es
el auténtico termómetro del interés general hacia algo en concreto.
A los
taurinos se nos llena la boca de decir que la Tauromaquia no recibe
subvenciones. Que no recibimos un euro para organizar festejos taurinos. Que
vamos por el desierto solos y sin cantimplora. Parece que esa es la mejor forma
de convencer a los antitaurinos de que con su dinero -y con el nuestro-, no
pagamos un espectáculo que hoy en día pasa sin duda por uno de sus peores
momentos. Nos gusta más decir que la Tauromaquia genera un montón de ingresos
económicos a las arcas estatales en concepto de IVA y Seguridad Social. Eso por
no citar la cantidad de puestos de trabajo relacionados directa o
indirectamente con la Fiesta y el mantenimiento de un inmenso patrimonio
natural como es la dehesa. Eso sí es cierto como que hoy hace un frío que pela.
Lo otro no tanto...
No podemos
decir que somos autosuficientes y que no necesitamos dinero de las
administraciones estatales o municipales cuando todos los que estamos un poco
metidos en esto sabemos sobradamente que lo primero que hace un empresario
cuando quiere gestionar una determinada plaza es preguntar cuánto dinero le va
a dar el Ayuntamiento en cuestión para la celebración de X espectáculos
taurinos. Tal cual. Y eso no es todo. Si dicha empresa considera que el Ayuntamiento
en cuestión no le da suficiente dinero se va con la música a otra parte. Eso no
es así señores. Esa no es la manera de actuar. Y si actúan así luego no digan
que somos autosuficientes y que la Tauromaquia no pide ni recibe un euro de
ningún tipo de arca pública.
Seamos
autosuficientes de verdad. Mantengámonos por nosotros mismos. Señores
empresarios. Comisiones taurinas: hagan carteles atractivos y pongan precios al
alcance de todos en cualquier sitio y verán como el público responde y llena
las plazas. Y si aun así la gente no acude empecemos entonces a pensar que
realmente tenemos un problema. Pero hasta entonces no. No tiremos la piedra y
escondamos la mano. No pidamos con la boca pequeña y con la grande digamos que
no hemos pedido nada. Eso sí: si no hay dinero público para los toros que
tampoco lo haya para organizar conciertos u otro tipo de actividad cultural
equiparable a los festejos taurinos. Porque estos, querido antitaurino, son
otra más de las muchas manifestaciones culturales que hay en nuestro país. Les
guste más o menos. Que el Ayuntamiento o la empresa en cuestión trabaje por
ofrecer espectáculos atractivos a precios aceptables. Ya entonces que sea la
gente la que elija qué quiere y qué no quiere ver.
Y para que
todo fuera perfecto, sólo faltaría que el artista en cuestión -sea del tipo que
sea-, cobrara según el interés que genera. Pero esto ya es más utópico y
necesitaría de un nuevo y peliagudo artículo seguro no exento de polémica. Y es
que uno a veces se aburre y le gusta pensar en imposibles...
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