viernes, 1 de junio de 2012

Madrid, Feria de San Isidro 2012. 21ª Y 22ª de feria.

Monumental de las Ventas. Miércoles, 30 de mayo de 2012. Tres cuartos de entrada. Toros de Carriquiri, casi todos cinqueños, desiguales dentro de la seriedad, el frenado 3º más lavado; mansos y parados; el 1º de marcada querencia en chiqueros; el 2º, tundido en el caballo, quiso sacar buen aire en la muleta; tremebundo el viejo 5º, que se rajó pronto; hondo y enorme el 6º de alegre juego en el caballo, noblón y con la duración contada en la muleta.


Frascuelo, de marfil y oro. Estocada corta atravesada y delantera (silencio). En el cuarto, media estocada habilidosa (silencio).

Ignacio Garibay, de tostado y oro. Cuatro pinchazos y estocada (silencio). En el quinto, estocada desprendida. Aviso (silencio

Javier Castaño, de azul marino y oro. Estocada tendiday descabello (ovación). En el sexto, media estocada tendida y descabello (vuelta al ruedo).



Monumental de las Ventas. Jueves, 31 de mayo de 2012. Tres cuartos de entrada. Toros de José Escolar, muy desiguales de seriedad y trapío, una escalera; escurrido y con cara el infumable y gazapón 1º; manso y navajero el veleto y estrecho 2º; a la defensiva el chico 3º; serio el cambiante y mirón el asaltillado 4º, de alguna opción por el izquierdo; terrorífico el uro 5º; largo y alto el amagado 6º; de geniuda mansedumbre todos.


López Chaves, de grosella y oro. Media estocada desprendida y atravesada y dos descabellos (silencio). En el cuarto, bajonazo (silencio).

Fernando Robleño, de tabaco y oro. Estocada baja. Aviso (saludos). En el quinto, estocada atravesada y dos descabellos (ovación).

José María Lázaro, de rioja y oro. Tres pinchazos y estocada (silencio). En el sexto, media estocada y dos descabellos (silencio).

El miércoles se lidió una mansa corrida de Carriquiri que sólo tuvo dos toros con buena condición hasta que se acabaron. Al segundo de la tarde, noble y claro por ambos pitones se le castigó demasiado en el caballo. Prácticamente el toro murió ahí. Cuando llegó a la muleta, el pobre animal no podía con su alma y poco a poco se fue apagando como una vela. Se ve que Garibay venía avisado y, acordándose de la dura corrida de Partido de Resina que le tocó lidiar el año pasado y de la que cobró fuerte, se curó de espanto y por si acaso le dió duro en el caballo. El otro toro que ofreció alguna posibilidad fue el sexto, noble y con movilidad. Castaño lo puso lejos al caballo en varias ocasiones y aunque la pelea no fuese de bravo puesto que no se empleó demasiado, el espectáculo de ver al toro galopar de lejos mereció la pena. Con este sexto y con el tercero Castaño estuvo cumbre. Javier atraviesa sin duda alguna su mejor momento como matador de toros. Y no exagero al decir que es uno de los toreros que en mejor forma está de todo el escalafón. Andó toda la tarde seguro, templado, valiente, asentado... En fín, que me encantó con sus dos toros pese a que el tercero no valía un duro y el sexto no era nada del otro mundo. A este incluso le tenía la oreja cortada y no mató bien. A los dos los exprimió al máximo. Es más, les sacó lo que no tenían. De lo mejorcito que he visto en la feria. Frascuelo dejó algunos detalles de su inmensa torería pero no pudo hacer nada más que eso: detalles. Enfrente tuvo dos enemigos mansos al cien por cien. Garibay tampoco tuvo un buen lote, pero bien es cierto que él tampoco anduvo muy dispuesto que digamos. Ayer jueves se lidió una mala y peligrosa corrida de José Escolar. Todos los años voy como mínimo una vez a Madrid para presenciar alguna corrida. Y como me considero más torista que torerista, siempre voy a alguna de las consideradas duras. Ayer aproveché la fiesta regional en Castilla La Mancha para irme bien temprano y disfrutar de un gran día de toros. Y en cierta forma lo fue. Por la mañana fui al sorteo y apartado de los toros de Escolar y pude observar detenidamente los animales que se iban a lidiar por la tarde. Ahí ya hubo cuatro toros que no me gustaron un pelo por lo orientados y vivos que se les veía. Por la tarde y sentado ya en la fila 8 del tendido bajo del 4 pude confirmar mis sospechas. Excepto el cuarto de la tarde, que se dejó un poco por el lado izquierdo, todos fueron un dechado de mansedumbre y peligro. Inciertos, probones, mirones, huidizos..., vamos, un regalito de corrida. Algunos como el quinto, segundo del lote de Robleño fue de los toros con más peligro que he visto en mi vida. El muy cabrón no tenía ni media embestida por ningún pitón. Se revolvía raudo a por el torero, se colaba por los dos pitones. Una prenda. Una alimaña de pitón a rabo. Fernándo Robleño, que fue quien tuvo la "suerte" de enfrentarse a él hizo lo que pudo. Más de lo que se merecía el toro. Sus dos animales fueron infumables por mansos y peligrosos. La corrida, que fue bastante desigual de presentación, adoleció de casta y sacó genio en muchos momentos. Genio del malo. Encima al pobre Robleño le tocaron los dos toros con más leña de la corrida. Mucha cara y muchos pitones pero nada más. Dignísimo Robleño. López Chaves no tuvo su tarde. Con el primero nada pudo hacer dada la mala condición del animal pero el cuarto era para tirar la moneda y él no la tiró. El toro tuvo un pitón izquierdo medio potable y mucha bravura. Pero duró poco. Tan poco que cuando López Chaves se dio cuenta, ya no había nada que hacer. Tampoco él puso mucho empeño. Puedo entender que el público ovacionase en el arrastre a ese cuarto. Pero no al primero. Si te cabreas con el torero hay que chillarle al torero, no aplaudir al toro en el arrastre por muy malo que sea y en señal de venganza contra el matador. Pero Madrid y en particular el "siete" es así. José María Lázaro se debió preguntar varias veces durante la tarde qué hacía él allí entre esos animales. Él es un torero de corte artista pero cuando el ambre aprieta nos comemos hasta un trozo de pan duro como el cemento. No tuvo suerte con su lote y tan sólo pudo dejar una digna tandita por el pitón derecho al cuarto. A la conclusión de la corrida tuve la suerte de participar en un coloquio en la carpa anexa a la plaza de toros situada frente al patio de caballos. En dicha carpa, denominada "Espacio Arte y Cultura" se dieron cita Fernándo Sánchez Dragó y los músicos Andrés Calamaro y Jaime Urrutia. Fue un gusto comentar con ellos la acualidad de la Feria de San Isidro y el devenir de la fiesta. La verdad es que fue un coloquio entretenido no exento en algunos momentos de chispazos de un humor que viniendo de estos artistas sólo puede ser inteligente. Tras el coloquio, charlé otro rato con ellos y amablemente nos hicimos unas fotos que pronto publicaré en mi blog. Mereció la pena, la verdad.









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